La educación y su relevancia en la inserción internacional de México.
Asegurarse que todos los jóvenes tengan acceso a una educación de calidad, es la mejor manera de combatir la inequidad en el país, afirma el Dr. Rafael Rangel Sostmann, rector durante 26 años del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey y quien actualmente se desempeña como profesor visitante en Innovación Educativa y asesor del presidente de la Universidad Estatal de Arizona. En entrevista con Comercio Exterior hace un balance de la educación en el país y destaca sus principales logros, rezagos y desafíos.
Por: Redacción Revista Comercio Exterior

En un diagnóstico inicial, ¿qué elementos destacaría de la situación actual de la educación en México? ¿Cuáles son los principales rezagos educativos y cuáles los nuevos desafíos?

Los resultados del examen estandarizado de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) muestran que México se encuentra ubicado en los últimos lugares en Matemáticas, Redacción y Lectura. Desde hace cinco décadas, en cada sexenio se han instrumentado planes y reformas cuyo objetivo es mejorar la educación, específicamente la educación básica y media superior. Pero hace falta más. Destaco algunas acciones que, desde mi perspectiva, ayudarían a mejorar la calidad del sistema educativo del país.

1.La primera está relacionada con el rediseño de las escuelas normales superiores. La calidad de la formación que se imparte en estos centros educativos tiene que estar acreditada por organismos autónomos y certificados internacionalmente. Sus profesores y sus programas deben estar actualizados y cumplir estándares de la más alta calidad.

2.Las actuales evaluaciones a los docentes deben usarse, principalmente, para diseñar e instrumentar sistemas de capacitación y desarrollo, pero también como un mecanismo de motivación para que los docentes se superen y eleven la calidad y el rigor de la instrucción que imparten.

3.Antes de aumentar el gasto, es necesario reducir las posibles mermas e ineficiencias de los recursos que se invierten actualmente; evaluar el gasto promedio estatal y federal por alumno; medir en cada región cuánto de ese gasto llega al plantel para el pago de los docentes, el mejoramiento de la infraestructura y la administración del sistema educativo local y federal, y cuánto y en qué se malgasta.

4.En México se ha abusado históricamente del centralismo y, tanto en el sector público como en el privado, hay una predisposición por el autoritarismo. La centralización de los sistemas trae beneficios iniciales en el empleo de los recursos, pero el abuso del modelo contrarresta sus bondades, creando una gran burocracia. Es necesario, por tanto, descentralizar no solo la aplicación de los recursos financieros en los estados y planteles, sino también algunas decisiones académicas y administrativas.

5.Las decisiones deben de compartirse entre la federación, el estado y los planteles. El maestro y el director de la escuela tienen que tener la flexibilidad y la libertad necesarias para realizar mejoras al plantel que sean relevantes para las condiciones y necesidades de sus alumnos. Si queremos que ambos sean creativos e innovadores, hay que darles la oportunidad y empoderarlos para que, junto con su comunidad (alumnos, padres de familia y administrativos), hagan su propio programa de mejoramiento, tomando siempre en cuenta las grandes metas nacionales.

 

Hace no mucho tiempo había un catálogo prácticamente fijo de carreras universitarias a elegir. Hoy muchas de las profesiones con mayor potencial aún no existen o recién se están creando. ¿Cómo educar a los jóvenes para los empleos del futuro?

Los centros universitarios pretenden preparar a los estudiantes como profesionistas competitivos proporcionándoles una gran base de información y, como yo digo, “sobre-especializándolos”. Sin embargo, para que los egresados se abran paso en un futuro que aún no está claramente definido, las instituciones deben darle prioridad al desarrollo de capacidades y herramientas básicas que les permitan aprender por sí mismos y fungir como agentes de transformación de su sociedad.

 

¿Cuáles son esas capacidades que deben desarrollarse en el sistema educativo del siglo XXI? Antes se usaban la repetición y la memorización como método de enseñanza-aprendizaje. Ahora Google lo sabe todo.

Hay que reconocer que en las universidades se le sigue dando prioridad a los contenidos y no se pone suficiente atención al desarrollo de capacidades que les permitan a los alumnos aprender por sí mismos, saber investigar, contar con un pensamiento crítico, identificar y resolver problemas de su especialidad, ser emprendedores y tener la curiosidad de aprender, usar las tecnologías modernas de la información, trabajar en equipo, comunicarse oralmente y por escrito, dominar el inglés u otro idioma, ser empáticos, y, sobre todo, saber ser ciudadanos. Estas capacidades, que son independientes de la profesión que se sigue, le brindan al alumno una amplia visión del mundo y las herramientas para salir adelante y contribuir a la sociedad en un futuro incierto.

 

 

¿Cuál es el papel del estudiante en la escuela del siglo XXI?

Volverse el centro de su propio proceso educativo y aprender a no depender del maestro para adquirir conocimientos y resolver problemas. A pesar de que este proceso de enseñanza-aprendizaje es aceptado por los educadores, es muy común formar estudiantes cuyo aprendizaje depende del maestro. El problema con este método es que el alumno, cuando termina sus estudios universitarios, no tiene la capacidad de aprender autónomamente en un mundo cambiante e incierto.

 

¿Cuáles son los retos más importantes que enfrentan los profesores en el aula?

Hoy en día, cuando los alumnos llegan al aula ya dominan y usan intensivamente diversos sistemas de información y comunicación: teléfonos inteligentes; buscadores tipo Google; medios de comunicación global con otras ciudades o países; plataformas de videos sobre diferentes y amplios temas, como YouTube, etcétera. El reto del profesor es prepararse para aprovechar la tecnología en beneficio de sus alumnos: emplear plataformas educativas, facilitar el acceso a la información, promover que los alumnos desarrollen equipos colaborativos a distancia para resolver problemas o realizar los proyectos asignados.

 

“Desde hace cinco décadas, en cada sexenio se han instrumentado planes y reformas cuyo objetivo es mejorar la educación, específicamente la educación básica y media superior. Pero hace falta más.”

 

Hay que reconocer que el avance de la tecnología que puede ser aprovechada en la educación es muy dinámico. Una de estas tecnologías emergentes es la inteligencia artificial, la cual ya está transformando, y seguirá haciéndolo, muchas industrias, empresas de servicios y ámbitos. La educación no va a ser la excepción.

La inteligencia artificial abre grandes posibilidades para el desarrollo de sistemas personalizados y adaptados a las necesidades de cada estudiante. Los profesores siempre han soñado con personalizar y adaptar su enseñanza y el aprendizaje a las necesidades y el potencial de cada alumno. Tradicionalmente, la enseñanza en el salón de clases se ha impartido sobre el supuesto de que todos los alumnos tienen la misma capacidad y forma de aprender. La realidad es que cada alumno asimila la información a diferente ritmo y tiene necesidades propias, pero también un estilo distinto de aprender conocimientos y conceptos.

Actualmente, el “aprendizaje personalizado y adaptativo” mediante sistemas digitales facilita y complementa la labor del maestro, lo que trae como resultado un descenso en la deserción y un mayor aprovechamiento de los alumnos.

La instrumentación de sistemas personalizados y adaptativos a nivel de secundaria mejorará considerablemente los procesos de enseñanza y aprendizaje, y lo mismo aplica para la universidad. Esta es una de las tecnologías emergentes aplicadas a la educación que está en sus inicios en México y en el mundo.

 

¿Qué hacer ante la vertiginosa evolución tecnológica que puede volver obsoletos los conocimientos y habilidades de los profesores?

Es necesario desarrollar nuevos modelos, ágiles y accesibles, para preparar y desarrollar a los profesores y evitar la obsolescencia de sus capacidades. Se debe capacitarlos con sistemas de didáctica moderna en el uso de la tecnología de la información y las nuevas tecnologías pedagógicas —además, por supuesto, de adiestrarlos en su especialidad profesional.

Pienso, asimismo, que el modelo actual confiere demasiada relevancia a la obtención de maestrías y doctorados por parte del maestro. Sin embargo, es posible brindar una preparación específica y oportuna cuando así lo requiera la labor docente. También se tienen que desarrollar más programas de actualización que consideren el uso de sistemas a distancia e híbridos, y no solo los presenciales. Con estos sistemas, el docente tiene más flexibilidad para estudiar sus programas de desarrollo y actualización.

 

Desde su perspectiva, ¿la educación está contribuyendo a una distribución más equitativa de las oportunidades? ¿Qué debería hacerse en materia de política educativa para alcanzar este propósito?

La mejor manera de alcanzar la equidad es que todos los alumnos tengan las mismas oportunidades de acceder a una educación de calidad. La desigualdad en este rubro se traduce en oportunidades dispares para los egresados.

Muchas veces el alumno termina sus estudios de preparatoria con deficiencias académicas y de aprendizaje. Las universidades públicas y privadas ponen restricciones a través de exámenes de admisión y rechazan a los que consideran que vienen con insuficiencias importantes. Esto trae como consecuencia que un porcentaje de alumnos quede fuera del sistema educativo, engrosando el grupo de jóvenes a los que se conoce ahora como “ninis” (que no estudian ni trabajan). Para contrarrestar este gran problema, el sistema educativo debe invertir fuertemente en programas de nivelación o remediales, con el fin de dar oportunidades y no desaprovechar un capital humano muy importante.

A manera de ejemplo, existen sistemas digitales nuevos basados en lo que se denomina aprendizaje adaptativo digital. En él, de forma automática se identifican las deficiencias de cada alumno y se le indica no solo qué área debe estudiar, sino también en qué secuencia tomar sus materias y qué materiales o herramientas emplear de acuerdo con su estilo de aprender. Estos sistemas usan algoritmos de inteligencia artificial y análisis de datos cuyo uso y aplicación van a crecer, dando como resultado que más alumnos tengan éxito en su ingreso a la universidad y su paso por ella.

 

 

Un número considerable de jóvenes inicia su vida laboral en actividades que no corresponden a su formación educativa. ¿Cómo lograr una vinculación efectiva entre escuela y empresa?

Tiene que haber una fuerte asociación entre empleador e institución educativa; una relación donde exista la comunicación, la confianza y el espíritu de trabajar colaborativamente en beneficio de los egresados, de las empresas y, en último término, de la universidad. Esta asociación se logra de distintas formas, entre ellas invitando a los representantes de las empresas a participar junto con los profesores en el diseño de los programas académicos y en la creación de pasantías; también, invitando a los profesores a que, junto con sus alumnos, resuelvan problemas reales de las empresas y aprendan mediante experiencias profesionales concretas.

 

“Hay que reconocer que en las universidades no se pone suficiente atención al desarrollo de capacidades que les permitan a los alumnos aprender por sí mismos. Estas capacidades les brindan una amplia visión del mundo y las herramientas para salir adelante y contribuir a la sociedad en un futuro incierto.”

 

¿Cómo garantizar que la investigación universitaria contribuya a superar el crónico rezago del país en materia de ciencia y tecnología?

Considero que existen dos grandes retos en la materia. El primero es el bajo gasto que se hace en investigación en el país. Se tiene que asegurar que, al menos, el equivalente a 1% del producto interno bruto se destine a esta actividad. El Gobierno también debe dar incentivos a las empresas para que hagan investigación en colaboración con las universidades. El otro gran reto son los criterios que se utilizan para evaluar la investigación. Si la variable más importante y muchas veces el único criterio para evaluar la calidad de la investigación es el de hacer publicaciones arbitradas por los pares, se descuida el objetivo de que la industria nacional se vuelva competitiva mediante la promoción del desarrollo tecnológico.

México se volvió un país manufacturero de clase mundial, lo que permitió crear un gran número de empleos, pero no hemos logrado desarrollar significativamente la capacidad de generar conocimientos. Para hacerlo, hay que identificar las áreas en las que México se desea distinguir a nivel mundial, con el fin de definir una estrategia nacional, abrir centros de investigación y atraer inversión para la creación del conocimiento. Como parte de esto, se deben hacer parques tecnológicos cerca de los centros universitarios en donde se desarrolle tecnología con la participación de empresas y académicos.