La diplomacia económica de México
La dimensión mercantil de las relaciones internacionales tiene hoy —en plena era de la globalización— un peso sin precedentes. Para países como el nuestro, que han apostado fuertemente al libre comercio y han identificado en él una ruta al pleno desarrollo, el componente económico de la diplomacia es crítico.
Por: Luis Videgaray Caso

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En el mundo globalizado, interdependiente y en constante transformación en que vivimos, la política exterior desempeña un papel cada vez más decisivo para la prosperidad y el desarrollo sostenible de los países. Mediante la política exterior los países se relacionan con su entorno, proyectan su identidad y sus valores, y se insertan en la comunidad de naciones.

México es un puente natural entre los dos extremos del continente americano, así como entre Asia y Europa, gracias a nuestro acceso a los océanos Pacífico y Atlántico. Por ese motivo, ha tenido un papel fundamental en la construcción de un mundo cada vez más interconectado, con mayores flujos de bienes, capitales, servicios y personas.

Este artículo analiza las acciones que la Secretaría de Relaciones Exteriores, en coordinación con otras dependencias del Gobierno de la República, lleva a cabo en materia de diplomacia económica. A partir de un breve recuento de antecedentes históricos, se ofrece un panorama de su situación actual, así como algunas reflexiones sobre su futuro.

La diplomacia económica o comercial es la utilización de la influencia política de los Estados a favor de sus intereses económicos para penetrar en los mercados internacionales y mostrarse como socios seguros y confiables para invertir y hacer negocios. Entre sus principales objetivos se encuentran: la promoción de las exportaciones, la atracción de inversiones, el apoyo a la internacionalización de las empresas nacionales —mediante inversiones en el exterior, con alianzas estratégicas o participando en cadenas globales y regionales de valor—, la atracción y desarrollo de nuevas tecnologías, la cooperación económica internacional, la promoción turística y las estrategias de marca-país. En suma, cualquier actividad económica internacional que propicie crecimiento y desarrollo.

Trayectoria histórica

 

La situación geopolítica del país, en especial su vecindad con Estados Unidos, ha hecho del aumento y la diversificación de las relaciones comerciales de México una aspiración constante. Estos elementos, reconocibles hoy en nuestra diplomacia comercial, se encuentran en el primer documento de política exterior del Estado mexicano (el Dictamen de Azcárate, de 1822): tanto el centro de gravedad en Norteamérica como la vocación de México hacia el Pacífico.

Cincuenta años después, durante el Gobierno del presidente Porfirio Díaz, la Secretaría de Relaciones Exteriores tomó una serie de medidas para posicionar al país como un socio comercial atractivo y confiable. En los últimos años del siglo xix se abrió una sección comercial en la Cancillería; se elevó a rango de embajada la legación mexicana en Washington, D.C.; se aumentó el número de consulados en Europa; se establecieron relaciones con Japón y China, y se fomentó la participación de sectores productivos (agricultura y minería, principalmente) en ferias mundiales, como en el caso de la Exposición Universal de París de 1889.

El Gobierno de Díaz trató de mantener en equilibrio la balanza comercial de México con Estados Unidos y países de Europa como Alemania, Reino Unido, España y Francia. Desde esos años, Estados Unidos ha sido nuestro primer socio comercial, el destino primordial de nuestras exportaciones y la fuente principal de nuestras importaciones. En 1877, el mercado estadounidense recibía 42% de las exportaciones totales de México y para 1911 esa participación relativa se elevó a 76%.

Esta tendencia se acentuó en la primera mitad del siglo xx como resultado de acontecimientos internacionales trascendentales: la Revolución mexicana, la Revolución rusa y las dos guerras mundiales. Tras la crisis económica de 1929, México adoptó como modelo de desarrollo la sustitución de importaciones. En esos años, el comercio exterior del país se centró en la exportación de materias primas, principalmente el petróleo, y en menor medida en manufacturas. Como en el pasado, se buscó reducir la concentración comercial con Estados Unidos, sobre todo después de que el país norteamericano decidiera aumentar los aranceles. La estrategia se dirigió a aumentar los intercambios económicos con los socios tradicionales de Latinoamérica —de manera especial con los países centroamericanos— y de Europa, así como la conquista de nuevos mercados en las naciones recién independizadas de Asia. En ese periodo destaca el establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular China, en 1972.

En los últimos decenios del siglo xx, a partir de una lectura del entorno internacional en transformación, México optó por convertir el comercio en uno de los principales motores del desarrollo nacional. El modelo económico proteccionista cedió el paso a la apertura, el libre comercio y la integración regional. La primera medida en esa dirección fue el ingreso de México en 1986 al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (gatt, por sus siglas en inglés), antecedente de la Organización Mundial del Comercio (omc).

En esos años, la idea de una asociación con Estados Unidos cobró fuerza. La negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), a principios de los noventa, supuso un viraje radical en las políticas exterior y económica de México, y frecuentemente se le valora como la medida más trascedente del siglo XX. Además de ampliarse el acceso al mercado más dinámico del mundo, el norteamericano, se eliminaron aranceles y otras barreras no arancelarias. Este cambio de paradigma motivó también el interés de otros socios tradicionales como la Unión Europea, con quien México suscribió un Acuerdo de Asociación Global, que incluía un Tratado de Libre Comercio. (Ver la Gráfica 1.)

 

 

Principios, ejes y prioridades

de la política exterior mexicana

 

Como resultado de la experiencia histórica, en 1988 nuestra Constitución consagró, en la fracción décima del artículo 89, ocho principios de política exterior que son los ejes de nuestro actuar en el mundo: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención; la solución pacífica de controversias; la proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y promoción de los derechos humanos, y la lucha por la paz y la seguridad internacionales.

Hoy, ante las aceleradas transformaciones internacionales, el presidente Enrique Peña Nieto estableció como quinta meta nacional del Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018 que México sea un actor con responsabilidad global. En enero de este año, el presidente enlistó dos prioridades de política exterior. En primer lugar, fortalecer la presencia de México en el mundo, a fin de diversificar nuestros vínculos políticos, comerciales, de inversión, turismo y cooperación con países de América Latina, Europa, Asia-Pacífico, Medio Oriente y África. En segundo, construir una nueva etapa de diálogo y negociación en la relación bilateral con Estados Unidos que permita consolidar la integración de Norteamérica. En suma, el Gobierno de la república ha asumido su liderazgo para emprender una diplomacia económico-comercial que destaca por su audacia, efectividad y sentido estratégico.

 

Panorama actual de la diplomacia

comercial mexicana

 

México es uno de los principales defensores del libre comercio en el mundo, en respuesta a sus intereses económicos y a su convicción de forjar un mundo mejor interconectado y más próspero. Hoy somos una de las naciones más abiertas y globalizadas del mundo, con 12 acuerdos de libre comercio que incluyen a 46 países; 32 acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones (appri) con 33 países, y nueve acuerdos en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración. Con estos acuerdos, México se ha consolidado como la puerta de entrada a un mercado que representa más de mil millones de personas (según cifras del Fondo Monetario Internacional y la omc de 2015). Además, nuestro país cuenta con un gran número de instrumentos internacionales en materia de transporte aéreo, complementación económica sectorial e integración multilateral, entre otros.

Para México, el comercio abierto, la integración global y regional, la productividad, la innovación, la capacitación y el desarrollo del capital humano son piezas claves para acceder a los beneficios que ofrecen los mercados globales, propiciando mayores oportunidades, más empleo y mayor ingreso para la población en su conjunto.

México es un actor relevante en el escenario internacional y mantiene como estrategias comerciales diversificar el acceso preferencial a mercados internacionales e incrementar la participación de las pequeñas y grandes empresas mexicanas en las cadenas globales de valor. En 2016, México tuvo un volumen de comercio exterior de casi 761 mil millones de dólares, y en lo que va de la presente administración captó 144 mil 312 millones de dólares de inversión extranjera directa (ied). Las reformas estructurales encabezadas por el presidente Peña Nieto han abierto nuevas oportunidades para estimular el comercio y la inversión.

Hoy en día, la mayoría de las visitas de Estado, oficiales y de trabajo de mandatarios y funcionarios de alto nivel van acompañadas de importantes delegaciones empresariales. La participación de representantes del sector privado y el acompañamiento paralelo de misiones comerciales o de negocios ha sido crucial para avanzar los objetivos de la diplomacia comercial.

A la fecha, el presidente de la República ha realizado múltiples giras al extranjero con un componente empresarial. Un ejemplo destacado fue la realizada a países del Golfo Pérsico en enero de 2016. De la misma manera, durante las visitas de mandatarios extranjeros a México se han organizado foros de negocios y eventos de promoción económica, como ocurrió durante la visita oficial de la canciller federal de Alemania en junio de este año.

La Secretaría de Relaciones Exteriores —por medio de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid)— impulsa la diplomacia económica del Estado mexicano apoyada en las 80 embajadas y 66 consulados distribuidos por todo el mundo. La Secretaría de Economía —por medio de ProMéxico— ejerce sus labores de promoción mediante 46 oficinas en el exterior. Para hacer más eficiente la labor de la diplomacia comercial mexicana y evitar duplicidades, en 2015 se acordó sumar esfuerzos entre ambas dependencias.

El objetivo de esta alianza es compartir herramientas, documentos e inteligencia comercial. Cada representación mexicana en el extranjero es hoy una verdadera célula de promoción económica. De la misma manera, ProMéxico cuenta ahora con aliados en prácticamente todo el mundo y con el peso político de las embajadas y consulados para acceder a los interlocutores económicos al más alto nivel. A partir de la instrumentación de las acciones desarrolladas en el convenio de colaboración entre ambos organismos, en tan solo dos años el número de oportunidades de negocio detectadas por las representaciones de México en el exterior se incrementó 800%. Varias de estas oportunidades ya se han convertido en realidades.

Este esquema ha permitido incursionar en nuevos mercados en países del Medio Oriente, Europa Central, África y la Cuenca del Pacífico. A esta diversificación de mercados de destino se suma la registrada tanto en el tipo de productos y servicios que se comercian como en los sectores en los que se invierte. Alrededor del mundo, hoy contamos con empresas con capital mexicano que producen cemento, tortillas, pan, vidrio, autopartes, electrodomésticos, frutas y vegetales, carnes frías, tuberías, frituras de maíz, químicos, envases y bebidas embotelladas, entre otros productos. Muchas otras empresas mexicanas ofrecen servicios de entretenimiento, autoservicios, transporte, logística, asesoría, así como diseño y producción de obras de cine y televisión. Esta presencia cada vez mayor de nuestro país condujo a que en 2012 la inversión de empresas mexicanas en el exterior superara a la ied que llegó al país.

La estrategia de promoción actual de México toma en cuenta la coyuntura económica, las particularidades de cada región y la aparición de nuevas tendencias, incluidos modelos de negocios. En ese sentido, el país ha puesto sus energías en integrarse desde el principio y de manera favorable a la llamada “cuarta revolución industrial” o “Industria 4.0”.

 

Conclusión: el futuro de la diplomacia económica de México

 

En el mundo globalizado de hoy, la diplomacia comercial es una de las herramientas principales de la política exterior en el mundo. Los empresarios, creadores de riqueza y generadores de empleo dentro y fuera de México, contribuyen a instrumentar la política exterior de nuestro país, incorporando sus necesidades e intereses por medio del diálogo y la interacción cotidiana con el Gobierno de la República.

La entrada en vigor del TLCAN fue el parteaguas en el modelo de desarrollo del país. Desde entonces, México ha avanzado en la diversificación de sus importaciones (46.4% de Estados Unidos y 18% de China en 2016), pero ha mantenido la concentración en el destino de sus exportaciones (80.9% a Estados Unidos en 2016) (ver las gráficas 2 y 3). Asimismo, ha aumentado su participación en las importaciones de Estados Unidos (de 6.9% en 1993 a 13.4% en 2016).

 

 

Hay un cambio notable en la estructura de las exportaciones mexicanas. En 1985, las exportaciones de los sectores extractivos (principalmente por el petróleo y la minería) constituían la mayoría de las exportaciones totales del país (57.1%) frente a las manufacturas (37.6%). Hoy en día, es a la inversa: las principales exportaciones de México son manufacturas (89.9%), mientras que las de petróleo y minería han disminuido (6.2%).

El libre comercio enfrenta cuestionamientos en el mundo. Numerosos discursos y plataformas políticas en las distintas regiones recogen el malestar de amplios sectores sociales que se sienten excluidos de los beneficios de la globalización. Las ventajas del libre comercio, la integración, el multilateralismo y la democracia liberal se ponen en duda. En su lugar, se retoman programas económicos y de gobierno que se creían superados. Frente a esta coyuntura, tenemos la determinación de continuar defendiendo la apertura y la integración, en la que México ha trabajado con gran ahínco.

Es nuestra convicción que estos proyectos ofrecen beneficios en el corto, en el mediano y en el largo plazos para nuestra ciudadanía. La modernización del TLCAN permitirá consolidar a Norteamérica como una de las regiones más integradas, más competitivas y más dinámicas del mundo. Hacia el sur, la Alianza del Pacífico (entre México, Chile, Colombia y Perú) permitirá aprovechar coincidencias históricas para construir una plataforma de alcance global, orientada a Asia-Pacífico. Hacia el Atlántico, la actualización del Acuerdo Global entre México y la Unión Europea será la punta de lanza de una renovada alianza política, económica y de cooperación con el modelo más exitoso y avanzado de integración en el mundo.

México seguirá promoviendo en el mundo la conveniencia del sistema comercial fundado en la omc, las economías abiertas, la libre empresa, así como la integración y la formación de cadenas de valor intra e interregionales. En el Gobierno de la República estamos convencidos de que este es el camino más efectivo para detonar prosperidad e inclusión. Como parte de esta visión, la diplomacia comercial será uno de nuestros bastiones más importantes. 

Luis Videgaray Caso es secretario de Relaciones Exteriores de México.

1 Roberta Lajous Vargas, Historia mínima de las relaciones exteriores de México (1821-2000), El Colegio de México, México, 2012.

2 Hermann von Bertrab, Negotiating NAFTA: A Mexican Envoy’s Account, Center for Strategic and International Studies/Prager, Westport, 1997.

3  “Estructura de las exportaciones”, Información oportuna sobre la balanza comercial de mercancías de México durante diciembre de 2016, INEGI, Aguascalientes, 2017.