El avance de la globalización ha dado lugar a profundas transformaciones en la manera como se organiza la producción a nivel mundial. La fragmentación productiva y el surgimiento de las cadenas de producción global, dos de sus rasgos más característicos, suponen nuevas oportunidades para el crecimiento económico; pero también, riesgos para la articulación del aparato productivo nacional. En el caso de la estrategia de crecimiento liderada por las exportaciones, la articulación del sector manufacturero con el resto de las actividades productivas es una condición sine qua non para que las ventas externas puedan generar un círculo virtuoso entre el empleo, la productividad y el producto. Desde una perspectiva kaldoriana, el sector manufacturero constituye el motor del crecimiento de la economía en su con-junto, dados sus rendimientos crecientes a escala, su capacidad para incorporar con mayor facilidad el progreso técnico y el impulso que supone su demanda de insumos para el resto de las actividades productivas. Lo anterior implica que una unidad de valor agregado no es necesariamente equivalente entre los sectores, especialmente en términos de sus efectos para inducir o dinamizar el crecimiento.
Para mostrar la importancia de los encadenamientos productivos del sector manufacturero en los resultados de la estrategia de crecimiento liderada por exportaciones, contrastamos los casos de México y Corea del Sur en el periodo 1995-2014, utilizando las series históricas de las matrices insumoproducto. A partir de estas matrices calculamos diversos coeficientes para analizar la naturaleza y la trayectoria de los encadenamientos sectoriales en ambos países y evaluar su incidencia en los resultados alcanzados por estos países en la instrumentación de la estrategia mencionada.
Sobre los eslabonamientos productivos
Chenery y Watanabe introdujeron los denominados eslabonamientos sectoriales como método para analizar efectos de cambios en la demanda final en situaciones diversas e identificar sectores que pudieran ser relevantes para el funcionamiento de las economías. Propusieron, asimismo, el cálculo de los encadenamientos directos, como método para cuantificar el impacto de una rama sobre el resto de la economía. Los encadenamientos directos hacia atrás DBL (por sus siglas en inglés) miden la capacidad de un sector para arrastrar directamente a otros ligados a este. En tanto que los encadenamientos directos hacia adelante DFL (por sus siglas en inglés) muestran la capacidad de un sector, a partir de su capacidad de oferta, de incidir en el nivel de las demás actividades. Los DBL son una medida de la influencia directa que ejerce un sector sobre el resto de la economía y de su capacidad de arrastrar el resto de sectores. En tanto que los DFL miden la influencia directa que ejerce la demanda final de todos los sectores sobre la producción de un sector, esto es la capacidad de influencia de todos los sectores sobre la producción de un sector.
La desarticulación del sector manufacturero mexicano con el resto de la economía es una de las posibles causas de su lento desempeño económico
Hirshman y Rassmussen, por su parte, proponen el término de eslabonamientos directos e indirectos (totales) con el propósito de medir la interdependencia de los sectores: si el sector A demanda directamente insumos de B pero no de C, y a su vez, B demanda insumos directamente de C, el sector A demanda indirectamente insumos de C. El razonamiento es análogo para las ventas o entregas.
Principales resultados
Un primer aspecto que debemos resaltar de los resultados es que el efecto de arrastre del sector manufacturero, destacado por Kaldor como motor de crecimiento, puede ser medido a partir de los eslabonamientos hacia atrás, tanto directos como indirectos (ver el Cuadro). Respecto a los directos, a lo largo del todo periodo considerado los eslabonamientos hacia atrás de Corea del Sur son consistentemente mayores que los de México. Si bien se observa una reducción de los coeficientes entre el año inicial y el final del periodo en ambos países, la reducción en México es relativamente mayor, indicio de una desarticulación directa hacia atrás de mayor cuantía que la del país asiático (ver el Cuadro).
La articulación directa e indirecta hacia atrás del sector manufacturero con el resto de la estructura productiva es la condición sine qua non para el éxito de dicha estrategia
Los eslabonamientos directos hacia adelante, por su parte, muestran que los coeficientes de entrega del sector manufacturero por unidad de producto al resto de sectores económicos han tenido mayor dinamismo en México que en Corea. Al inicio del periodo, en nuestro país, el sector manufacturero entregaba al resto de sectores que componen la estructura productiva directamente 0.31 unidades por cada unidad producida, y aunque en los primeros años tal coeficiente disminuyó, posteriormente aumentó y para 2014, por cada unidad producida, entregaba directamente 0.57 unidades.
Por otra parte, la trayectoria opuesta que siguen los eslabonamientos totales hacia atrás (directos e indirectos) en México y Corea sirve de instrumento empírico para confirmar la afirmación inicial de la desarticulación del sector manufacturero mexicano con el resto de la economía como una de las posibles causas de su lento desempeño económico (ver la Gráfica 1).
En cuanto a los eslabonamientos totales hacia adelante se observa un crecimiento en México, en tanto que en Corea permanecen prácticamente estancados. Por cada unidad de producción, en 2014, México entregó 2.32 unidades al resto de actividades económicas nacionales y Corea solo 2.02 unidades (obsérvese el efecto multiplicador). Una explicación podría ser que Corea del Sur vende más al sector externo de su producción manufacturera (ver la Gráfica 2).
Aunque el sector manufacturero tiene un papel fundamental en México como proveedor de insumos a los demás sectores, sus bajos eslabonamientos hacia atrás son un elemento clave para explicar por qué dicho sector no ha desarrollado cabalmente la capacidad para arrastrar al resto de la estructura productiva nacional. Si como ya Smith anunciaba desde 1776, el comercio internacional a través de la división del trabajo permite aumentar la riqueza de las naciones y bajo este referente diversos países instrumentaron la estrategia de crecimiento liderada por exportaciones, el presente documento debe poner de manifiesto que la articulación directa e indirecta hacia atrás del sector manufacturero con el resto de la estructura productiva es la condición sine qua non para el éxito de dicha estrategia.
El efecto de arrastre del sector manufacturero puede ser medido a partir de los eslabonamientos hacia atrás, tanto directos como indirectos
La política industrial es, sin duda, uno de los pilares fundamentales de desarrollo económico para contrarrestar deliberadamente el rezago y cambiar la posición de un país en la división internacional del trabajo. Por tanto, el lento económico exhibido por nuestro país en las tres últimas décadas y su incidencia en el deterioro del bienestar de la población, exige establecer urgentemente estrategias deliberadas de política industrial para escalar en las cadenas de producción global. De esta manera, las exportaciones tendrán la capacidad de generar mayor empleo, productividad y producto, así como un mercado interno robusto.