El 1 de enero de 1994 entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), y con él se produjo un cambio estructural fundamental en la economía mexicana. En efecto, nuestro país emprendió un ambicioso proceso de apertura económica y consolidó la liberalización de su política comercial iniciada a fines de los años ochenta. El sector externo se consolidó como el impulsor preponderante del crecimiento económico y de una nueva visión de país.
El balance más general que se puede destacar es que, en las últimas dos décadas, el PIB en pesos constantes creció 70% con una tasa promedio anual de 2.6%; las exportaciones, por su parte, aumentaron cerca de tres veces en pesos constantes y a una tasa anual promedio de 5.5%. En dólares nominales, las exportaciones se quintuplicaron al pasar de 50 mmd a 400 mmd en el mismo periodo. A través del acceso al mayor mercado de consumo del mundo, las exportaciones hacia Estados Unidos y Canadá crecieron 7.4 veces entre 1994 y 2014. (Ver gráfica 1.)
Asimismo, el comercio internacional total (exportaciones más importaciones) aumentó 6.7 veces respecto al valor previo a la entrada en vigor del TLCAN (ver gráfica 2). Las perspectivas de este crecimiento acelerado del comercio han constituido un polo de atracción a la Inversión Extranjera Directa. La expansión de la ied ha sido impresionante con un aumento muy considerable: en 1993 registró un saldo de 4 mil 900 mdd de 1980 y llegó a 411 mil 739 mdd en el primer trimestre de 2015. Destaca la canalización a sectores como el automotriz, autopartes, aeronáutico, electrónica y otros. De esta forma, mediante el comercio internacional, México transitó de un modelo basado en la exportación de materias primas a otro donde el principal motor de crecimiento son las exportaciones manufactureras (ver gráfica 3).
Regiones del país como El Bajío, que han atraído mayor inversión y se han consolidado como exportadoras, muestran un desarrollo muy superior a las zonas que se han quedado como productoras de materias primas. Este desarrollo desigual, vuelve imprescindible impulsar un cambio productivo en las regiones con mayor atraso. Una de las claves para alcanzar este propósito, es el financiamiento a las empresas exportadoras directas o indirectas para integrarlas a las llamadas cadenas globales de valor (CGV).
Los años posteriores a la entrada en vigor del TLCAN se caracterizaron por la proliferación de las CGV, donde las distintas fases del proceso productivo se diseminan en varios países con el fin de optimizar los costos de producción y distribución. En esta dinámica productiva, la economía mexicana se ha visto favorecida por la proximidad geográfica y el acceso preferencial a los mercados de Estados Unidos y Canadá, así como sus ventajas de mano de obra abundante y a bajo costo, y ventajas de competitividad internacional.
Mediante el comercio internacional, México transitó de un modelo basado en la exportación de materias primas a otro donde el principal motor de crecimiento son las exportaciones manufactureras
Es en este contexto de apertura comercial, de globalización y regionalización, donde el financiamiento al sector empresarial mexicano constituye un factor primordial para aumentar la productividad y el valor agregado de la producción. Los esfuerzos del sistema financiero han sido muy importantes para lograr el financiamiento adecuado para esta nueva realidad en el país. En efecto, el financiamiento al sector privado aumentó de 17% del PIB en 1990 a 28% en 2015; sin embargo, es preciso incrementar la penetración del crédito hasta alcanzar estándares internacionales y potenciar los beneficios de la integración de empresas pequeñas y medianas a las cadenas globales de producción.
En esta dirección se ha abierto un área de oportunidad para el financiamiento de las empresas exportadoras. El Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), gracias al cambio en la orientación de la política de crédito público, ha intensificado su participación en el impulso al sector externo. Como parte de los nuevos lineamientos, Bancomext limitó su financiamiento al sector público, para concentrar sus apoyos a las empresas privadas exportadoras y generadoras de divisas (ver gráfica 4), y ofrece un crédito orientado al largo plazo, como lo muestra la composición de la cartera a diciembre de 2014, donde 85% de los créditos tienen plazos mayores a un año.
Este cambio en la visión de Bancomext ha generado una dinámica de crecimiento muy positiva en su cartera lo cual es una muestra de la demanda por financiamiento de los sectores exportadores en la economía mexicana. El éxito de Bancomext se debe a una oferta crediticia que se adapta a las necesidades de los exportadores; aglutina y encauza los esfuerzos de los intermediarios financieros privados, y responde a las necesidades de la economía mexicana. (Ver gráfica 5.)
El financiamiento directo y las garantías que ofrece Bancomext se distinguen de las que proporcionan la banca privada en varios aspectos. En particular, se observan diferencias significativas en los valores promedio de las siguientes variables:
1. Destino del financiamiento:
Los recursos de Bancomext tienen un impacto mayor en la formación bruta de capital de las empresas que los de la banca privada. El crédito de la banca privada fue utilizado 62% para capital de trabajo y 25% para inversión física; para créditos de Bancomext estas cifras fueron 36% y 42%, respectivamente. Asimismo, en el crédito de la banca privada a pymes, se observó que su utilización para capital de trabajo se reducía cuando tenían la garantía de Bancomext, por lo que se infiere que esta garantía permitió una mayor orientación del crédito a la inversión u otros fines.
2. Plazo del financiamiento:
El plazo promedio de los créditos de Bancomext fue 16 meses superior al de la banca privada. Este resultado concuerda con el mayor apoyo que Bancomext da a proyectos de creación de capital.
3. Tasa de interés:
Los créditos de Bancomext tuvieron una tasa de interés 6.6 puntos porcentuales inferior a los de la banca privada. También se observó mayor dispersión en los segundos. Para el crédito de la banca privada con o sin garantía de Bancomext, no se observó diferencia significativa en sus tasas de interés.
El financiamiento a la exportación es un área que ha sido poco aprovechada
por la banca privada en México
La oferta financiera de Bancomext complementa a la banca privada ya que ofrece créditos con características diferenciadas a esta y con una clara vocación de desarrollo al atender las necesidades relacionadas con la formación bruta de capital de las empresas, con lo que coadyuva a potenciar el crecimiento económico del país y, en especial, de la planta productiva de exportación, tanto de manera directa como fomentando la participación de la banca privada a través de garantías de crédito.
De esta forma se puede afirmar que el financiamiento a la exportación, en México, es un área que ha sido poco aprovechada por la banca privada. En donde existen varios nichos de mercado que podrían aprovechar los bancos pequeños y medianos. Porque aunque Bancomext cumple un papel social al atender varios de estos nichos, no es suficiente si se considera el ritmo de crecimiento del comercio exterior de México. Además, el financiamiento de Bancomext debe ser temporal, mientras los privados entran para financiar ese sector con suficiencia y oportunidad y el banco puede dirigir sus recursos a desarrollar otros sectores exportadores o generadores de divisas.