Cuatro escenarios probables para el comercio y la inversión: ¿cuál se impondrá?
Las autoras son, respectivamente, investigadora senior del Peterson Institute for International Economics, y profesora adjunta de Ciencias Políticas en la Universidad de Oregón
Por: Anabel González y Yeling Tan

En los últimos meses las perspectivas globales para el comercio y la inversión se han ensombrecido. Los conflictos comerciales se multiplican, al tiempo que los retos estructurales se tornan cada vez más desafiantes. Las expectativas empresariales están en declive. Regresan los aranceles como mecanismo para gestionar los flujos comerciales y proliferan las represalias a la usanza del “ojo por ojo”. La Organización Mundial del Comercio (OMC) podría estar en riesgo.

En una coyuntura como esta, apostar por mecanismos unilaterales o bilaterales conlleva el riesgo de transitar a un mundo donde impere el poder del más fuerte. La incertidumbre resultante ya ha afectado la confianza de los inversionistas y no pueden descartarse disrupciones que entorpezcan las operaciones habituales de las cadenas mundiales de valor.

¿Hacia dónde pueden llevarnos estas fuerzas? ¿Nos encaminamos hacia una normalización de las guerras comerciales o los líderes mundiales privilegiarán la cooperación? ¿Los eventuales acuerdos de cooperación serán incluyentes o tomarán la forma de clubes exclusivos? ¿Cómo interactuará el cambio tecnológico con las dinámicas geopolíticas de más amplio espectro para moldear la dinámica futura del comercio y las inversiones mundiales?

La Iniciativa del Foro Económico Mundial sobre el Futuro del Comercio y la Inversión del Foro Económico Mundial elaboró cuatro escenarios sobre la probable evolución de los flujos de comercio e inversión en función de la disposición de los gobiernos para mantener mecanismos de cooperación y de la libertad de las empresas para desarrollar su actividad comercial. Desde la perspectiva geopolítica, ¿las potencias mundiales elegirán el camino de la cooperación u optarán por la vía unilateral? En el entorno de negocios, ¿las empresas tendrán muchas o pocas facilidades para desarrollar sus negocios?

Reglas internacionales abiertas: En el primer escenario, el más optimista, los países muestran disposición para cooperar y los flujos comerciales transitan libremente por las fronteras. Las economías más importantes buscan soluciones conjuntas a los puntos de mayor conflicto y la OMC se revitaliza mediante negociaciones “plurilaterales” y contribuciones significativas de las naciones más avanzadas y de las principales economías emergentes. Aunque la agenda global es desalentadora, se toman acciones oportunas en temas transcendentes: se moderniza la normativa comercial, se minimizan las distorsiones generadas por los subsidios, se establece un marco normativo apropiado para el comercio digital, se atienden problemas de los sectores agrícola y de servicios, y se fortalecen los mecanismos de seguimiento y resolución de diferendos.

Los agentes públicos y privados también colaboran para fortalecer los mecanismos de gobernanza de inversiones mediante diferentes plataformas internacionales. Asimismo, los que diseñan las políticas de comercio construyen mecanismos de cooperación con otras entidades que generan políticas para temas relevantes como el flujo de datos, la seguridad cibernética y el medio ambiente, sentando así las bases de una gobernanza global favorable a la innovación, la productividad y el crecimiento económico.

Coaliciones competidoras: En el segundo escenario, los países tienen disposición para cooperar, pero no se logran poner de acuerdo en una arquitectura institucional que garantice el intercambio de datos, inversiones y tecnología industrial, y preserve, al mismo tiempo, los intereses asociados con la seguridad nacional. En medio de estas diferencias, el comercio y los flujos de inversión responden más a valoraciones políticas que a señales de precios, y las multinacionales enfrentan presiones crecientes para reestructurar y reubicar las cadenas de valor.

Se estancan las negociaciones en la OMC por lo que la gobernanza multilateral da paso al fortalecimiento de bloques regionales cerrados. Preocupaciones crecientes en torno a las implicaciones geopolíticas y de seguridad nacional desembocan en la bifurcación de los flujos de inversión (China vs. Estados Unidos, Unión Europea y Japón). Los flujos de información a través de la frontera también se rigen por marcos normativos divergentes.

Regiones como el África sub-Sahariana, el Sudeste Asiático y Latinoamérica, así como empresas globales quedan confinadas a determinadas áreas de influencia. En una dinámica de suma cero, los países individualmente se encuentran bajo presión para decantarse por uno u otro bloque, con repercusiones negativas para la estabilidad geopolítica, el desarrollo económico y la gobernanza global.

 

TECNOLOGÍA PARA DESARROLLAR NEGOCIOS

 

Disrupción tecnológica: En el tercer escenario, la innovación tecnológica desborda los marcos regulatorios y los países se ven obligados a actuar de manera unilateral. Algunas naciones y empresas disfrutan de un mundo sin fronteras, mientras que otras viven en un entorno generalizado de incertidumbre e ineficiencia. La disrupción crea enclaves donde un puñado de empresas y naciones recibe los beneficios de las innovaciones radicales, mientras que las pequeñas y medianas se ven afectadas por la fragmentación de la economía global y las crecientes barreras de acceso a las tecnologías de punta.

Los crecientes rendimientos que detentan las empresas innovadoras exitosas, aunados a la ausencia de normas de protección efectiva a la propiedad industrial, generan incentivos para el robo y otras formas de espionaje económico. Los marcos regulatorios fragmentados para la gobernanza del flujo de datos elevan los riesgos y costos de la seguridad cibernética.

La incertidumbre afecta los flujos de inversión. Los pequeños negocios y los consumidores de las economías más débiles enfrentan crecientes dificultades para acceder a las tecnologías y servicios de punta. Se crea un terreno fértil para el conflicto entre países. La falta de mecanismos multilaterales efectivos para la resolución de disputas, abre paso a presiones y arreglos basados en el uso del poder, lo cual genera mayor incertidumbre y eleva los costos para las empresas.

Primero soberanía: En el cuarto escenario, el peor posible, las acciones unilaterales y la multiplicación de conflictos económicos conducen a la normalización de las guerras comerciales entre las economías más importantes.

Los problemas de comercio e inversión devienen en armas políticas en el contexto de una competencia global más amplia. La incertidumbre y la inestabilidad, asociadas a conflictos económicos afianzados, drenan los flujos de inversión y la confianza en las empresas. Sin inversión y enfrentando elevadas barreras para el intercambio de conocimiento, las firmas no pueden innovar. Las disrupciones entorpecen el funcionamiento habitual de las cadenas globales de valor y favorecen la reubicación de los procesos productivos y, en última instancia, promueven la desglobalización.

La economía global experimenta un declive prolongado no visto desde la Gran Depresión, creando retos de gran envergadura a nivel interno para la mayoría de los países. Dichos retos incluyen mayores costos para los consumidores y un aumento del desempleo, así como desasosiego interno. Mientras que las grandes potencias se repliegan sobre sí mismas para lidiar con las crisis internas, las tentaciones populistas y proteccionistas disparan los riesgos de conflictos internacionales. La falta de opciones para resolver diputas de manera ordenada en el ámbito internacional agudiza los riesgos de un declive económico prolongado.

Si bien estos escenarios se plantean en términos esquemáticos para destacar los probables riesgos y oportunidades, existe la apremiante necesidad de identificar y valorar las consecuencias potenciales inherentes a cada uno de ellos. El liderazgo global es necesario para desactivar una crisis económica mundial que podría tomar generaciones para superarse.