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a Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado profundizó la desglobalización iniciada con la Primera Guerra Mundial. El avance del proteccionismo dividió al mundo en bloques comerciales discriminatorios valiéndose de devaluaciones competitivas. En un intento de paliar los efectos nocivos del repliegue mercantil en la economía estadounidense, el Nuevo Trato del presidente Roosevelt ofreció, mediante la Ley de Acuerdos Comerciales Recíprocos de 1934, reducciones arancelarias de 50% con reciprocidad plena, aunque con relativamente poco éxito. En diciembre de 1942, México fue el vigesimoquinto país en firmar un acuerdo de este tipo.
Una de las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial fue la concentración del poder militar, político y económico en Estados Unidos. Al finalizar el conflicto bélico, la mitad de la producción industrial mundial la aportaban los estadounidenses, hecho que favoreció el abandono definitivo de su política aislacionista de la preguerra. Estados Unidos impulsó la creación de instituciones multilaterales para lidiar con (1) la reconstrucción de Europa —principalmente—, con el ahora llamado Banco Mundial y el lanzamiento del Plan Marshall que el pasado mes de junio cumplió 70 años; (2) la vuelta a un sistema de tipos de cambio ordenados y predecibles, a través del Fondo Monetario Internacional, y (3) el reforzamiento de la liberalización comercial, mediante la Organización Internacional del Comercio (oic). Si bien esta última no entró en operación, dejó como su heredero parcial al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (gatt, por sus siglas en inglés), creado oficialmente hace 70 años por 23 países y cuya entrada en vigor data del primero de julio de 1948.
Además de constituirse en un foro de negociación, el gatt estableció una serie de principios fundamentales para el comercio de mercancías, como la no discriminación (el trato de la nación más favorecida —salvo para los acuerdos comerciales regionales— y el trato nacional), la transparencia y el arancel como único instrumento de protección. Durante sus casi 50 años de vigencia, el gatt, incluyendo la Ronda Uruguay, creó y mejoró numerosas disciplinas, desde los obstáculos técnicos al comercio y las medidas sanitarias y fitosanitarias, hasta la manera de aplicar los derechos antidumping y compensatorios. Su mayor contribución fue la reducción de los aranceles promedio mundiales de aproximadamente 50% en 1947 a alrededor de 7% al concluir la Ronda Uruguay —que también trajo consigo el establecimiento de la Organización Mundial del Comercio (omc).
En esta extraordinaria reducción arancelaria, combinada con el rápido progreso técnico en los transportes y las telecomunicaciones, están los cimientos del acelerado crecimiento del comercio internacional y su consolidación como motor del crecimiento del pib mundial.
Hasta mediados de los noventa, la liberalización comercial se llevó a cabo fundamentalmente entre los países industrializados en productos de su interés, es decir, no incluyó productos agrícolas ni bienes intensivos en mano de obra, como los textiles. Si estos países redujeron sus aranceles, fue porque les convino hacerlo y se beneficiaron grandemente de ello. Las presiones proteccionistas de los ochenta se dan entre países desarrollados (¿quién puede olvidar a Japón, Inc.?). La prensa se ha encargado de recordarnos que el actual titular de la Oficina Comercial de Estados Unidos fue quien, en los ochenta, negoció las restricciones “voluntarias” a la exportación, principalmente con Japón. En aquella época irrumpen en la escena comercial internacional los “dragones” asiáticos (Hong Kong, Singapur, Corea del Sur y Taipei Chino), México negocia el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (tlcan) y China comienza a transformarse en un país exportador.
Del gatt a la omc
Sin duda, el mayor logro de la Ronda Uruguay fue la creación de la omc —a lo que contribuyó de manera importante la conclusión exitosa del tlcan. Pero también hubo avances importantes en materia agrícola, se establecieron disciplinas más estrictas en diferentes campos del comercio de mercancías, incluyendo el monitoreo de los acuerdos y la notificación de las medidas aplicadas por los miembros —tanto en los órganos regulares que se establecieron en el momento de la entrada en vigor de la omc como en el Órgano de Examen de las Políticas Comerciales. También se adoptaron el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios y el referido a los Aspectos de la Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio. La cereza en el pastel fue el sistema de solución de diferencias, donde el cumplimento de las sanciones de los jueces es obligatoria —incluso a través de la autorización para el establecimiento de represalias por los miembros afectados por una medida violatoria de la omc.
A partir del final de la Ronda Uruguay, los avances en la liberalización comercial multilateral han sido limitados —acuerdos sobre servicios de telecomunicaciones y servicios financieros en los noventa, así como el acuerdo sobre tecnologías de la información, también de esa década y ampliado a finales de 2015, el Acuerdo sobre Facilitación del Comercio (logro alcanzado en 2013, con entrada en vigor en 2017) y el acuerdo de eliminación de los subsidios a la exportación (2015). Salvo por estos dos últimos acuerdos, la Ronda de Doha, lanzada en 2001, se encuentra en calidad de zombi. Es interesante destacar que, hasta mediados de los noventa (¿quién puede olvidar el acuerdo de la Casa Blair, que abrió el camino a la conclusión de la Ronda Uruguay?), fundamentalmente Estados Unidos y los países europeos eran quienes tomaban las decisiones básicas en el gatt. Hoy, son Estados Unidos y China, aunque también se ha demostrado que países con porcentajes muy reducidos de comercio mundial pueden bloquear los acuerdos —como lo hizo India con el acuerdo sobre facilitación del comercio en 2014.
A la vertiente de adhesión de nuevos territorios aduaneros a la omc se le presta poca atención, pero ha liberalizado significativamente el comercio de la cuarentena de países pertenecientes en los últimos 20 años, desde países menos desarrollados y en desarrollo, hasta Rusia y China. “La negociación del Protocolo de Adhesión [de China] fue una de las más complejas que se hayan dado en la omc dada la envergadura del país entrante, la peculiar estructura de la economía china, el temor que infundía a muchos países su adhesión, la categoría de país en desarrollo y las complicaciones de su política interna, tanto para el país entrante como para los que otorgaban el acuerdo de entrada”. Su adhesión a la omc cambió el perfil del comercio mundial. Mientras que en 2001 participaba con el 3% del total, el recibir el trato de la nación más favorecida del resto de los miembros le permitió incrementar esa participación hasta el 13% y convertirse en el principal país exportador del mundo. En 2010, China recupera su estatus de principal productor mundial de manufacturas, tal como lo fue durante centurias hasta mediados del siglo xix. Su superávit comercial empieza a escalar rápidamente, lo que le genera fricciones con múltiples países. Acusada de varias prácticas desleales, desde manipulación cambiaria (práctica no regulada en la omc), hasta dumping y subsidios para promover sus exportaciones, así como de la aplicación de diversas medidas no arancelarias para contener las importaciones, China se convirtió rápidamente en uno de los países más demandados en el mecanismo de solución de diferencias de la omc (más de 40 casos) —aunque rápidamente también se convierte en reclamante (15 casos).
La omc y Estados Unidos
Desde mediados de los setenta, los desequilibrios comerciales de Estados Unidos crecieron en forma consistente y actualmente casi la mitad del déficit total estadounidense lo genera su intercambio bilateral con China (México contribuye con 8.6% del total). Si bien la declinación de la participación de las manufacturas en el pib de ese país comienza a manifestarse en los cincuenta, esta se acelera en los ochenta. Lo mismo ocurre con la participación del empleo manufacturero en el número total de plazas laborales en dicho país.
Los economistas serios asocian el déficit comercial estadounidense al comportamiento de variables macroeconómicas como el ahorro y la inversión —concretamente la brecha negativa entre ambas—, a la caída del empleo manufacturero atribuida fundamentalmente a la automatización y a la serviciarización (originalmente conocida como tercerización) de la economía. No obstante, la utilización política del déficit comercial y la caída en el empleo manufacturero fue lo que en gran medida dio el triunfo electoral a Donald Trump.
Son famosos los tuits contra el tlcan (“el peor acuerdo jamás negociado”) y la omc (“es un desastre”) y a favor del unilateralismo (“impondré un arancel del 30%”), así como las declaraciones del Secretario de Comercio sobre “comercio libre, comercio justo y comercio ‘sensible’”. Al momento de escribir estas líneas no son claros los planes concretos de la Administración Trump hacia ambos instrumentos y la aplicación de medidas unilaterales. Mientras algunas declaraciones despiertan un optimismo moderado sobre el futuro del sistema multilateral de comercio, hay otras que son sumamente preocupantes.
Antes de analizar a detalle la postura de la actual administración estadounidense, es necesario hacer un breve repaso de la situación previa. No hay duda que la intervención del Representante Comercial de la Administración Obama y el apoyo de China fueron determinantes en los acuerdos alcanzados en las conferencias ministeriales de la omc en Bali (conclusión del Acuerdo sobre Facilitación del Comercio) y en Nairobi (acuerdo para la eliminación de los subsidios a la exportación de los productos agrícolas). Pero al mismo tiempo, las diferencias entre estos dos países en materia de subsidios a la agricultura y de acceso a los mercados tanto en materia agrícola como industrial, por solo hablar de algunos desacuerdos, impidieron la conclusión exitosa de la Ronda de Doha. A finales de 2015, Estados Unidos le extendió un certificado de defunción a esta ronda de negociación que fue rechazado inicialmente por un número significativo de países miembros. Sin embargo, al término de la conferencia ministerial de Nairobi se ha planteado con mayor insistencia, sin alcanzar aún el consenso, la necesidad de dejar de lado los temas del siglo xx (reflejados en el llamado “Mandato de Doha”) para ocuparse de los del siglo xxi —comercio electrónico, comercio e inversión, comercio y política de competencia, y comercio y medioambiente, entre otros.
Pero, al tiempo en que no se avanzaba en el proceso de liberalización comercial, la omc jugó un papel fundamental —junto con el Grupo de los 20, la unctad, la ocde y otros foros como apec— en mantener a raya a las fuerzas proteccionistas durante la Gran Recesión de 2008-2011. El mecanismo de solución de diferencias fue un gran desincentivo, lo mismo que el compromiso político, renovado periódicamente, de no imponer medidas proteccionistas y de eliminar las introducidas a partir de la crisis de 2008.
La elasticidad producto del comercio fue de 2 entre 1950 y 2010. Entre 2011 y 2016 se reduce a menos de 1, en parte como resultado de la crisis de 2008, en parte debido a las nuevas peculiaridades de la economía china, en parte por el aumento en las medidas proteccionistas alrededor del mundo.
El compromiso político de resistir el proteccionismo dejó de ser apoyado por la Administración Trump en las reuniones de comercio e inversión del G20, en la de ministros de comercio de apec, celebradas ambas en mayo pasado, y en la preparación de la Declaración de la Conferencia Ministerial de la ocde del 7 y 8 de junio. El argumento fue que Estados Unidos busca el libre cambio, pero que este también debe ser “justo”. En la reunión cumbre del G7 en Taormina a finales de mayo, Estados Unidos acompañó la parte antiproteccionista de la Declaración, pero introdujo el adjetivo de “justo” y la lucha contra el comercio “injusto”. y El problema es que “justo” e “injusto” se utilizan indistintamente para referirse tanto al dumping como al déficit comercial. Estados Unidos, aparentemente, estaría interesado en cambiar el concepto de trato de nación más favorecida, el principal sustento de sistema multilateral de comercio.
El presidente Trump ha declarado que su país priorizará sus leyes sobre las reglas de la omc. Un documento de la Representación Comercial de Estados Unidos publicado en marzo señaló que se defendería la “soberanía comercial” de ese país por encima de las decisiones que pudiesen tomar los grupos especiales y el Órgano de Apelación de la omc, y que podrían aplicarse medidas unilaterales contenidas en su legislación, particularmente en materia de salvaguardas y de reciprocidad, las cuales no necesariamente son congruentes con las disposiciones de la omc. El nuevo representante comercial indicó que tenía poco sentido “una dedicación esclavizante a las reglas de la omc”.
El primer acto de la Administración Trump fue sacar a Estados Unidos del Tratado de Asociación Transpacífico (tpp, por sus siglas en inglés), en el que la Administración Obama había puesto gran empeño por sus implicaciones comerciales, pero también geopolíticas. También congeló las negociaciones del Acuerdo Transatlántico de Asociación Comercial y de Inversión (ttip, por sus siglas en inglés). Ha habido numerosas declaraciones señalando que la actual administración prefiere los acuerdos bilaterales a los multilaterales (entendiendo como tales aquellos con más de dos participantes).
La Administración Trump ha pedido el análisis, país por país, del daño que le causa a Estados Unidos el déficit comercial bilateral y una revisión de todos los acuerdos comerciales, incluyendo la participación en la omc.
Asimismo, ha habido declaraciones de altos funcionarios indicando que el Órgano de Apelación de la omc ha sido injusto con Estados Unidos en sus decisiones, favoreciendo al miembro opositor, insinuando que habría que modificar el mecanismo de solución de diferencias. Si bien es difícil determinar quién gana o pierde un caso, lo cierto es que en la mayoría de las disputas el reclamante obtiene una determinación de que el demandado debe poner la medida en conformidad (nunca una parte o la otra recibe todo lo que pide). Estados Unidos, el mayor usuario del sistema, ha tenido más resultados favorables que desfavorables en los casos en que ha actuado como demandante y como demandado, y además es el usuario que agota como demandado todas las etapas del proceso, prolongando así la vigencia de las medidas incompatibles. Por ello no es casualidad que dicho país espere hasta la última etapa (suspensión de concesiones) y que 15 de 21 decisiones involucren a Estados Unidos como demandado. La administración anterior ya había tenido diferencias con el Órgano de Apelación,llegando a vetar públicamente la reelección de un juez —hecho inédito en la historia de la omc (aunque lo había hecho en el pasado con sus propios nacionales, no había sido público).
Los escenarios
El peor escenario para el futuro —la denuncia unilateral del tlcan, la salida de Estados Unidos de la omc y la imposición unilateral de aranceles de 35%— hasta el momento se ha superado. Lo que podría haber llevado a un enfrentamiento directo con China, ha sido evitado con la conclusión de un acuerdo comercial durante la visita del presidente Xi Jinping a Washington. El acuerdo es muy limitado (carne de bovino y aviar, gas natural), y fue anunciado con bombo y platillo por la actual administración estadounidense.
El segundo escenario implicaría daños importantes al sistema multilateral de comercio, con la adopción de medidas contra los principales países superavitarios, fundamentalmente, faltando a las reglas de la omc y con el potencial de desatar guerras comerciales.
En lo que se refiere al tlcan, la comunicación del 18 de mayo del representante comercial al Congreso es muy general —lo contrario a una versión previa presentada en marzo por el adjunto de dicho representante, que básicamente incluía los avances logrados en el tpp. Habrá que esperar a mediados de julio para conocer los detalles de la posición de Estados Unidos para la renegociación. Tal posición se irá decantando con las consultas que realicen tanto el representante de Comercio de Estados Unidos como el propio Congreso, así como del nivel de aceptación general de la Administración Trump. Treinta días antes del inicio de las negociaciones, el representante comercial deberá entregar al Congreso un documento con los objetivos específicos de la renegociación del tlcan. Si las instrucciones de negociación de Estados Unidos se enfocan en restricciones al acceso al mercado de bienes o a un comercio administrado a partir de cuotas, por ejemplo; el secretario de Economía de México ha mencionado numerosas veces a la prensa que, en un caso así, México se levantaría de la mesa de negociación. La ministra de Relaciones Exteriores de Canadá ha mencionado también reiteradamente que no puede esperarse que se restrinjan las exportaciones de su país sin que haya medidas de retorsión por un monto equivalente. Por cierto, México no denunciaría el tlcan, pues este también rige el libre comercio entre México y Canadá, algo que ambos países desean mantener.
En materia multilateral —si sirve de indicio de lo que Estados Unidos podría hacer en el futuro en su obsesión por reducir sus déficits comerciales bilaterales—, la Administración Trump está utilizando una oscura cláusula de su ley comercial (sección 232) para determinar si impone aranceles a la importación de acero por motivos de seguridad nacional (arguyendo que se requiere acero nacional para la producción de equipo de defensa nacional). Aunque no hay duda de que la sobrecapacidad de producción de acero en China, derivada, por lo menos en parte, de subsidios estatales, ha traído consigo problemas graves al mercado internacional de ese producto, a juicio del autor de este artículo usar “motivos de seguridad nacional” para una salvaguarda es improcedente. También en mayo pasado, Estados Unidos notificó a los miembros de la omc la aplicación de una salvaguarda a la importación de paneles solares. De aplicarse estas medidas, los miembros afectados llevarían a Estados Unidos al mecanismo de solución de diferencias. El sistema ya se encuentra con una importante sobrecarga de trabajo tanto a nivel de grupos como del Órgano de Apelación —hace algunos meses, se reestructuró la asignación de funcionarios dentro de la omc para reforzar el mecanismo, pero la sobrecarga se mantiene por el aumento de casos y la continuación de unos ya añejos como los de subsidios a las aeronaves civiles. Si el número de medidas aplicadas por Estados Unidos se multiplica y se traduce en un mayor número de casos, la duración de estos se hará cada vez más larga, poniendo en riesgo al propio sistema. En particular, si Estados Unidos desafía al Órgano de Apelación en cuestiones tales como el zeroing y no cumple con ajustar sus medidas violatorias de la omc, el valor del mecanismo de solución de diferencias se iría diluyendo. El problema crece si los países afectados comienzan a tomar medidas de represalia sin pasar por el mecanismo de solución de diferencias.
Un caso que potencialmente puede escalar a niveles preocupantes es el que China ha traído ante el Órgano de Solución de Diferencias de la omc denunciando a Estados Unidos y la Unión Europea por no haberle otorgado —a partir del 15 aniversario de la entrada de ese país a la omc— el trato de economía de mercado, a lo que, de acuerdo con China, estaban obligados, lo cual tiene particular importancia para el establecimiento de los montos de los derechos antidumping y compensatorios. Aunque la solución del caso tomará todavía muchos meses, el peligro reside en que Estados Unidos, particularmente, no acepte los resultados del mecanismo de solución de diferencias. De momento, todo parece indicar que el Órgano de Apelación, integrado por siete personas, tendrá que trabajar sin una de ellas debido a que el mandato del integrante mexicano expira el 30 de junio y a la fecha de escribir este artículo no se ha iniciado el proceso de selección, que requiere unos cinco meses.
En el horizonte también se encuentran las negociaciones que Gran Bretaña deberá emprender con los miembros de la omc debido al Brexit. Ese país puede simplemente reproducir la lista de concesiones que tiene la Unión Europea, pero quedan pendientes las cuotas arancelarias que en materia agrícola debería otorgar a los demás miembros, así como negociar el monto de apoyos agrícolas a que tiene derecho y cuestiones tales como el reconocimiento de ciertas indicaciones geográficas, como la del tequila.
En diciembre próximo se llevará a cabo en Buenos Aires la undécima reunión ministerial que cada dos años celebra la omc. Como se apunta arriba, la Ronda de Doha está en calidad de zombi, pero en las dos últimas ministeriales ha habido resultados positivos y se espera que así sea en esta ocasión también. Hay varios campos donde es posible lograr avances, como comercio electrónico, subsidios a la agricultura, subsidios a la pesca y otros temas nuevos, particularmente en materia de comercio e inversión. La falta de avances en la negociación de estos temas resulta preocupante.
Un tercer escenario, más optimista, es que la negociación del tlcan se restrinja a su modernización en materias tales como telecomunicaciones, economía digital y servicios, y que las eventuales medidas proteccionistas de Estados Unidos se tomen con total apego a las reglas de la omc. Incluso bajo este escenario, no hay duda de que Estados Unidos está dejando de lado el multilateralismo y el regionalismo, para concentrarse en tratados bilaterales. Esto puede significar que durante los próximos años la omc se concentre en sus funciones de monitoreo de los acuerdos existentes, en el funcionamiento de los órganos regulares y en la solución de diferencias en una situación en que aumenten los casos pero no se inutilice el mecanismo.
El tiempo dirá cuál de los tres escenarios expuestos prevalece. Estados Unidos fue el promotor de la liberalización comercial multilateral y jugó un papel preponderante en la formación de la omc y la promoción de que los acuerdos comerciales bilaterales añadieran —y no sustrajeran— al multilateralismo. Sería lamentable que se repitiera la historia de la Sociedad de las Naciones, que fue propuesta por el presidente Wilson, pero de la cual ese país no se constituyó en miembro. En aquella experiencia, el aislacionismo no dejó nada bueno.
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Fernando de Mateo es director general de Evaluación de Políticas Económicas de la Secretaría de Economía. Las opiniones aquí vertidas son estrictamente personales.
1 Durante la primera época globalizadora —a grandes rasgos, de 1870 a 1913—, la elasticidad del comercio respecto del PIB fue de 1.75, es decir, por cada 100 dólares que crecía el PIB, el comercio lo hacía en 175. En la primera desglobalización (1913 a 1950), la elasticidad se redujo a 0.6. Estimación con base en cifras de la OMC y The Economist.
2 Denunciado conjuntamente en junio de 1950 y dado por terminado en diciembre.
3 Lo mismo que con la Sociedad de Naciones, el Congreso del principal país promotor, Estados Unidos, no ratificó el instrumento que daría vida a la OIC.
4 El GATT era solo un capítulo, el IV, de la Carta de La Habana, que también incluía cuestiones tales como empleo y crecimiento, desarrollo económico y reconstrucción, inversión, prácticas comerciales restrictivas y convenios sobre productos básicos.
5 La participación de México en el comercio mundial se duplica entre 1993 y la actualidad, y representa más de 40% del comercio total de América Latina.
6 Modestos respecto de los alcanzados en productos industriales. Aún se permiten, aunque sujetos a disciplinas, los subsidios a la producción agrícola. Fue hasta 2015 que se prohibieron los subsidios a la exportación de productos agrícolas, casi 60 años después de que fueron prohibidos para los bienes industriales.
7 El Acuerdo de la OMC tiene como anexos un número de acuerdos en materia de bienes: (1) el GATT de 1994, (2) Agricultura, (3) Medidas sanitarias y fitosanitarias, (4) Obstáculos técnicos al comercio, (5) Antidumping, (6) Valoración en aduana, (7) Inspección previa a la expedición, (8) Normas de origen, (9) Trámites de licencias de importación, (10) Subvenciones y medidas compensatorias, (11) Salvaguardias y (12) Facilitación del comercio. También tiene acuerdos plurilaterales limitados a los miembros que los suscribieron (compras públicas y aviación civil) y extensivos a todos los miembros de la OMC (Acuerdo sobre Productos de Tecnología de la Información).
8 Modificado en enero de 2017.
9 Estos tres acuerdos no fueron suscritos por todos los miembros, pero se les extiende por trato de la nación más favorecida.
10 Cf. Luis de la Calle, “China en la OMC”, Foreign Affairs en español, otoño-invierno 2002. De la Calle, jefe de la negociación por parte de México, hace un excelente recuento de la adhesión de China a la OMC y de cómo México podría aprovechar la situación. Hay que recordar que México fue el último miembro de la OMC en cerrar la negociación de accesión con China, un día antes de que venciera el plazo para hacerlo.
11 Esto se explica en parte porque el dólar es la principal moneda de reserva del mundo. Cuantos más dólares demanda la economía mundial mayor es el déficit, al permitir que el consumo privado y público en Estados Unidos crezca —y el ahorro se reduzca como consecuencia. El llamado “seignorage monetario” tiene sus ventajas y también sus consecuencias. Como dice Luis de la Calle, la Administración Trump quiere que los países superavitarios paguemos doble por el “privilegio exorbitante” de tener la principal moneda de reserva.
12 Hay estudios que estiman que hasta 90% se debe a la automatización y la innovación.
13 Incluyendo la externalización de los servicios en las empresas. Por ejemplo, si antes los servicios de diseño se llevaban a cabo en una empresa manufacturera, ahora se adquieren cada vez más de una compañía especializada —lo cual, evidentemente, le resta valor agregado a la manufactura.
14 Según la OMC, desde 2008 hasta el primer trimestre de 2017 se han registrado cerca de 3 mil nuevas medidas, de las cuales un poco más de 700 fueron removidas. Desde luego, depende de cómo se defina una medida. Ver
15 Ha habido una reducción sustancial en el ritmo de crecimiento de la economía china, un mayor énfasis en el componente del consumo e incentivos por capturar más procesos de las cadenas globales de valor dentro de territorio chino.
16 La OMC estima que en 2017 habrá una leve recuperación del comercio mundial.
17 En el pasado, ni siquiera los países más proclives al uso de medidas de protección, como Argentina, Brasil o Rusia, se opusieron al lenguaje antiproteccionista de las declaraciones ministeriales y de líderes en esas organizaciones.
18 “We acknowledge that free, fair and mutually beneficial trade and investment, while creating reciprocal benefits, are key engines for growth and job creation. Therefore, we reiterate our commitment to keep our markets open and to fight protectionism while standing firm against all unfair trade practices […]. We recognize the importance of the rules based international trading system […] to improve the functioning of the WTO [and to] achieve a successful 11th WTO Ministerial Conference.”
19 El nuevo titular de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés), Robert Lighthizer, señaló en APEC: “We want free trade, we want fair trade, we want a system that leads to greater market efficiency throughout the world […]. That’s really the underlying objective of organizations like this (APEC) and the WTO and others […] it is defending against unfair trade in our own market and taking steps that we can take to try to discourage non-economic capacity all around the world. And to reduce barriers around the world”.
20 El Secretario del Departamento Comercio publicó el 30 de mayo de 2017 en Wall Street Journal un artículo con conceptos sumamente preocupantes acerca del trato de la nación más favorecida, aduciendo que favorece a los exportadores frente a los importadores. Entre muchas otras cosas, menciona incorrectamente que Estados Unidos ha reducido unilateralmente sus aranceles en forma reiterada —cuando en realidad lo ha hecho a través de las rondas de negociación GATT/OMC. Indica que los aranceles se deben uniformar producto por producto. Se queja que Estados Unidos tiene un arancel de 2.5% en automóviles, mientras que Europa tiene uno de 10% —en realidad eso fue el resultado de acuerdos alcanzados en una época en que Estados Unidos era más eficiente en exportar autos que Europa. También considera injusto que México enfrente un arancel de cero en el sector, compitiendo de manera injusta con las producciones estadounidenses. También omite el hecho de que las empresas automotrices europeas emplean 600 mil personas en Estados Unidos y BMW es el principal exportador estadounidense de automóviles. Teniendo como principal destinatario a China, quiere suspender por cinco años el trato de nación más favorecida a todo aquel miembro que haya sido demandado en más de cinco ocasiones por dumping en una misma línea de productos (como acero).
21 Gran parte de dichos resquemores son resultado de la condena sistemática de la aplicación de zeroing (en el cálculo del derecho antidumping, Estados Unidos considera como cero las diferencias positivas entre el precio de venta de las empresas en su mercado y en el mercado de la parte exportadora, lo que aumenta el derecho antidumping).
22 Con anterioridad había presentado un candidato para evitar la reelección de una juez también estadounidense.
23 En su parte medular señala: “In particular […] while our economy and businesses have changed [since it was negotiated], NAFTA has not […]. For example, digital trade was in its infancy […]. [O]ur aim is that NAFTA be modernized [énfasis añadido] to include new provisions to address intellectual property rights, regulatory practices, state-owned enterprises, services, customs procedures, sanitary and phytosanitary measures, labor environment and small and medium enterprises”. Las negociaciones iniciarían no antes del 16 de agosto, 90 días después de haberse presentado el escrito al Congreso.
24 China está reduciendo sustancialmente los precios de los paneles solares, siendo acusada de subsidiar su producción. El hecho de que Estados Unidos tome una salvaguarda obedece a que ya le impone derechos compensatorios. También tiene que ver con el hecho de que la Administración Trump no parece creer (por lo menos no cree demasiado) en el cambio climático producido por el hombre, como lo mostró con la denuncia del Acuerdo de París (Convención sobre Cambio Climático).
25 La Unión Europea ya ha modificado su legislación buscando cumplir con sus obligaciones, aunque aparentemente China no considera que ese sea el caso.
26 En el caso del TLCAN, las cadenas productivas que se han creado entre los tres países hacen muy difícil que Estados Unidos busque acuerdos bilaterales con Canadá y con México. Algo que, además, estos dos países no están dispuestos a hacer.