Innovación permanente para el mundo
Con trabajo de calidad y evolución constante como sus máximas, Air Temp de México se posiciona como una de las proveedoras de autopartes más reconocidas del país. Hoy le vende a trasnacionales como Ford, General Motors y Volkswagen. Además, incursiona en nuevos sectores, como el hotelero. Este posicionamiento no habría sido posible sin el respaldo de Bancomext. Jorge Alberto Habib, fundador y director general de Air Temp de México, refiere como esta empresa consolidó su prestigio internacional.
Por: Marisol García Fuentes

En México, de acuerdo con la Secretaría de Economía (SE) existen 2 mil 500 empresas encadenadas al proceso de manufactura de autopartes, que aportan —junto con el sector terminal— el 3% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional y el 17% del manufacturero.

Al cierre de 2015 el sector registró un aumento en la producción del 6% y una facturación de 85 mil mdd, según la Industria Nacional de Autopartes (INA). Este sector ha estado impulsado por la presencia productiva en el país de armadoras como General Motors, Ford, Chrysler, Volkswagen, Nissan, Honda, BMW, Kia Motors, Toyota, Volvo y Mercedes-Benz.

La mayoría cuenta con empresas de autopartes instaladas alrededor de ellas, con el fin de cumplir con las exigencias de proveeduría y tiempos de entrega. Pero hay algunas excepciones, como el caso de Air Temp de México, fundada en 1982 y ubicada en la ciudad de Mérida, Yucatán.

Desde ahí, se enfoca al diseño, fabricación y comercialización de equipos de aire acondicionado, intercambiadores de calor e inyección de piezas plásticas para la industria automotriz.

“En Yucatán tenemos las condiciones de clima perfectas para probar el calor, humedad y salinidad de nuestros componentes y, si enfría aquí, podemos ir a venderle al diablo su aire acondicionado”, asegura Jorge Alberto Habib, fundador y director general de Air Temp de México.

En entrevista con Comercio Exterior Bancomext, el contador público de profesión explica que la empresa nació hace 34 años con la firme convicción de ofrecer una alternativa a la importación de productos extranjeros. En su inicio, la compañía estaba dirigida al mercado nacional, pero la calidad y tecnología de sus productos los llevó al mercado internacional.

Y es que, como muchas empresas mexicanas, esta no es solo una proveedora de manufactura simple, sino una generadora de innovación. Tan es así que recientemente Volkswagen le otorgó un galardón por su desempeño en innovación, calidad, desarrollo, sostenibilidad y gestión. “Nuestro primer cliente fue Renault, cuando estaba en México. Le proveíamos equipos aa para los modelos Encore y Alliance, y fue cuando implementamos el proceso de termoformado de plástico con tecnología propia. Posteriormente las compañías se van comunicando la calidad del producto que fabricamos y nos abren la puerta”, comenta.

 

 

¿Cuáles son las claves para que una empresa mexicana se convierta en proveedora de los grandes fabricantes como Volkswagen?

En primer lugar siendo competitivos y, junto con eso, produciendo partes con calidad de nivel internacional. El precio, la oportunidad, el servicio y la calidad que tienen nuestros productos están al nivel o superan los de empresas transnacionales. Somos una firma con cero partes por millón por defecto, lo que quiere decir que por cada millón de piezas, ni una sola sale defectuosa.

Tenemos a General Motors entre nuestros clientes: todos los Aveo que se construyen en América traen un radiador y un ventilador; nosotros hacemos esas partes. Asimismo, tenemos contrato de partes para Japón y desde hace cuatro años surtimos en Sudamérica a países como Argentina y Brasil.

 

Están ubicados en el sureste del país, lejos de los principales clusters de la industria automotriz. ¿No se sienten aislados?

Para nada. Afortunadamente hay aviones y Yucatán tiene 12 vuelos diarios desde la Ciudad de México. Desearíamos que tuvieran precios más competitivos y sin duda es necesario tener una mayor conectividad. Sin embargo, desde hace cuatro años estamos preparando nuestra planta en el estado de Puebla; aún no inauguramos pero planeamos hacerlo para finales del año o principios de 2017.

Está localizada al lado del estadio Cuauhtémoc, en la ciudad de Puebla de Zaragoza. Ahí producimos lo mismo que en Mérida, y nos ayuda a mitigar el problema de la logística. En esa planta vamos a fabricar principalmente radiadores y calefactores y a producir más para Estados Unidos y para la industria automotriz de México, aunque desde el sureste seguiremos mandando nuestros productos.

Una de las ventajas de Yucatán es el clima; tenemos el exacto para probar el calor, la humedad y la salinidad en nuestros componentes. No voy a probar que algo enfríe en el Nevado de Toluca. Tengo que buscar un lugar caliente como nuestro estado, y si enfría en Yucatán, podemos ir a venderle al diablo su aire acondicionado. Además, el estado tiene todas las condiciones y encontramos una menor rotación de personal.

 

Entre las dos plantas generamos poco más de mil empleos a nivel nacional

 

¿Cómo saben que están haciendo bien las cosas y que están logrando esa competitividad?

La calidad para nosotros es algo que no está a discusión, es decir, no es una opción. Los reconocimientos recibidos a lo largo de 34 años son una reafirmación de que venimos trabajando bien y de que vamos en la dirección correcta. También lo observamos en el incremento en nuestras ventas, la preferencia de las empresas internacionales por nuestra compañía y la diversificación que tenemos.

Estamos empezando con éxito con un sistema de climatización para los autobuses de transporte de pasajeros y explorando con evaporadoras para la hotelería y edificios. Hoy no solo hacemos aire acondicionado y calefacción; producimos radiadores y sistemas de enfriamiento de turbocargadores, de transmisiones automáticas, y con temperatura de cambio de calor. Esto, además de maquinaria agrícola para los tractores.

 

Empezaron operando en la industria automotriz y hoy se están diversificando. ¿Qué significa la palabra innovación?

Es nuestra forma de vida, no estamos tranquilos en el área de confort. De hecho, entre los años 1999 y 2000, el Protocolo de Montreal [iniciativa internacional que data de 1987 y que lanzaba un llamado de alerta y necesidad urgente de integrar un frente común contra las sustancias que dañan la capa de ozono del planeta] y las Naciones Unidas (ONU) nos hizo acreedores a un reembolso por todos los estudios que hicimos, como parte del compromiso que adquirió México para cumplir con este acuerdo.

 

Para hacer innovación se debe hacer investigación, ¿cómo la llevan a cabo?

Tenemos laboratorios que ninguna de las transnacionales que están en México posee. Los hemos ido construyendo en Yucatán con ayuda de nuestros ingenieros, y cumplen perfectamente las normas internacionales.

En México tenemos muchos valores y talentos y no debemos sentirnos menos que ningún país asiático, nórdico o del primer mundo. Debemos sentir entusiasmo, gusto y orgullo por nuestra vocación. Nosotros miramos al extranjero, vemos lo que están haciendo bien y preparamos a nuestra gente para traer esas innovaciones a nuestra planta.

Primero nos concentramos en el talento local y luego en el regional, de la zona de Yucatán. Retenemos el talento pagando lo adecuado y ofreciendo [a los empleados] un trabajo digno donde se puedan realizar. Nuestro personal tiene servicio médico en planta, comedor y fondo de ahorro, ventajas que les puede ofrecer una empresa grande y que no tienen que salir a buscar a ningún otro lugar.

Entre las dos plantas generamos poco más de mil empleos a nivel nacional (850 en Mérida y 200 en Puebla).

 

 

 

 

¿Cómo financian su crecimiento? ¿Cuál es su experiencia con el sector bancario mexicano?

Somos una empresa que sobrevivió el error de diciembre de 1994. Fue durante la presidencia de Ernesto Zedillo, entre los años de 1996 y 1997, cuando estaba la “cacería de brujas” con la banca comercial, cuando Bancomext y Nacional Financiera se anotaron un 100 rescatando a Air Temp.

La mantuvieron a flote con financiamiento; es decir, nos dieron fondos para que siguiéramos operando y a tasas competitivas. Posteriormente, se aclaró nuestra situación con la banca comercial. También hemos tenido que recurrir a fondos internacionales, sobre todo durante el sexenio del presidente Vicente Fox [2000-2006], y no fue sino hasta el sexenio de Felipe Calderón [2006-2012] que volvimos a trabajar con Bancomext.

Adicionalmente, tenemos crédito con otros bancos extranjeros con quienes estamos cumpliendo en tiempo y forma, y es en lo que basamos nuestro crecimiento. Creo que la tarea pendiente de la banca de desarrollo es ofrecer tasas más competitivas, como lo hacen algunos otros países.

No obstante, estamos muy contentos trabajando con Bancomext. Es la institución con la cual, como industrial del ramo, estoy muy agradecido. Gracias a ella es que pude salvar lo que hoy son mil empleos. Actualmente operamos con Bancomext Capital de Trabajo, lo que nos permite incrementar las ventas, porque nos permite tener un capital revolvente.

Otro destino del crédito es la investigación y el desarrollo que ofertamos a la industria automotriz. Es decir, los herramentales, moldes y troqueles para producir masivamente un producto. Se trata de un proceso que tarda de un año y medio a dos años, por todas las pruebas que implica.

Cuando la industria automotriz nos paga lo que costaron estos herramentales, nosotros tomamos ese dinero y se lo devolvemos a Bancomext. Tenemos ya muchos años trabajando con ellos y con un historial impecable.

 

Tenemos laboratorios que ninguna de las transnacionales que están en México posee

 

¿Qué expectativas tienen con el cambio del mercado a los autos híbridos y eléctricos?

Las mejores. De hecho, ya tenemos contratos para este tipo de automóviles. Ya estamos en proceso de producción de enfriadores para el sistema de las baterías y tenemos contratos de esas grandes automotrices. Hay que apostarle a México y a que aquí sí se puede. τ