Desde el inicio de la emergencia sanitaria provocada por la propagación mundial del virus sars-CoV -2, se hizo evidente que la pandemia y la economía mantendrían cursos entrelazados. En dilema ético constante, los objetivos de salud pública y del ámbito económico se están enfrentando a una suerte de juego suma cero en la que ambos comparten un escenario más bien sombrío.1 En general, ni en los casos que se dio prelación a la contención del virus, ni en aquellos donde se privilegiaron los criterios económicos se pudo evitar la crisis sanitaria o conjurar el fantasma de la recesión.2
En una coyuntura como esta, no es extraño que se multipliquen los debates sobre las políticas que deben adoptarse y, sobre todo, el alcance y duración de las mismas.3 Se ha advertido insistentemente en que el aislamiento físico, como estrategia sanitaria para contener la propagación del virus, aumenta la presión sobre la economía en la medida que restringe la presencia de los individuos en los espacios públicos: sin interacciones no hay propagación del virus, pero tampoco mercados.4
Considerando la velocidad de los acontecimientos desencadenados por la pandemia en los ámbitos local, nacional e internacional, y la incertidumbre sobre sus repercusiones en la evolución de una economía como la mexicana aquejada por signos de desaceleración desde 2019, el recientemente creado Grupo Interinstitucional de Investigación (GIDI)5 decidió levantar una encuesta con el propósito de evaluar el impacto económico de la pandemia en las empresas domiciliadas en Baja California. En este artículo presentamos los principales hallazgos de este ejercicio.
CONSIDERACIONES GENERALES DE LA ENCUESTA
La encuesta en línea del GIDI se aplicó a 1,035 propietarios o gerentes de empresas de distintos sectores económicos. El marco muestral lo integran empresas privadas establecidas en los cinco municipios del estado de Baja California y tiene una destacada presencia de unidades micro, pequeña y medianas (82% del total).
El cuestionario se envió a miles de empresas y, considerando el estándar, se obtuvo una respuesta muy satisfactoria. Este logro obedece al diseño de una campaña de promoción y convocatoria aplicada a lo largo de un mes de trabajo que incluyó: el envío directo a cerca de 18 mil correos electrónicos almacenados en bases de datos propiedad de AXIS; 23 mil correos adicionales tomados del DENUE-INEGI; cerca de 22 mil correos de empresas privadas orientadas al marketing electrónico, y alrededor de cinco mil correos enviados por cámaras y organismos empresariales a sus afiliados. En todos los casos, se contempló el envío inicial de la convocatoria y al menos un recordatorio. Adicionalmente, se emprendió una campaña de difusión mediante redes sociales como Facebook, LinkedIn y WhatsApp.
PRINCIPALES HALLAZGOS
La encuesta se aplicó entre el 8 de abril y el 7 de mayo. Sobre el impacto de la pandemia, la mitad de las 1,035 empresas entrevistadas reportó recortes de personal, mientras que tres cuartas partes de la misma acreditó una disminución en las horas trabajadas. Además, el 43% afirmó que planeaba reducir empleo y 57% que tenía contemplado recortar su horario de trabajo. Respecto a la evolución esperada de sus ingresos, la totalidad de las empresas que respondieron a esta pregunta proyectó una disminución en 2020. En la mayoría de los casos (68%), la afectación se considera crítica ya que va del 41% al 100% de los ingresos. Para la gran mayoría de las empresas (83%) se prevé que la pérdida de ingresos ocurra en el corto plazo (desde inmediatamente hasta principios de agosto). Es decir, la mayoría de las empresas en Baja California ya reportan impactos negativos en el ámbito laboral y económico, y se prevé que aumenten en el corto plazo.
Del total de la muestra, 706 empresas proporcionaron información sobre su plantilla de personal en 2019 y, a partir de estos datos se contabilizaron 249,547 empleos. Con base en lo manifestado por las empresas, la reducción esperada de empleo puede considerarse relativamente pequeña: 11,166 personas en total; sin embargo, esta estimación es conservadora debido a que, por una parte, de las 420 empresas que tenían contemplado recortar empleos, solo 189 proporcionaron información específica de la reducción esperada y, por otra parte, no se contabilizó (porque no se preguntó a las empresas) el número de empleos que ya habían sido afectados.
Con relación a las finanzas, la encuesta contabilizó ingresos totales por 40.1 mil millones de pesos a partir de las 507 empresas que proporcionaron esta información. Las pérdidas estimadas para este conjunto de empresas alcanzaron 5.5 mil millones de pesos (13.4% del total de sus ingresos), lo que representa el 0.74% del PIB estatal en 2019.6
En términos de las operaciones, la principal afectación reportada es el desabasto. El 75% de las empresas manifestó enfrentar al menos una dificultad con el abasto y alrededor del 50% de las empresas encuestadas especificó alguna de las siguientes afectaciones: alza de precios, demora en tiempos de entrega, proveedores fuera de operación y escasez de insumos.
Desde otra vertiente, la pandemia produjo cambios en la actividad habitual de los empresas. Prácticamente la totalidad de la muestra reportó diversas afectaciones en su operación: 40% identificó menor afluencia al negocio, reducción de horarios y paros temporales. De igual manera, un porcentaje muy elevado de empresas (96.5%), acreditó diversas estrategias en materia laboral. Aunque algunas de las medidas reportadas no están en línea con lo establecido por el Gobierno Federal —anticipar vacaciones (24%), descansos sin goce de sueldo (16%), revisión de contrataciones (14%), entre otras—, las más usuales pueden catalogarse como socialmente responsables: descansos con goce de sueldo (56%) y trabajo a distancia (49%). En otro tema, el 91% de las empresas manifestó haber identificado o realizado ajustes en materia financiera, entre los que sobresalen la reducción de clientes y del consumo (69%), de gastos no esenciales (67%) y de compras locales (49%). Por último, y distinto a lo esperado, una elevada proporción de las empresas encuestadas (41%), definió su actividad como esencial, lo cual destaca por el nivel de las afectaciones reportadas.
INCERTIDUMBRE, ¿UN MAL NECESARIO?
El pasado 31 de marzo de 2020, el Gobierno Federal de México publicó en el Diario Oficial de la Federación el “Acuerdo por el que se establecen acciones extraordinarias para atender la emergencia sanitaria generada por el virus SARS-CoV-2”, dentro de las consideraciones incluidas en el documento se utiliza la figura de “actividad esencial” para caracterizar aquellas empresas que pueden mantenerse en operación.7 Las necesarias medidas sanitarias que contenía la declaratoria suponían, tanto explícita como implícitamente, importantes consideraciones de orden laboral y económicas. Entre las actividades catalogadas como “esenciales” se incluían las necesarias para atender la emergencia sanitaria: servicios médicos públicos y privados, así como actividades de soporte para la atención médica, entre otras, los servicios administrativos, de abasto y proveeduría. También se catalogaron como esenciales aquellos sectores para el “funcionamiento fundamental de la economía”, relacionados con la producción y venta de alimentos, producción química y de productos de limpieza, telecomunicaciones y logística, entre otros servicios de soporte a estos sectores.
Si bien las autoridades federales ofrecieron una guía para la determinación de las actividades esenciales, la revisión y el cumplimiento de los lineamientos quedó a cargo de estados y municipios y, en ese ámbito de gobierno, la interpretación se hizo en forma discrecional. Como ejemplo, la encuesta señala que 16% de las empresas manifestaron un desconocimiento acerca de si sus actividades eran o no esenciales; incluso entre empresas de un mismo giro, algunas se autocatalogaron como esenciales y otras no. Un caso ampliamente citado en los medios de comunicación fue el de la empresa de dispositivos médicos Smiths Medical en Tijuana. Aunque de inicio fue catalogada por el gobierno como “no esencial” considerando que su producción se destinaba íntegramente a la exportación, a principios de abril se autorizó su reapertura tras alcanzar un acuerdo para la donación de ventiladores mecánicos al gobierno de la entidad.8 Se encontró, asimismo, que 31% de los entrevistados no estaba seguro si reduciría personal, 20% no sabía aún si reduciría horas laborales y 8% tenía pendiente la decisión de cubrir vacantes.
Al complejo panorama anterior, se suma la incertidumbre sobre el tiempo que tomará la reapertura de los establecimientos y la reactivación de la economía. No debe perderse de vista que las decisiones en la materia están ligadas no solo al control de la pandemia en cada uno de los municipios bajacalifornianos, sino incluso a nivel nacional, y más aún, en California, Estados Unidos. Bajo el semáforo preventivo de la “Nueva Normalidad”, que dio inicio el primero de junio, se añadieron otras actividades esenciales como la minería, la construcción privada y la fabricación de equipo de transporte.9 Una semana después, los medios de comunicación mencionaron que todas las cadenas de suministro vinculadas a la economía estadounidense también estarían consideradas como esenciales.
Se espera que el semáforo preventivo en sus cuatro niveles suministre información detallada sobre la fecha y el tipo de actividades que reanudarán labores en cada una de las localidades. No obstante, la falta de claridad en los conceptos de actividades esenciales, así como el surgimiento de nuevos casos de la covid-19 en los diferentes municipios de la entidad, avivan la incertidumbre y dificultan la toma de decisiones por parte de empresas y población en general.
Datos del Seguro Social indican que, de marzo a abril de 2020, se perdieron 21,533 empleos en Baja California; de los cuales, y como era de esperarse, casi todos corresponden a Tijuana y Mexicali, en ese orden. Con excepción de Tijuana donde las empresas medianas y grandes reportan cambios positivos en el número de trabajadores afiliados entre marzo y abril, en el resto de los municipios la situación del empleo es adversa para las empresas de estos tamaños. A nivel de subsectores, y en correspondencia con lo encontrado en la encuesta de GIDI, el número de asegurados disminuyó, mientras que los trabajadores más afectados se ubican en el rango salarial de entre 2 y 4 UMAS. Finalmente, el Instituto Mexicano del Seguro Social reporta una reducción en abril-mayo de 461 patrones activos, lo que probablemente denote el cierre de empresas.
SEMÁFORO DE IMPACTO
Para profundizar en el análisis del impacto de la pandemia en la situación y perspectivas de las empresas de Baja California, se construyó un “semáforo del grado de afectación” a partir de un índice que combina variables sobre reducción de empleo, reducción de horas trabajadas y potencial reducción de ingresos. Como muestra el Gráfico 1, en poco menos de un tercio de la muestra la afectación puede catalogarse como severa, proporción similar al que exhiben las empresas con una afectación menor. La mayoría (39.6%), sin embargo, se ubica en una afectación intermedia. En otras palabras, el 100% de las empresas exhibe algún grado de afectación y, a pesar de que 41% de la muestra manifiesta pertenecer al grupo de actividades esenciales, cerca del 70% se ubica en el rango de afectación que va de intermedio a severo.
A nivel de municipios, el semáforo muestra que los de menor población como Playas de Rosarito y Tecate tienen el mayor nivel de afectación (véase el Gráfico 2). En cuanto al tamaño de las empresas, el semáforo muestra una relación inversa: a menor número de empleados mayor afectación (véase el Gráfico 3). Respecto al tipo de actividades económicas, las afectaciones más pronunciadas corresponden al turismo; seguido por el comercio, la construcción y los servicios profesionales; mientras que la menor afectación se observa en las empresas de manufactura (véase el Gráfico 4). Las microempresas presentaron el mayor nivel de afectación en los siete subsectores, las dedicadas al turismo ocuparon el primer lugar, seguidas por las de comercio.
El tema de las empresas esenciales es relevante para su reflexión. Como mencionamos, el 41% de los encuestados se consideró dentro de las esenciales, el 16% declaró desconocer su clasificación y el 43% restante reportó que no era esencial. En el caso de las maquiladoras de exportación (empresas adscritas al régimen IMMEX, generalmente de gran tamaño), el porcentaje que se ubicó en semáforo rojo respecto al empleo fue superior al del conjunto de la muestra. Más aún, fue más severo el impacto para las empresas declaradas como esenciales (75.5% rojo) que para las no esenciales (64.3%). Y en el caso del impacto de las finanzas fue más severo en las no eran esenciales (56.1% con pérdidas por arriba del 40% de sus ingresos) que en las esenciales (34.5 por ciento).
A MANERA DE CONCLUSIÓN
A partir de los resultados de la encuesta de GIDI y de los datos del Seguro Social se puede determinar que las afectaciones varían según municipio, subsector de actividad y tamaño de empresa. De ahí que la frase “todos estamos en la misma tormenta, pero no en el mismo barco” es muy adecuada para comprender la situación en las empresas y para los trabajadores bajacalifornianos. Con el fin de destacar lo más relevante de lo examinado hasta aquí, podemos recuperar puntualmente los siguientes aspectos:
• A nivel de subsectores, la mayor afectación se reporta en el turismo y la construcción, y la menor en los grandes comercios.
• Los municipios más pequeños son los que más resienten el impacto, particularmente los ubicados en Playas de Rosarito asociados al turismo.
• La maquiladora no fue tan afectada, al menos no en forma permanente.
• La proporción de empresas que espera importantes pérdidas en sus ingresos (mayores al 40%) es alta.
• Hubo cierre de empresas no solo por ser no esenciales, sino por contracción de la demanda final (personas en casa, falta de ingresos, poco consumo, parálisis del turismo).
• Hay afectaciones en la cadena de suministro: en los eslabones hacia atrás y hacia adelante, hay falta de suministros y de clientes.
• Es claro que hay una gran necesidad de seguir analizando en los meses subsecuentes el impacto, la reapertura y, esperemos, la recuperación económica.
• Las imprecisiones sobre la definición de actividades declaradas como esenciales o no esenciales, al significado preciso de los semáforos establecidos por el Gobierno Federal, y a la toma de decisiones de cada gobierno local sobre estos temas, avivan la incertidumbre, amén de que hay grupos poblaciones renuentes a reconocer la gravedad de la pandemia, mientras que otros toman las máximas precauciones.
• Adicionalmente a las afectaciones directas y la incertidumbre descrita previamente, se suman, en el caso particular de Baja California, el menor número de personas que cruzan la frontera por decisión del país vecino, hecho que obstaculiza el acceso a mercancías y servicios. De la misma manera, la inestabilidad del tipo de cambio (peso-dólar) y el comportamiento de otros indicadores macroeconómicos clave, deteriora las expectativas de los agentes económicos. En este sentido, podemos concluir que los gobiernos de los estados, en sus diferentes niveles, no han logrado establecer hasta ahora una estrategia clara para reducir las afectaciones de la COVID-19 y preparar el terreno para la recuperación.
* Este documento se deriva del Grupo Interinstitucional de Investigación (GIDI). EI GIDI tiene como objetivo documentar y analizar las afectaciones económicas derivadas de la pandemia del covid-19 y lo integran investigadores de axis (Saúl De los Santos, Ilse Esparza y Lilia Covarrubias), El Colegio de la Frontera Norte (Jorge Carrillo, Humberto García y Redi Gomis) El Colegio de Sonora (Álvaro Bracamontes), Arizona State University (Francisco Lara) y del Despacho RuizMorales y Asociados (Juan Morales). Para más información visite la página .
1. Luis Carlos Chacón, “Dualismo ético: salud vs. economía”, Forbes México, abril 17 de 2020. Recuperado de
2. “Covid-19: ¿Está bien planteado el contrapunto economía vs. salud?”, TalCual, 27 de abril de 2020. Recuperado de
4. “Covid-19: ¿Está bien planteado…?, op. cit.
5. El GIDI se conforma por nueve integrantes de cinco instituciones: dos de la iniciativa privada y tres académicas. Saúl de los Santos, Ilse Esparza y Lilia Covarrubias de axis; Juan Morales del Despacho Ruiz Morales y Asociados; Jorge Carrillo, Redi Gomis y Humberto García de El Colegio de la Frontera Norte; Álvaro Bracamontes de El Colegio de Sonora, y Francisco Lara de la Universidad Estatal de Arizona.
6. Considerando que muchas empresas no respondieron la pregunta sobre el porcentaje de su ingreso anual que se vería afectado, es probable que la afectación inicial estimada por el GIDI alcance el doble (9.75 mil millones).
8. “Smiths Medical operará de nuevo en Tijuana a cambio de ventiladores para BC”, Newsweek Baja California, 2 de junio de 2020. Recuperado de
9. “Explica alcalde nueva normalidad en semáforo rojo”, Síntesis, 2 de junio de 2020. Recuperado de