Corea del Sur es una de las historias de éxito más claras de las últimas décadas. La península posee una cultura muy antigua, que ha mantenido su identidad e independencia frente a las potencias que la rodean: Rusia, China y Japón. Tras la Segunda Guerra Mundial y un devastador conflicto interno entre 1950 y 1953, el territorio quedó dividido en dos repúblicas, cada una dentro de una esfera de influencia distinta en la Guerra Fría. Corea del Sur decidió adoptar un modelo de democracia liberal, ininterrumpido desde 1987, con una economía de mercado social basada en un decidido impulso a la educación y la investigación científica y tecnológica. Ello le permitió ubicarse, en pocos años, como nación líder en un amplio rango de manufacturas avanzadas.
Se trata de una nación con alta densidad poblacional, al alojar en un territorio pequeño —el 109 a nivel mundial— una población de más de 51 millones. Aproximadamente la mitad de ellos viven en la zona metropolitana de Seúl, una de las más grandes del mundo. Estos datos son relevantes para dimensionar sus logros económicos, ya que es el país número 13 en PIB total, con un PIB per cápita de más de 41 mil dólares estadounidenses al año.
Su alta productividad y competitividad en manufacturas con cada vez mejor tecnología y trabajadores más capacitados, la ha llevado a adoptar un modelo exportador, siendo el tercer socio comercial para China y Japón, y en consecuencia a tener un gran dinamismo en el concierto mundial, al participar en numerosos foros multilaterales con diversas áreas de atención.
A la par de estos logros, Corea del Sur se ha enfocado en dotar a todos sus habitantes de acceso a internet de alta velocidad, indicador en que ocupa el primer lugar mundial per cápita. Posee la mayor red de cableado del orbe. Además es el quinto productor mundial de energía nuclear y un importante exportador de reactores. Su avanzada industria de transporte le permite exportar a muchas naciones y tener una red interna de clase mundial. Otras áreas destacadas de su economía son la robótica, ciberseguridad, ingeniería aeroespacial y biotecnología.
Además de proveer a sus ciudadanos con un alto nivel educativo, como lo muestra el que durante los últimos años haya ocupado siempre uno de los primeros diez lugares en las pruebas PISA, Corea del Sur ofrece una amplia red de protección social, basada en el Sistema Nacional de Pensiones, que depende de una tasa impositiva progresiva y evalúa a los beneficiarios en función de su edad y lugar de residencia. Cuenta con un sistema de salud universal, que consistentemente es colocado entre los cinco mejores del mundo. La productividad de su economía será cada vez más relevante, ya que en los años por venir los sistemas de salud y pensiones se verán fuertemente presionados por la mezcla de una expectativa de vida muy alta, 82 años, con una tasa de natalidad muy baja, con menos de un hijo por mujer en edad fértil.
En muchos sentidos, entonces, esta nación nos puede servir como una ventana al futuro, laboratorio por anticipado de los logros y retos del progreso tecnológico para las sociedades. Sin dejar de tomar en cuenta las notables diferencias culturales, Corea del Sur nos ofrece un panorama de las sociedades altamente urbanizadas, tecnologizadas, educadas, provistas de un estado de bienestar y en proceso de envejecimiento. Nos muestra que el acento en la educación, la salud, el bienestar y la ciencia y la tecnología, son cruciales para enfrentar estos retos, en el marco de una democracia liberal estable, funcional y popular. Enseña, también, que es posible lograr todos estos avances y enfrentar los desafíos sin perder la identidad nacional ni la cultura tradicional: el Ministerio de Cultura apoya generosamente las distintas manifestaciones artísticas y artesanales, tanto tradicionales y populares como modernas, para fomentar los lazos sociales e intergeneracionales al tiempo que se propicia la evolución cultural.
Las relaciones diplomáticas entre nuestros países datan de 1962, sin embargo hace 115 años llegó la primera migración coreana a México, de manera que los lazos son más antiguos y profundos de lo que podría parecer. Corea del Sur es nuestro sexto socio comercial y casi 2 mil empresas coreanas tienen inversiones aquí. Es, claramente, una relación muy relevante, tanto por lo que podemos intercambiar en el presente, como lo que podemos aprender mutuamente para el futuro.