Luego de la Conquista, a partir de la segunda mitad del siglo XVI, la autoridad virreinal protegió gran parte de la zona de los ataques de los grupos originarios, y proporcionó recursos y mano de obra para el desarrollo de los centros mineros. En consecuencia, para el siglo XVII El Bajío había alcanzado un desarrollo distintivo del resto del territorio novohispano, y era paso nodal del Camino Real de Tierra Adentro, principal arteria de transporte de la plata.
Las villas de San Miguel el Grande, San Felipe, Celaya, Lagos y León se convirtieron en la columna vertebral de la economía de la época, por la transportación de oro y plata a través de sus caminos, por ser proveedoras de enseres, víveres y vestimentas para los habitantes de las ciudades mineras de Zacatecas, Guanajuato y San Luis Potosí, y abastecedoras de alimentación agrícola y vacuna, con sistemas de riego aplicados por los pueblos indios.
La opulencia económica propició la edificación de ciudades, villas y pueblos con arquitectura civil de carácter hacendario, como lo ha señalado el historiador Luis González1. El desarrollo académico y la vasta cimentación cultural difundieron el pragmatismo y el racionalismo de la corriente ilustrada y contribuyeron a la implantación del estilo neoclásico en la arquitectura y las artes aplicadas. El impulso educativo bajo el rectorado de los franciscanos dio origen a colegios e instituciones de educación superior en Guadalajara, Guanajuato, León, Celaya, Valladolid y Querétaro.
El Bajío ha hecho aportaciones fundamentales a la historia cultural de México, y una de sus personalidades con notable presencia en la cultura popular es, sin duda, José Guadalupe Posada, el caricaturista nacido en Aguascalientes (1852-1913), cuya obra trascendió debido a la famosa imagen de la muerte, su catrina que apareció en 1894 en la revista La Patria Ilustrada2, que desde el siglo XIX se volvió ya nuestra, y alcanzó relieve mundial.
De "antena sensible a todas las vibraciones y aguja registradora de todos los sucesos", calificó a Posada el crítico de arte Antonio Rodríguez3, pues retrató con su genio dibujístico los fenómenos de la naturaleza y de los hombres de la época: de incendios, temblores de tierra y cometas a suicidios, pestes, milagros y fusilamientos. Fue una especie de comentador de su tiempo, tanto de los hábitos morales como políticos: un artista que dibujó aquellos años de conflictos, desde la intervención francesa, el imperio de Maximiliano, los Gobiernos juarista y lerdista, la dictadura de Porfirio Díaz hasta el movimiento revolucionario.
Si bien Posada trabajó al lado de muchos editores, fue con Antonio Vanegas Arroyo con quien descolló: editor de las llamadas Gacetas Callejeras, que incluían los corridos, las historietas y adivinanzas que se consumían a raudales. Con una formación refinada en lo artístico, conocedor de Degas, Manet y Toulouse-Lautrec, Posada transitó entre los extremos de la política: del conservadurismo al carácter anticlerical. A decir del investigador Agustín Sánchez González, "nunca fue un radical extremo, ni un militante, y tal vez ni siquiera simpatizante de alguna tendencia de izquierda"4.
Nació humilde y así murió, enterrado en una tumba modesta del Panteón Dolores y luego lanzado a la fosa común.
Ignacio Ramírez, Luis González Obregón y Jorge Ibargüengoitia son tres figuras guanajuatenses que han alcanzado realce nacional. Conocido como El Nigromante, Ramírez nació en San Miguel el Grande en 1818 y murió en 1870 en la capital del país. Al igual que muchas de las figuras del siglo XIX mexicano, brilló en el periodismo, como consta en la revista Don Simplicio —la cual cofundó— y en susCartas Nigrománticas a Fidel, dirigidas a Guillermo Prieto. Fue un patriota ateo y radical, convencido del Estado laico y un promotor de los derechos indígenas y la educación. Ministro de Justicia e Instrucción Pública de Benito Juárez, fundó la Biblioteca Nacional, y cumplió su tarea como Ministro de Fomento con una honradez célebre en la historia nacional.
González Obregón nació en la ciudad de Guanajuato en 1865 y murió en la ciudad de México en 1938. Intentó dedicarse a la Jurisprudencia, pero optó al final por las letras. Bibliófilo y periodista, rescató diversas tradiciones y leyendas virreinales de la ciudad de México, que figuran en México viejo, Las calles de México y Vetusteces, entre otros. En su obra consta su interés por el pasado antiguo y el presente que vivió, como se ve en su biografía sobre Bernal Díaz del Castillo y la dedicada a su maestro, el liberal Ignacio Manuel Altamirano. Fue miembro de la Academia Mexicana de la Lengua y la Academia Mexicana de la Historia, donde también fue director, entre muchas otras instituciones de realce académico y cultural.
En 1928, en la ciudad de Guanajuato nació Ibargüengoitia, uno de los escritores más penetrantes e irónicos del México de su época. Su apuesta inicial fue el teatro, aunque la narrativa y el artículo periodístico lo consagraron. Los relámpagos de agosto, su primera novela, se convirtió en un clásico por su aproximación sarcástica a los militares y políticos de la Revolución mexicana. En Dos crímenesrealiza una disección, repleta de sentido del humor, de los usos y costumbres de la sociedad de su estado natal. Bajo los títulos de Autopsias rápidas e Instrucciones para vivir en México, el investigador mexicano Guillermo Sheridan reúne una parte relevante de su faena en los medios, que ilustra las nupcias entre la vocación literaria y los temas de actualidad. En 1983 Ibargüengoitia muere en un accidente de avión.
El Patrimonio Mundial se conforma por los bienes y los sitios con una importancia cultural o natural que trasciende fronteras y tienen un valor excepcional para las generaciones presentes y futuras. La Convención del Patrimonio Mundial de la Unesco garantiza su salvaguarda y conservación, desde 1972. México cuenta con 31 sitios Patrimonio Mundial en sus categorías de patrimonio cultural y natural. De todos ellos, en El Bajío podemos mencionar:
El Bajío tiene en sus linderos la realización de fiestas convertidas en ejemplos de empresas culturales. Hablamos, entre otras, del Festival Internacional Cervantino, la Feria Nacional de San Marcos y la Feria del Globo, que congregan los más disímbolos intereses y públicos.
1 Luis González, "Ciudades y villas de El Bajío", es referencia amplia en San Miguel Allende y el Santuario de Jesús Nazareno de Atotonilco, México. Texto de Francisco Vidargas, Presidencia Municipal de San Miguel de Allende, Guanajuato, 2008.
2 Agustín Sánchez González y Esther Acevedo Valdés, Historia de la caricatura en México, Editorial Milenio/Universidad de Alcalá, España, 2011.
3 Antonio Rodríguez, Posada, Domés, México, 1977.
4 Agustín Sánchez González, óp. cit., p. 128.
5 Francisco Vidargas (coordinador editorial), El Patrimonio de México y su valor universal: Sitios inscritos en la lista del Patrimonio Mundial, INAH, 5a ed., 2011.
6 Ibíd., p. 48.
7 El Patrimonio vivo de México: Elementos culturales inscritos en las Listas de la Convención para la Salvaguarda del Patrimonio Cultural Inmaterial, INAH, 2014.
8 Ibíd., p.20.
9 www.festivalcervantino.gob.mx
10 www.festivaldelglobo.com.mx/historia.html