El desarrollo científico y la transferencia tecnológica se incluyen entre los motores más importantes del avance industrial y el crecimiento económico; especialmente por su capacidad de generar mejoras competitivas mediante la introducción de nuevas tecnologías, productos, procesos y servicios. Sin embargo, el desarrollo científico y, en especial, la transferencia tecnológica dependen de manera importante de las políticas públicas y las instituciones creadas con la intención de detonarlos.
Finlandia es, a nivel mundial, un referente en cuanto a competencia, desarrollo tecnológico e innovación. Actualmente, está considerada como la onceava economía más competitiva del mundo, según el World Economic Forum,1 y ocupa la sexta posición en el Global Innovation Index.2
Con el fin de impulsar el desarrollo integral del conocimiento, la educación y la aplicación de tecnología, tanto a nivel nacional como internacional, Finlandia creó recientemente Team Finland Knowledge, una red de instituciones públicas que busca, entre otras cosas:
1. Atraer el interés de la comunidad internacional, mediante el impulso al desarrollo científico y tecnológico de vanguardia;
2. Aumentar la calidad de la educación superior nacional y promover su participación en actividades de investigación, desarrollo e innovación (I+D+I) realizadas en entornos laborales adecuados;
3. Mejorar la posición de los servicios de educación superior de Finlandia, y darles mayor visibilidad, a través de esfuerzos de marketing conjunto;
4. Implementar un modelo operativo basado en la creación de nuevos negocios y empresas para atraer la inversión privada hacia proyectos de exportación, desarrollo tecnológico y educación;
5. Facilitar la llegada de capital físico y humano a Finlandia convirtiéndola en un lugar atractivo para el estudio y la investigación;
6. Crear una red de exalumnos y expatriados;
7. Iniciar un debate sobre la pertinencia de la internacionalización de la educación superior y la investigación finlandesas.
La red de Team Finland Knowledge incluye diversas instituciones nacionales, a diferentes niveles, para alcanzar estos objetivos de manera conjunta y global. Entre ellas están tres ministerios (Educación y Cultura; Economía y Trabajo y Asuntos Exteriores); diversas instituciones culturales y educativas; los centros de desarrollo económico, transporte y medioambiente (centros yle); varias cámaras de comercio, y la agencia de patentes y propiedad intelectual. Una de las instituciones que vertebran de manera importante esta nueva red de colaboración es la recientemente creada Business Finland, que surge de la fusión de Finpro (empresa estatal para el desarrollo del sector exportador, que con diversos nombres está activa desde 1919) con Tekes (Teknologian Kehittämiskeskus, Centro para el Desarrollo Tecnológico).
Esta estructura pública nace con la intención de coordinar mejor los esfuerzos conjuntos y aprovechar las sinergias y complementariedades que existen entre los diversos actores involucrados y los ámbitos en los que operan. Procura, principalmente, vincular la educación con la economía, las empresas y el sector exterior. Pero dada su reciente creación (2017-2018) y lo ambicioso de sus metas, su eficacia está aún por demostrarse.
Uno de los participantes principales en esta red es Tekes, ahora en el marco de Business Finland. Como organismo público, Tekes delimitó, coordinó y financió la colaboración entre los centros de investigación públicos, el sistema de universidades y las empresas en el periodo de 1983 a 2018. Su funcionamiento durante estos 35 años está ampliamente documentado.
Curiosamente, Tekes surge bajo el auspicio del Ministerio de Economía y Trabajo y no del de Educación, por lo que mantiene desde sus inicios una vinculación más estrecha con las empresas y la actividad económica que con el quehacer meramente académico o de investigación. Su origen se relaciona con la crisis de finales de los setenta y el crecimiento del desempleo a principios de los ochenta. Su objetivo principal era el de detonar el desarrollo tecnológico como elemento de crecimiento económico, productividad y creación de empleos, y buscó desde el comienzo la colaboración de los centros de educación superior y los centros de investigación públicos con la empresa privada, a fin de transformar ideas en negocios y coadyuvar al progreso científico y tecnológico, de manera paralela al desarrollo económico, laboral y social. Los objetivos de Tekes se definieron en estos términos:3
1. Conseguir mejoras en la productividad, el rendimiento y la renovación de las empresas;
2. Promover acciones sustentables que beneficien al medioambiente;
3. Aumentar los niveles de bienestar nacional, y
4. Fomentar el conocimiento, la educación y la cultura.
Para alcanzar estos objetivos, el Tekes financia y apoya actividades de investigación, desarrollo e implementación que se traduzcan en mayor productividad; innovación de productos, procesos y servicios; creación de nuevas empresas y oportunidades de negocios; crecimiento e internacionalización de las empresas, y aprovechamiento de la derrama asociada a la generación de conocimiento y know-how. Organizadas de acuerdo a un modelo lógico bien estructurado, estas acciones incentivan la inversión en capital físico y humano tanto tangible como intangible.
La importancia del Tekes dentro del sistema de I+D+I finlandés se puede observar en el Diagrama.
Como se puede observar, al Tekes correspondía la financiación y coordinación de los esfuerzos de investigación y desarrollo conjuntos de universidades, centros públicos de investigación y empresas. Lo hacía de la mano de los centros yle, también dependientes del Ministerio de Economía y Trabajo. Actualmente, el Tekes y Finpro constituyen Business Finland que —con los ministerios de Educación, Economía y Trabajo, y Asuntos Exteriores, los centros yle y vtt Technical Research Centre of Finland— conforma la red Team Finland Knowledge, lo que coadyuva a la coordinación de los esfuerzos conjuntos.
Respecto a la financiación de las investigaciones, el aporte de la Academia de Finlandia, como ente coordinador de las universidades y los centros públicos, siempre ha sido el de mayor envergadura. Se destina especialmente a la investigación básica en universidades. El Tekes contaba con presupuestos de alrededor de 350 millones de euros anuales para el fomento de I+D+I, y buscaba de manera específica la colaboración público-privada para el desarrollo económico y la transferencia tecnológica. En 2017, la financiación pública finlandesa de I+D+I ascendió a 1,795.5 millones euros, de los que 587.1 correspondieron a universidades, 449.5 a la Academia de Finlandia y 195.2 a los centros públicos de investigación. El Tekes administró 322.2 millones.
Gracias a la mediación del Tekes se coordinaron y financiaron cerca de 2 mil 100 proyectos anuales, tanto de universidades y centros de investigación como de empresas. Fueron cerca de mil 500 proyectos de investigación empresarial y 600 de investigación pública.4
Esta financiación pública se considera y se trata como complementaria de la financiación privada. Así, el sector empresarial participa en la mayoría de los proyectos financiados por el Tekes, los cuales cuentan con esquemas de cofinanciación. Según estimaciones, por cada euro de inversión pública se invierten entre 1.02 y 1.5 euros de origen privado.5 La participación pública no ha causado un crowding-out o desplazamiento de la inversión privada en I+D+I, sino que más bien la ha complementado. Su efecto en la investigación aplicada empresarial ha sido benéfico.
En términos del tipo de actividades de I+D+I apoyadas y su impacto en el sector privado, la inversión pública también ha sido positiva. El financiamiento y la vinculación con los centros de investigación y las universidades facilitaron la elección de los proyectos a desarrollar y disminuyeron el riesgo que corren las empresas siempre que costean actividades de investigación y desarrollo, lo que les permite concentrarse más en las tareas de comercialización e implementación. Gracias a este modelo, las empresas han mostrado una actitud más abierta hacia el desarrollo de proyectos de investigación y la toma de riesgos.6
Esta corresponsabilidad ha permitido ampliar el alcance de las investigaciones: se echan a andar proyectos de colaboración de más largo plazo y con mayores recursos sobre la experiencia de alianzas previas exitosas y en el entendido de que se registrarán resultados tangibles en el corto y medio plazos, lo que aumenta la probabilidad de éxito del proyecto completo. De la misma manera, la corresponsabilidad ha servido para afrontar investigaciones más desafiantes, próximas a la frontera del conocimiento, y por ende riesgosas y de alto costo.
Igualmente, hay alguna evidencia de mejoras administrativas dentro de las empresas tras la colaboración mediante el Tekes, sobre todo en los aspectos de gobernanza y flexibilidad.7
La cofinanciación y colaboración público-privada ha promovido el desarrollo de proyectos más radicales y arriesgados, con mejores retornos en los casos de éxito, incluyendo un aumento en el número de patentes y otros recursos amparados por la propiedad intelectual. Sube la productividad, crece el índice de supervivencia de las empresas involucradas y se generan empleos en sectores altamente competitivos y remunerados. Hay además beneficios sociales, normalmente en forma de derrame: desarrollo regional, menores costes y precios, mejoras productivas y salariales, vertebración de una mayor cooperación entre empresas y entre estas y el sector público. Se estima que 20% de las pymes finlandesas participan en el desarrollo de proyectos de innovación y que esta participación incrementa el nivel de cooperación entre empresas de manera significativa.
Entre las actividades que realiza el Tekes para vincular la investigación pública con la creación de nuevas empresas destaca el programa Tuli (Tutkimuksesta liiketoimintaan: ‘de la investigación a la actividad empresarial’), que operó de 1993 a 2012 y fue sustituido por el programa tutl (Tutkimuksesta uutta tietoa ja liiketoimintaa: ‘de la investigación a la nueva información y la actividad empresarial’), que operó de 2013 a 2017. Ambos programas tenían como objetivo la generación y el desarrollo de tecnología e ideas para su aplicación empresarial, la detonación de mejoras productivas, el crecimiento tecnológico y la creación de puestos de trabajo. Encajaban en la parte final de los procesos de I+D+I y se centraban, por lo tanto, en la implementación y la transferencia tecnológica. Eran programas de precomercialización de nuevos productos, procesos y servicios, así como de defensa de la propiedad intelectual implicada, con el objeto de crear nuevas empresas, en forma de startup y spin-off, o de buscar joint ventures con empresas existentes. Una evaluación estima que por cada proyecto tutl financiado se crearon 0.78 empresas (un 78% de éxito) y se generaron 1.5 elementos de propiedad intelectual (patentes, copyright y trademark, entre otros).
En general, podemos decir que el Tekes tuvo diversos efectos positivos en la actividad de I+D+I; en la productividad; en la creación de propiedad intelectual; en el desarrollo de productos, procesos y servicios, y en la generación de empresas y puestos de empleo. Dicho de otra manera, cumplió con creces los objetivos de largo plazo que se propuso.
Dado el relativo éxito del Tekes, es de esperar que un esfuerzo aún más coordinado, más ambicioso y con un alcance más amplio e internacional, como el que ahora encabezan Business Finland y la red de colaboración Team Finland Knowledge, pueda servir para enfrentar los retos cada vez mayores de un entorno mundial tan competido.