¿Estamos formando jóvenes para el desafío de los ambientes digitales de aprendizaje y los escenarios académico-laborales de los próximos años? ¿Qué impacto tienen la revolución tecnológica, la revolución de información y los ambientes laborales de la cuarta revolución industrial en la educación superior? ¿Por qué la industria 4.0 significa una aporía para la concepción, la actualización y los fines de la educación superior?
La necesidad de revisar y poner al día los contenidos curriculares está presente en el entorno internacional, tanto en las instituciones de educación y la economía como en diversos ámbitos de los negocios.2 Los nuevos planteamientos tienen generalmente enfoques prácticos e inmediatos. Esta revolución implica beneficios, pero también conlleva riesgos que deben considerarse durante la renovación curricular; están, por ejemplo, las implicaciones de la inteligencia artificial en los procesos educativos y laborales3 o el despropósito de limitar el sentido más amplio de la educación a unas cuantas directrices empresariales. La revisión y actualización de la práctica educativa no significa reducirla ni empobrecerla, sino adecuarla a las exigencias de la sociedad contemporánea sin desvirtuarla.
¿En qué consiste la aporía a la que me refiero? Una aporía (gr. aporein, aporos) se refiere, en gran medida, a dos razonamientos válidos pero contrarios. En este caso, no es una sola contraposición entre industria 4.0 y educación superior, son varias. Por una parte, está la premisa de redirigir o adaptar la formación de recursos humanos a los entornos, los planes y las necesidades de la industria 4.0, por lo que subyace la necesidad de reelaborar no solo los contenidos curriculares de la educación superior, sino también los mecanismos de gestión educativa, vinculación y comunicación, los sistemas y las interacciones entre universidad-sociedad y empleo.4 Por otra parte, el mismo entorno, así como los proyectos y las innovaciones que ocurrieron en la industria 4.0, generaron las condiciones para la transformación de las posibilidades del empleo. Pensemos el caso de un egresado de educación superior, en áreas susceptibles de automatización. ¿Cómo enfrentará el cambio? La automatización de la industria desarrolló condiciones que incrementan la disolución y, en otros escenarios, la obsolescencia de ciertos empleos; pero también, la creación y conformación de actividades productivas emergentes.5
Luego, la aporía reside en que las condiciones que permiten y permitirán a la educación superior responder, adaptarse e integrarse a la industria 4.0 y armonizar con ella parecen ser las mismas que la resignificarán radicalmente. En otras palabras, la idea de entornos de aprendizaje flexibles, adaptativos y digitales, de aprendizajes responsivos con retroalimentación creativa e inmediata —propios del criterio de gamificación—, está implicando un nivel de desescolarización, es decir, de anulación del criterio del ambiente escolarizado de la educación superior. La reorganización del mercado laboral y sus implicaciones para la creación, adaptación y extinción de empleos dan muestra de la resignificación que experimentarán ciertos contenidos curriculares en los próximos años.6 Como señalan Demartini y Benussi,7 habrá que considerar que “[…] los ejemplos del mundo real sugieren que las habilidades y competencias actuales más relevantes deberían ser aquellas que apoyen continuamente la capacidad de actualización por uno mismo y de autosintonizarse, que esas habilidades sean transferibles y directamente aplicables a los diferentes escenarios sociales, de negocios y profesionales”.
LA CUARTA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL RECONFIGURÓ NUESTRO ENTENDIMIENTO DE LA INTELIGENCIA NO BIOLÓGICA.
Así, los contenidos curriculares han de actualizarse no solo en función de su vigencia, sino también de sus posibilidades de autoadaptación prospectiva, en armonía con los propósitos elevados de la educación. El análisis del estado de la educación superior implica entender el papel de las habilidades críticas, creativas, éticas y de resiliencia que posibiliten una cultura de bienestar,8 mismas que nutren la vida de un joven que se educa para la ciudadanía, la libertad y la equidad.
En este contexto de oportunidades emergentes y requerimientos de habilidades, pensemos: ¿cuál es el papel de los procesos digitales de aprendizaje y de los recursos digitales? Es necesario revisar la relación entre espacios laborales y espacios educativos, sin prescindir de una visión de largo plazo, es decir, considerar qué y cómo orientar la educación y sus contenidos curriculares hacia metas más elevadas.9 Metas que atiendan y, a su vez, trasciendan la orientación de la industria de la cuarta revolución, guía ubicua y preponderante cuyos entornos han sido identificados en el estudio The Next Production Revolution.10 Insisto: la armonización académica que considera —o en su caso orienta— lo que el entorno de relaciones educación-sociedad-empleo está viviendo en la era de la hiperconectividad no significa reducir los fines de la educación superior ni limitar su futuro.
Pensar las implicaciones de la industria 4.0 en la educación superior también significa considerar un proceso más amplio, hiperrelacionado y, al mismo tiempo, solipsista. No solo es el cambio en la industria y el empleo, sino también en las formas de entendernos como seres humanos. Las revoluciones de nuestro tiempo —tecnológica, industrial, de información— ya ocurrieron. Vivimos sus efectos, sus pruebas, sus adaptaciones, sus implicaciones, su interactividad autónoma, su aprendizaje del error para reconfigurarse sin la intervención de una inteligencia biológica, como en AlphaGo Zero (es un programa informático de inteligencia artificial para jugar Go, uno de los juegos de estrategia más antiguos, de origen chino y anterior al ajedrez).11 Lo que las hace diferentes respecto a las revoluciones previas, entre otras muchas cosas, es que una parte de sus procesos no depende de una inteligencia biológica, sino de una no-biológica, una inteligencia que es extensión —artificial— de la que ha caracterizado al ser humano en su devenir histórico.
Por ello, desde una perspectiva filosófica, cuando hablamos de actualizar o reelaborar los contenidos de un sistema o modelo educativo ha de considerarse su carácter relativo; porque antes de que la actualización de contenidos curriculares tenga efectos, ya será obsoleta respecto al entorno tecnológico al que quiere responder. Ante esto, puede resultar útil delinear criterios flexibles para concebir una armonía entre educación, sociedad y empleo, entre ellos:
1. Criterios para fomentar aprendizajes creativos y dúctiles de un modelo educativo “n”, en el contexto regional y de identidad de las instituciones de educación superior pero en diálogo con un entorno interrelacionado y con mecanismos para la apropiación de pedagogías digitales.
2. Criterios para armonizar un sistema “n” de educación superior con la vinculación entre la formación desescolarizada y la sociedad-empleo como un sistema multiagente (SMA).12
3. Criterios para establecer lineamientos que nutran entornos creativos, adaptativos, interconectados, éticos, de integridad académica y resilientes.
4. Criterios que reestructuren armónicamente la gestión educativa, administrativa y normativa para construir entornos de aprendizaje flexible, adaptativo, digital-responsivo y con retroalimentación.
5. Criterios que desarrollen los entornos democráticos y de equidad educativa dentro de un modelo educativo “n”.
6. Criterios para el desarrollo de lineamientos con enfoque ético y de integridad, aplicables al desarrollo y la apropiación asincrónica de pedagogías digitales en un modelo educativo “n”.
IMPLICACIONES ÉTICAS
¿Qué implicaciones éticas y laborales tienen las recientes innovaciones tecnológicas en inteligencia artificial y machine learning para un estudiante que actualmente cursa la educación superior? Como punto de partida, consideremos la pregunta en el marco de referencia presentado en The Onlife Manifiesto, que plantea cuatro cambios:13
1. El desvanecimiento de las distinciones entre lo real y lo virtual;
2. El desvanecimiento de las distinciones entre lo humano, la máquina y la naturaleza;
3. El tránsito de la escasez de información a la abundancia de información;
4. El cambio de enfoque que va de la prioridad de las entidades a la prioridad de las interacciones.
La ética digital es una propuesta para entender y desarrollar cierta conciencia y actitudes en torno a las cuatro transformaciones mencionadas en el Onlife Manifiesto, cuyas implicaciones en educación las observamos en los ambientes de aprendizaje que han incorporado tecnologías de la información y comunicación. También es una herramienta para encontrar respuestas a la pregunta: ¿qué ideas, valores, metas han sido transformados por la actual revolución tecnológica, identificada como cuarta revolución industrial?
La resignificación de la axiología y las prácticas éticas ha permeado en las tres revoluciones previas e incita cambios de paradigmas para entender la realidad y al ser humano del siglo XXI.14 ¿Qué entendemos por cuarta revolución en el contexto tecnológico actual? Desde la perspectiva de la revolución tecnológica de la información, y siguiendo a Floridi, la primera es la revolución iniciada por Nicolás Copérnico, teñida de preguntas vitales sobre la relación sujeto-objeto y sus implicaciones epistemológicas. Enseguida, la revolución que trajo Darwin y su investigación sobre nuestro lugar en la evolución. La tercera, de acuerdo a Luciano Floridi, puede ubicarse con Sigmund Freud y las investigaciones sobre aquellos que gobierna o explica la conducta de la persona. La cuarta revolución la detonó Alan Turing en el siglo XX y constituyó una reconfiguración de nuestro entendimiento de la inteligencia no-biológica.
TIEMPO Y ESPACIO SON CLAVES PARA REDIRIGIR CRÍTICAMENTE Y ARMONIZAR LOS RETOS EDUCATIVOS CON LOS ESCENARIOS SOCIALES.
Sin embargo, existen otras razones para hablar de una cuarta revolución, que pueden delimitarse desde una perspectiva histórica de las transformaciones industriales, las revoluciones que nos han precedido se entienden como una sucesión enlazada de cambios tecnológicos.15 De manera general puede hablarse de una primera revolución catalizada por la aplicación de descubrimientos científicos a la solución de problemas específicos, como es el caso de Isaac Newton y la construcción de motores de vapor para una industria que comenzó a desplazar la mano de obra.16 A la segunda la enmarcan las transformaciones en la producción y en la vida cotidiana que trajo la electricidad; la tercera revolución, para Xing y Marwala, se identifica con la revolución electrónica.17 La cuarta revolución industrial se caracteriza por entornos y sistemas que incorporan la digitalización, la inteligencia artificial, el machine learning, la automatización de la industria y la integración horizontal y vertical de los procesos de producción, entre otros elementos.
Desde ambas perspectivas —la revolución tecnológica de la información y la cuarta revolución industrial—, ocurrieron resignificaciones trascendentales, tanto en la noción de ser humano como en el conocimiento y la educación. Sin embargo, la transformación no se limitó a esos campos. También las ideas de tiempo y espacio fueron repensadas; ambas son claves para entender, redirigir críticamente y armonizar los retos educativos con los escenarios sociales, de producción y empleo actuales.
Sin perder de vista el propósito más elevado de la educación y considerando las prácticas y contenidos educativos que reciben hoy y recibirán nuestros estudiantes en los siguientes años, pensemos por un momento en ¿cómo desentrañar el sentido histórico de nuestro tiempo al enfrentar los desafíos ambientales, sociales y de paz, en relación al lugar que hoy damos a la innovación tecnológica, el consumo y la industrialización en nuestra forma de vida?
Referencias
1 Con la autorización del autor y pequeñas adecuaciones editoriales, reproducimos el artículo publicado originalmente en Innovación Educativa, vol. 19, núm. 79, enero-abril de 2019, pp. 7-12.
2 Petra Maresova, Ivan Soukal, et al., “Consequences of Industry 4.0 in Business and Economics”, Economies, vol. 6, núm. 3, 2018, pp. 1-14 .
3 Baobao Zhang y Allan Dafoe, Artificial Intelligence: American Attitudes and Trends, Center for the Governance of AI, Future of Humanity Institute, Universidad de Oxford, Oxford, 2019 .
4 Gabriela Beatrice Cotet, Beatrice Adriana Balgiu y Violeta-Carmen Zaleschi, “Assessment Procedure for the Soft Skills Requested by Industry 4.0”, MATEC Web of Conferences, vol. 121, 2017 .
5 International Labour Organization-Global Commission on the Future of Work, Work for a Brighter Future, Geneva, 2017 .
6 McKinsey Global Institute, Jobs Lost, Jobs Gained: Workforce Transitions in a Time of Automation, 2017 .
7 Claudio Demartini y Lorenzo Benussi, “Do Web 4.0 and Industry 4.0 Imply Education X.0?”, IT Pro, mayo-junio de 2019, pág. 5 .
8 Kenneth Tobin, “Researching Mindfulness and Wellness”, en Matgorzata Powietrzynska y Kenneth Tobin (editores), Weaving Complementary Knowledge Systems and Mindfulness to Educate a Literate Citizenry for Sustainable and Healthy Lives, Sense Publishing, Rotterdam, 2017.
9 Eevi E. Beck, Tone Dyrdal Solbrekke, Molly Sutphen y Ester Fremstad, “When Mere Knowledge Is Not Enough: The Potential of Bildung as Self-Determination, Co-Determination and Solidarity”, Higher Education Research & Development, vol. 34, núm. 3, noviembre de 2014, pp. 445-457.
10 OECD, The Next Production Revolution: Implications for Governments and Business, OECD Publishing, Paris, 2017.
11 David Silver, Julian Schrittwieser, Karen Simonyan, et al., “Mastering the Game of Go without Human Knowledge”, Nature, 550, pp. 354-359 https://www.nature.com/articles/nature24270.pdf>.
12 Luciano Floridi, “Hiperhistoria, el surgimiento de los sistemas multiagente (SMA) y el diseño de una infraética”, en Xicoténcatl Martínez Ruiz, Infoesfera, Instituto Politécnico Nacional, Distrito Federal, 2015.
13 Luciano Floridi (editor), The Onlife Manifesto: Being Human in a Hyperconnected Era, Springer, 2015, pág. 7 .
14 Luciano Floridi, The Fourth Revolution: How the Infosphere is Reshaping Human Reality, Oxford University Press, Oxford, 2014.
15 Bo Xing y Tshilidzi Marwala, “Implications of the Fourth Industrial Age for Higher Education”, The Thinker, vol. 73, Quarter 3 .
16 Claudio Demartini y Lorenzo Benussi, “Do Web 4.0 and Industry 4.0 Imply Education X.0?”, op. cit.
17 Bo Xing y Tshilidzi Marwala, “Implications of the Fourth Industrial Age for Higher Education”, op. cit.