¿Qué es el KfW y cuáles son sus actividades en México?
El grupo KfW es un organismo alemán que apoya el desarrollo de los países y de las empresas alemanas exportadoras. Su mandato lo realiza mediante tres divisiones. La Sociedad de Desarrollo Alemana (DEG), el Banco de Financiamiento para Proyectos de Exportación (IPEX) y el Banco de Crédito para la Reconstrucción (KfW). Las tres tienen oficinas en México. Como grupo, tiene una larga historia en México. La primera operación fue en 1983, con Bancomext, a través de lo que hoy es el IPEX. Más tarde empezaron a operar las demás divisiones. El KfW —que es el banco de desarrollo que yo represento y al que me referiré en esta entrevista— siempre canaliza sus recursos a través de entidades públicas, principalmente bancos de desarrollo. En México trabajamos con Bancomext, Hipotecaria Nacional, el NadBank y Hacienda, entre otros. La primera operación que realizamos fue con Bancomext.
El IPEX está para apoyar las exportaciones alemanas, por lo que sus clientes son básicamente empresas alemanas, y la DEG es una mezcla de ambos que opera también proyectos de medio ambiente, pero con empresas privadas. En los inicios de la colaboración con México, todas las operaciones se conducían desde Frankfurt. A partir de 2012, tuvimos presencia directa a través de una oficina. Primero con un colaborador y después como oficina de representación. Hoy manejamos una cartera muy grande, con más de mil millones de dólares en contratos firmados. Se trata, en su mayoría, de proyectos de energía.
¿Cuáles son las prioridades del KfW en México?
En México tenemos dos prioridades: energía y biodiversidad o manejo forestal. De nuestra cartera en el país, aproximadamente el 80% se relaciona con proyectos de energía sustentable, donde entran no solo los recursos renovables sino también la eficiencia energética. En generación, la mayoría son proyectos de energía solar y eólica en los que participan grandes empresas, mientras que en eficiencia energética participan empresas medianas y pequeñas. También —junto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Unión Europea— financiamos un proyecto denominado EcoCasa. Es un proyecto muy innovador que no tiene precedentes en el mundo. Normalmente, KfW refinancia los proyectos y, en algunos casos, como el de EcoCasa, nos podemos hacer cargo hasta del 100 por ciento. En realidad, nosotros operamos como el Banco Mundial y el BID. Ofrecemos garantía soberana. Es decir, la garantía del banco mismo, pero con el respaldo implícito o explícito del Gobierno mexicano, lo que nos permite ofrecer mejores tasas para los bancos de desarrollo. En algunos casos, contamos con subsidios del Gobierno alemán, a través del Ministerio Federal de Cooperación Económica y Desarrollo (BMZ); en otros, no tenemos subsidio y nos ajustamos a las tasas de mercado.
Como grupo, KfW tiene una larga historia en México. La primera operación fue en 1983, con Bancomext, a través de lo que hoy es el IPEX
¿Cómo funcionan los apoyos que ofrecen?
En los proyectos de infraestructura de gran escala, como los de generación de energía eólica o solar, normalmente hay una entidad financiera líder que puede ser pública o privada, y nosotros refinanciamos la línea en la que participa el banco público. Con Bancomext, en concreto, operamos de esta forma. En grandes proyectos eólicos y solares, refinanciamos la parte de Bancomext a través de créditos sindicados. Así, de manera indirecta, impulsamos iniciativas en generación de energía limpia. Actualmente, tenemos una línea de 300 millones de euros para energía solar con varias entidades. Como la forma en que operamos es muy flexible, hemos apoyado también proyectos de planeación o de política pública en temas específicos dirigidos a la protección del medio ambiente: saneamiento de aguas, reforestación o manejo de residuos, que son parte de la agenda global, entre otros.
Como banco, tenemos un presupuesto para México que se basa en una planeación anual en dos vertientes: la de los [proyectos] concesionales, que tienen subsidio del BMZ y para los cuales hay un monto determinado que actualmente es de 300 millones, y los que llamamos promocionales, que son a solicitud de los clientes. Con el tiempo, podremos aumentar en 200 millones de euros los montos destinados a proyectos de transmisión en México. Nosotros directamente no otorgamos financiamiento a usuarios pequeños, pero sí tenemos líneas de financiamiento cuyos beneficiarios finales son clientes pequeños. Por decirlo de otra manera, somos como un banco de cuarto piso: damos financiamiento a Bancomext o a otras entidades financieras públicas y ellos lo dan a clientes que, a su vez, lo otorgan a usuarios finales. Autorizamos un programa según ciertos criterios y le destinamos un monto. No operamos crédito por crédito. La entidad que administra, junto con nuestro cliente, son los que rinden cuentas. En el sector agrícola también tenemos programas con fira (Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura), destinados a grupos de ejidatarios o para apoyo de cooperativas. Nuestra forma de operar permite que cualquiera puede ser el beneficiario final, y el intermediario es la banca de desarrollo o la banca comercial.
El KfW tiene presencia en otros países de América Latina. ¿Qué importancia tiene México y cómo se organizan para llevar a cabo sus proyectos aquí?
En número de personas somos pocos, pero los montos que manejamos son grandes. En México hacemos trabajo técnico de estudios y de implementación, pero la validación y ejecución se hacen desde la casa matriz en Frankfurt. Nos organizamos por sectores. Tenemos un director y coordinadores sectoriales en manejo ambiental, energía sostenible, manejo forestal y biodiversidad, además de la cartera de agua y transporte. A nivel de América Latina, tenemos oficinas de representación en Colombia, Honduras, Perú y Brasil. En este momento, México es el cliente más importante, y la idea es mantener nuestro portafolio con aprobaciones anuales de 200 millones de euros.
En México contamos con buenas contrapartes, lo que nos ha permitido tener éxito y acumular experiencia. El KfW quiere continuar trabajando con la banca de desarrollo mexicana
¿Qué nos puede comentar de las tasas que ofrece el KfW en México y su penetración en el mercado nacional?
En México contamos con buenas contrapartes, lo que nos ha permitido tener éxito y acumular experiencia. El KfW quiere continuar trabajando con la banca de desarrollo mexicana. La idea es quedarse y seguir haciendo proyectos. Tenemos mandatos específicos en los distintos países donde operamos. En países con menor nivel de desarrollo, es común que se tengan mandatos enfocados en temas de educación o de contenido social, y en economías emergentes como México, el mandato está vinculado a asuntos de medio ambiente. En realidad, los mayores beneficiarios de nuestros proyectos han sido empresas mexicanas, incluso algunas de otras nacionalidades instaladas en México. A pesar de su gran actividad, el KfW no se conoce tanto a nivel global, y esto se debe a que su labor está dirigida más a resultados que a promoción. Como organismo, su calificación internacional es muy buena, lo que le permite ofrecer créditos competitivos. Tenemos una línea concesionada, por lo que podemos ser más competitivos que el Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Mundial. Esto se debe, en parte, al financiamiento alemán, pero también a los bajos costos administrativos con los que operamos.