URUAPAN, MICHOACÁN.- Armando López Orduña, director de la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México (APEAM), explica que en los años cincuenta inicia el cultivo del aguacate Hass en Michoacán. La actividad se expande y en los años ochenta se empieza a exportar a Japón y Francia, y más adelante a otros países de Europa y Asia. No obstante, desde 1928 había una prohibición para exportar a Estados Unidos a causa de una plaga, aunque no había tal. Finalmente, en 1997 se realizan los primeros embarques y hoy se cubre todo el territorio estadounidense. La APEAM nace en ese contexto.
En 1997, 60 productores y cinco empacadores crearon la Asociación de Productores Empacadores y Exportadores de Aguacate de Michoacán, hoy de México. Había necesidad de tener un organismo cooperador que captara las cuotas necesarias para el pago de los oficiales del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés). La apertura ocurre debido a que este organismo y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) en México firman este acuerdo de cooperación, que imponía la necesidad de un socio cooperador.
A la fecha tenemos más de 17 mil productores y 42 empacadores. El 75% de los productores son propietarios de huertas de menos de cinco hectáreas. Si le sumamos un 15% con propiedades de menos de 10 hectáreas, tenemos el 90% de pequeños productores que trabajan en una empresa integral. Es por eso que le comentaba al secretario José Calzada Rovirosa que, al respecto de la política del Gobierno federal enfocada al apoyo a los pequeños productores, aquí en Michoacán ya estamos integrados.
¿Los gobiernos estatales y federales apostaron por el sector o fue una cruzada que libraron por su cuenta?
Fue un trabajo conjunto. Necesariamente debíamos trabajar con la Sagarpa y, en específico, con el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), que es la parte donde se inserta la Dirección General de Sanidad.
¿Es una industria básicamente mexicana?
Totalmente. Todos los productores son nacionales. Hay inversión de empresas estadounidenses, como las empacadoras Mission, Calavo y West Pak que, enteradas de la apertura y conscientes del creciente consumo en Estados Unidos, decidieron instalarse, y aquí están, generando empleos. De las 42 empacadoras, quizá cinco son las que tienen mayor inversión extranjera.
En el ámbito de la investigación y el desarrollo ¿qué actividades realiza la APEAM?
En México, creo que en todos los ramos industriales, hay poca vinculación con las universidades. Es cierto que tampoco teníamos mucho la cultura de presupuestar en esos temas. Aquí se han hecho estudios de plagas, de enfermedades y del manejo postcosecha, y los seguimos haciendo, a través de distintas entidades como el Colpos (Colegio de Postgraduados) y la Universidad Michoacana, y con centros de investigación extranjeros, como Plant & Food Research en Nueva Zelanda, entre otros. Tenemos un fideicomiso generado con el Inecol (Instituto de Ecología, Conacyt), desarrollado por el doctor Martín Aluja. El proyecto más reciente busca valorar la oferta exportable del cultivo del aguacate a nivel satelital. El doctor José Vega realizó un proyecto previo a nivel campo y lo queremos complementar a ese nivel para determinar las áreas susceptibles para el cultivo del aguacate en México. La asociación, debe destacarse, también realiza una importante tarea de orden social.
¿Bancomext qué hace, qué puede hacer?
No tenemos una relación directa como asociación, pero muchos de los empaques exportadores han generado la cultura de exportación a través del apoyo de Bancomext. Sabemos que, a nivel particular de cada exportador, tiene que haber alguien que sepa cómo cotizar costos, seguros, free on board o evaluación de la logística de la comunicación, y Bancomext ha hecho una muy buena tarea en este aspecto.