Crisanto Cacho: Cuarenta Años Dedicados Al Aguacate
Por: Gerardo Ochoa Sandy  

ARIO DE ROSALES. En 1978, la familia Cacho Vega inició el cultivo del aguacate. Crisanto Cacho y sus tres hermanos fueron pioneros.

 

¿Cómo empezaron?

Prácticamente de cero. La única ventaja fue que, como en Ario de Rosales no se había desarrollado el producto, la gente no invertía, y conseguimos terrenos muy baratos con relación a Uruapan.

El apoyo viene después. La banca pública de desarrollo, Banrural, te podía apoyar, después de mil trámites. El cultivo del aguacate no tenía tampoco la importancia que tiene hoy en la entidad. Eran condiciones financieras y comerciales difíciles. En 1980 el pago al productor por kilo de aguacate era de 1.50 pesos. La comercialización se limitaba a México. Hasta que llegó el Tratado de Libre Comercio (TLC) mejoraron los precios. Tomó seis o siete años.

 

¿Su evaluación del apoyo oficial?

Hay una política en el discurso que es muy distinta a la práctica de los productores. Se dice que la banca tiene que apoyar estos proyectos, pero los esfuerzos de cada productor siempre son a nivel individual.

En el TLC hubo una gran resistencia de productores y empacadores de California para que se aceptara el aguacate mexicano. Una vez que vieron perdidos los recursos que interpusieron, decidieron invertir en Michoacán. Hoy, empresas de Estados Unidos (West Pak, Mission, Calavo) exportan el 70% de la producción del estado, y de algún modo controlan los precios. La Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) y Comercio Exterior tendrían un gran campo para que hubiera una competencia más pareja.

 

¿Tratado Transpacífico (TPP)?

Perú y Chile están en Estados Unidos, y próximamente Colombia. Tenemos que abrir nuevos mercados, como en China. Eso implica una enorme tarea, como la hecha en gran parte del norte de los Estados Unidos, lo que toma tiempo.

Entre las cuotas que tenemos que pagar a dos instituciones que regulan el proceso de producción (Sanidad Vegetal, organismo auxiliar de la Sagarpa, y nuestra organización, la Asociación de Productores y Empacadores Exportadores de Aguacate de México, APEAM), de cada diez pesos ponemos ocho. Los otros dos se distribuyen en apoyos de la propia Sagarpa. La Federación y el estado ponen dos de cada diez.

Para la exportación tienes que tener un control fitosanitario, pero lo pagamos nosotros. En mi opinión, esa función de sanidad vegetal la tendría que pagar íntegramente la Sagarpa. Hoy pagamos entre mil 600 y 2 mil pesos anuales por hectárea. El Gobierno debería hacer una revisión integral. Pagamos también publicidad, y eso nos beneficia, pero todo sale de nuestro bolsillo.

 

¿La APEAM aborda el tema?

Lo he expresado en muchísimos foros y a los funcionarios de alto nivel que nos han visitado, y siempre han dicho que van a revisar el esquema de financiamiento de sanidad vegetal, pero a través de los años no ha cambiado.

 

¿Las autoridades de hoy son sensibles?

Yo creo que, si existe la sensibilidad, no se deja sentir lo suficiente en las decisiones. En el estado, el motor de la economía son el aguacate, la zarzamora, la fresa, la frambuesa y el limón, y nuestros braceros, que mandan sus remesas. Con el mango también están haciendo un gran esfuerzo pero, otra vez, es vía los productores.

 

¿Qué hace la APEAM con el recurso?

Los programas de publicidad en Estados Unidos. Tenemos personas altamente calificadas para sondear los mercados que nos van dando guías. El mercado, no obstante, establece los precios. A eso hay que sumar a las empresas estadounidenses, pues son las del negocio al final. Si no fuera por la organización y el tesón de muchos productores, no sería posible el estatus que el aguacate tiene hoy.

 

Los años de inseguridad

Fue terrible. Teníamos que pagar cuotas. Esto desapareció hace 14 o 15 meses, aquí, que es lo que conozco. Una cuota muy dañina durante seis o siete años. Llegó la Policía Federal y tomó el mando. Hay un destacamento militar también. Eso ha funcionado bien. Una diferencia abismal.

 

¿Su conclusión?

Que mereceríamos todavía más atención de la Sagarpa y de Comercio Exterior para abrir nuevos mercados, lo que es bueno para el país, para el estado y para productores y trabajadores.