¿Nos podría describir los inicios de ICBC?
ICBC se creó en 1984 y tiene como referencia inmediata al Banco Popular de China. Hasta el año señalado no había bancos comerciales en este país, pero la reforma económica los hizo necesarios. En 2006, ICBC se convirtió en una empresa pública al cotizar en las bolsas de Shanghái y Hong Kong. Los activos del banco pasaron rápidamente de 300 millones de yuanes en 1984, a siete billones en 2006 y a 26 billones en 2017. ICBC ha sido un motor de la economía y, al igual que ésta, ha transitado desde una estrategia de crecimiento de alta velocidad a una de desarrollo de alta calidad. De financiar a la manufactura y al mercado interno, hemos pasado a la inversión extranjera y las exportaciones. Esto le ha dado un mayor peso al consumo privado en la economía china, que ahora, con el apoyo de ICBC, se está moviendo hacia un sistema de pagos donde las tecnologías de información —como los pagos por celular— sustituyen al efectivo o al uso de tarjetas de crédito. Todos nuestros servicios financieros son accesibles vía celular y en China ocupamos el segundo sitio en el rubro de comercio electrónico.
¿Qué más nos puede decir sobre el papel de ICBC en la transformación de la economía china?
Hemos ido acompañando y promoviendo el cambio en materia de transacciones financieras: cuando la economía se comenzó a abrir, en los años ochenta, los clientes querían ir a la sucursal y tener los documentos en papel. Ahora las nuevas generaciones no quieren eso, prefieren hacer todo ya no en una computadora, sino en su teléfono inteligente. Y nosotros hemos ido, a la vez, acompañando y facilitando ese cambio.
En cuanto a los sectores que atendemos, también ha habido cambios: conforme aumentó el crédito para la infraestructura fue creciendo el empleo formal y, en consecuencia, la demanda de crédito para los servicios, la vivienda, la educación y la cultura. A su vez, esta expansión promovió un crecimiento veloz de las pequeñas y medianas empresas privadas. Además, muchas firmas empezaron a salir de nuestras fronteras y a requerir servicios financieros para esas actividades. Eso nos motivó a adquirir participación en bancos de otros países, comenzando por Singapur, en 1992. Hemos fusionado un banco en Indonesia y somos el principal accionista del Standard Bank de Sudáfrica. Tras la crisis de 2008, el proceso se aceleró y hoy tenemos instituciones en más de 30 países; no sólo en mercados emergentes, sino también en países desarrollados.
¿Cómo ha sido el camino de ICBC hacia la internacionalización?
Ha dependido en buena medida de las necesidades de nuestros clientes, cuyas actividades internacionales requieren un servicio permanente de administración de cambios de divisas. Somos el banco más grande del mundo en cuanto a operaciones con renminbi (RMB). De la misma manera, apoyamos a los inversionistas que vienen a China para realizar operaciones en nuestra moneda. ICBC tiene más de 600 inversionistas extranjeros y hemos apoyado a 145 empresas de 36 países. Nuestro siguiente gran objetivo es la iniciativa La Franja y La Ruta.
Es una iniciativa muy importante, ¿qué impacto cree usted que tendrá?
Tenemos presencia en todos los países involucrados. Nuestro Departamento de Finanzas Globales apoya a las subsidiarias de cada país para que ofrezcan crédito y asesoría a las empresas a cargo de cada tramo de la iniciativa. Esta supone para nosotros, a la fecha, más de 90 mil millones de dólares para más de 350 proyectos específicos. Tan sólo en 2017 colocamos 34 mil millones de dólares con este propósito. La iniciativa, entonces, ha tenido un impacto muy positivo para la colocación de créditos. Debido a nuestras gestiones, hay ahora un grupo de trabajo con 57 bancos involucrados en este gran proyecto.
“ICBC ha sido un motor de la economía y, al igual que ésta, ha transitado desde una estrategia de crecimiento de alta velocidad a una de desarrollo de alta calidad”
¿En qué países del continente americano están presentes?, ¿cuál es la importancia específica de la región para ICBC?
Además de Estados Unidos, México y Canadá, estamos en Brasil, Argentina y Perú. Nuestro banco más grande está en Nueva York, pero Latinoámerica adquiere cada vez mayor importancia, a medida que estrecha relaciones económicas y políticas con China. Quisiera mencionar en primer lugar la cooperación estratégica: a partir de 2014 existe el Foro China- América Latina. En 2015, se llevó a cabo el encuentro ministerial que definió el esquema 1+3+6. El 1 se refiere al plan de colaboración 2015-2019; el 3 significa comercio, inversión y cooperación financiera, y el 6 engloba los sectores energía, infraestructura, agricultura, manufactura, innovación tecnológica y tecnologías de información.
En segundo lugar, en el foro sobre la iniciativa La Franja y La Ruta del año pasado en Beijing, participaron los presidentes de Chile y Argentina. Hay seis países de América Latina participando en el Banco Asiático de Inversión (AID, por sus siglas en inglés). En cuanto al comercio, el intercambio entre China y América Latina ha crecido rápidamente. De hecho, China ya es el segundo socio comercial de esta región después de Estados Unidos y por encima de la Unión Europea. Para países como Brasil y Chile, es el principal socio comercial y el segundo para Argentina. En el caso de México, del lado de las importaciones somos el segundo socio, y del de las exportaciones el cuarto. La relación comercial es muy estrecha y el ICBC financia parte de este intercambio.
También participamos en el financiamiento de proyectos de infraestructura y manufactura en América Latina por parte de empresas chinas, que suman más de 60 mil millones de dólares en inversiones productivas en la región. Está claro, entonces, que América Latina es muy importante para nosotros.
¿Qué nos puede comentar de sus operaciones en México?
Comencemos por el comercio. El año pasado, según estadísticas chinas, México exportó a China bienes por 6 mil 713 millones de dólares, e importó 74 mil millones de dólares. Sin embargo, es importante destacar que mientras las importaciones crecieron 6.7%, las exportaciones lo hicieron 24%. Esto perfila una relación comercial más sana y equilibrada, ya que no sólo los consumidores mexicanos necesitan productos chinos, sino también a la inversa.
Apoyamos empresas de ambos países para que entren mutuamente a los mercados. De hecho, en México tenemos clientes mexicanos, no sólo chinos que han entrado o quieren entrar. Todavía son pocos, casi todas empresas muy grandes de sectores como energía, infraestructura o manufactura. Algunos están en la banca, como Bancomext.
“ICBC tiene más de 600 inversionistas extranjeros y hemos apoyado a 145 empresas de 36 países. Nuestro siguiente gran objetivo es la iniciativa La Franja y La Ruta”
Después de casi dos años en México, ¿cómo ha evolucionado su portafolios, tanto en términos cuantitativos como en distribución sectorial?
Tenemos créditos vigentes por 170 millones de dólares, que no es mucho. Algunos clientes son Aeroméxico, Bio Pappel, Axtel y Unifem, una empresa de arrendamiento. No está mal para el tiempo que llevamos operando. Para enfrentar mejor el futuro, será necesario que reforcemos nuestro gobierno corporativo, así como la previsión y la administración de riesgos, con el fin de que nuestro desarrollo en México sea saludable y sustentable.
Queremos establecer el servicio de manejo cambiario entre el peso y el RMB, en vista del creciente comercio bilateral. También estamos haciendo negocios con otros bancos, incluyendo a los tres grandes de la banca de desarrollo: Bancomext, Nafin y Banobras, y bancos comerciales como HSBC o Santander. Tenemos relaciones con once bancos en México.