Cuéntenos un poco de la historia de Kekén.
Kekén es una empresa dedicada a la producción y comercialización de carne de cerdo con una trayectoria en el mercado de 27 años. Forma parte de Grupo KUO, que a su vez pertenece a Grupo DESC, un conglomerado de empresas de consumo como Del Fuerte y otras de las ramas química y de autopartes.
¿Qué características de Yucatán lo hacen atractivo para la producción de cárnicos, en particular de porcino?
En primer lugar, es un espacio geográfico relativamente aislado del resto de la república, y por lo tanto ofrece condiciones sanitarias muy convenientes para esta actividad, es decir, está más protegido de las enfermedades que afectan al cerdo. Hay algunas desventajas, como la de no poder participar de las cosechas de grano de México, pero a cambio se cuenta con acceso a la desembocadura del río Mississippi, lo que nos permite comprar grano norteamericano que llega a nuestro puerto en el Golfo de México.
¿Cómo ha crecido la participación de Kekén en el mercado de carne de cerdo en México en los últimos años?
Hace unos 10 años teníamos la mitad del volumen que hoy en día, pero una combinación de condiciones nos ha hecho avanzar muy rápido. Kekén es una empresa integrada, es decir, contamos con granjas de genética, plantas propias de alimento, granjas de producción comercial y plantas de procesamiento (rastros), así como una plataforma comercial con características muy especiales. Tenemos, por un lado, la exportación, que representa entre 30 y 35 por ciento de las ventas. En el mercado nacional manejamos una cadena de 500 tiendas, Maxicarnes, que nos permiten desplazar 40% de nuestra producción. Así, entre las tiendas y la exportación, 75% de los canales son nuestros. El resto de la producción se vende en food service, mayoristas y supermercados.
¿Cómo inicia la participación de Kekén en los mercados internacionales?
Comenzamos con Japón en 1995, con un solo cliente, y con el paso del tiempo ganamos reputación como proveedor confiable en un país que es muy distinto al resto, por las certificaciones que exige. Ellos siempre buscan relaciones de largo plazo. Poco a poco fuimos diversificando nuestra cartera de clientes. Hoy en día contamos con 10. Luego nos extendimos a otros países. En orden de importancia son Corea del Sur, Estados Unidos, Canadá y Hong Kong. Recientemente arribamos a Singapur y también a China y a Chile.
Los acuerdos de libre comercio han tenido un efecto positivo en las exportaciones de carne de México. ¿Qué beneficios obtiene Kekén de estos acuerdos?
Los tratados nos han ayudado muchísimo. Estados Unidos, que hace cinco años representaba una parte pequeña de nuestras exportaciones, ha tenido un crecimiento muy importante. Yo diría que, en este caso y en el de Japón, los tratados han sido fundamentales. También hay experiencias desafortunadas, como la de Corea, un país que demanda mucha carne de cerdo. En este mercado asiático se nos han adelantado naciones como Estados Unidos, Canadá y Chile, que tienen tratados de libre comercio y están en procesos de desgravación. Tienen aranceles de alrededor de 5%, mientras nosotros seguimos pagando 25%. México estaba negociando un tratado con Corea que quedó suspendido hace siete años. Los acuerdos tienen un impacto positivo para las empresas exportadoras y frecuentemente resentimos la falta de ellos. Si no reactivamos las negociaciones con Corea corremos el riesgo de perder ese mercado.
¿Cuáles planes tienen en marcha para incursionar en nuevos destinos?
Recientemente entramos a Singapur. Al igual que a China y Chile, donde también entramos hace poco. En estos países el objetivo es robustecer nuestra presencia. Otros destinos interesantes son Vietnam y Australia, que podrían estar en nuestra agenda en los próximos años.
¿Qué pasa con Europa y África?
A Europa no hemos entrado. Son mercados muy demandantes en cuanto a la calidad. Esto no es un problema, pero tienen mucho comercio intrarregional y grandes productores, como Dinamarca, España y Alemania. En algún momento vamos a entrar, pero con productos específicos.
África consume productos de bajo valor, donde se compite mucho con China y el mercado local de ganaderos y vendedores, con el tiempo esto puede cambiar. China está viviendo un momento muy delicado con la fiebre porcina africana que, por las condiciones de producción, se ha esparcido muy rápidamente y ha causado una emergencia global. Si el problema persiste, seguramente enfrentarán un déficit que deberá cubrirse con producción de Estados Unidos, Canadá y México. China normalmente se autoabastece; cuando exportamos, es porque les falta el dos o tres por ciento. Claro que esto equivale a muchas toneladas, porque ellos tienen casi el 50% de los cerdos del mundo.
A muchos consumidores les preocupan cuestiones relacionadas con la salud y con el bienestar animal. ¿Cómo atiende Kekén estas preocupaciones?
En esa línea, Kekén tiene ventajas competitivas muy importantes. Como mencioné, estar en Yucatán nos aísla de enfermedades. La baja presión sanitaria y las buenas prácticas de manejo nos han permitido reducir el uso de medicamentos cuando los cerdos se enferman. Desde hace varios años, aplicamos un plan de reducción de antibióticos.
En esta materia, los mercados a los cuales acudimos son muy exigentes, y cada uno tiene demandas distintas. Trabajamos mucho para satisfacerlas y hemos dado grandes pasos. Somos una empresa muy bien estructurada desde el punto de vista tecnológico y adoptamos prácticas de punta, como el sistema all in, all out: cada vez que termina un ciclo de engorda, las granjas son desocupadas, lavadas y desinfectadas completamente; se dejan descansar un tiempo, para que se reduzca la presencia microbiana ambiental y podamos entrar con un nuevo lote. Es como hacer un cambio de sábanas en la cama. Así, tenemos buenas prácticas que nuestra competencia a veces no puede realizar, porque no tiene la escala o la estructura, y esto nos permite ofrecer productos de mayor calidad.
En cuanto al bienestar animal, trabajamos en ello desde hace muchos años. Seguimos una agenda bastante nutrida, en la que vamos incorporando tecnologías cada vez más avanzadas. Se trata de un proceso continuo y complejo. Por ejemplo, en nuestros rastros utilizamos técnicas avanzadas para adormecer a los animales, lo que se traduce en un trato más digno y, al mismo tiempo, aumenta la calidad del producto final.
Y en cuanto a la sustentabilidad, ¿cómo la promueven?
A partir de tres grandes pilares: agua, suelo y su biodiversidad, y el aspecto social. Kekén, desde su comienzo, incorpora granjas campesinas en la engorda de animales. Esto significa que tramitamos créditos para generar nuevas fuentes de riqueza entre campesinos que anteriormente se dedicaban al cultivo del henequén. Hasta el momento, hemos incorporado 22 sociedades de producción rural; ya terminaron de pagar sus créditos iniciales y han accedido a otros para agrandar sus criaderos. Son dueños de sus granjas y trabajan como parte de la cadena productiva de Kekén. Además, hay aparceros: pequeñas, medianas y grandes empresas que se han asociado con nosotros para trabajar. De esa manera, Kekén tiene un tesoro muy grande: en las áreas rurales donde hay poca inversión porque no hay buenos suelos para la agricultura, somos la única empresa que invierte de la mano de los campesinos, permitiendo que se vuelvan dueños de sus empresas.
Por otra parte, todas las empresas que trabajan con Kekén tienen que montar plantas de aguas residuales. Hoy en día, todas las granjas de producción porcina de Yucatán, incluidas las de Kekén, tienen plantas de primer mundo y procesan todos los desechos. Participamos también en trabajos de investigación para un desarrollo territorial ético, así como en programas de reforestación, limpieza de cenotes y de playas, entre otros. Pero lo más relevante es el programa de campesinos asociados, que tiene 25 años. Participan en él más de 200 trabajadores. En 2019 pensamos añadir doce sociedades más, para llegar a treinta y cuatro.
¿Qué proyectos de infraestructura en la península de Yucatán afinarían la competitividad de su empresa?
En mayo de 2018, inauguramos tres grandes obras: la Granja Chaya de selección genética, una nueva planta de alimentos, con la que ya suman tres, y el tercer rastro de proceso. Estas plataformas, con la mejor tecnología que existe en el mundo, nos permitirán sostener el ritmo de crecimiento de dos dígitos que registramos en los últimos 10 años. En diciembre inauguramos nuestra tienda Maxicarnes número 500 y pensamos seguir creciendo en esa línea de negocio, al igual que en la de exportación y la de granjas productivas.
¿Y en cuanto a la inversión pública? ¿Qué proyectos serían benéficos?
Es una pregunta muy interesante. Gran parte de nuestro producto de exportación sale por Puerto Progreso pero, como comentaba, tenemos poco acceso a la producción nacional de maíz y soya. Hay un proyecto en puerta —entiendo que es parte de la agenda del actual Gobierno estatal—, la modernización del puerto para que puedan acceder barcos de mayor calado. Eso sería muy importante, porque hay varias empresas de producción animal que tienen que importar grano. Por otro lado, la infraestructura carretera es fundamental. Tenemos granjas esparcidas por toda la península, y todas las semanas hay que llevarles alimento en camiones grandes que hoy en día deben pasar a través de pueblos muy pequeños. Los camiones molestan a la población, por lo que se necesitan libramientos. El tren que ya existe ha sido mejorado, pero para nosotros no es de mucha utilidad, porque estamos muy lejos de las cosechas de Tamaulipas y de otras zonas productoras de granos.
¿Cuáles son sus expectativas para los próximos años?
Siempre vemos hacia adelante. Yo confío en que México continuará creciendo, incluso más que en el pasado reciente. Como la mayoría de la población, creemos que la seguridad es fundamental para actuar con libertad y dinamismo. Necesitamos seguridad. Afortunadamente, Yucatán es bastante seguro, pero en otras partes nos asaltan tiendas y camiones. Espero que el próximo gobierno tenga éxito en esta tarea. Estamos muy emocionados con la empresa y nuestro modelo, por lo que vamos a seguir invirtiendo en Yucatán y en México. Somos deficitarios en carne de cerdo: México importa 45% de su consumo. Hay mucho que hacer para mejorar la competitividad del país.