México- Cuba
Después de la histórica reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, México debe actuar con rapidez en la redefinición de la política exterior con la Isla. Hay muchos intereses en juego: turismo, definición de límites fronterizos en el Golfo de México y, por supuesto, comercio exterior. Ya se han dado los primeros pasos en esa dirección, pero es urgente delinear los nuevos términos de la relación con Cuba.
Por: Susana Chacón

La relación bilateral México-Cuba es sin duda estratégica. Desde comienzos de la Administración actual se ha buscado reforzar los vínculos de amistad que caracterizaron a la histórica relación entre ambos países, ya que en los primeros 12 años de este siglo se vivió un profundo alejamiento que era necesario subsanar. A pesar de los pasos dados, cabe mencionar que se tiene una oportunidad que no se debe desperdiciar y menos aún postergar. Todo lo contrario. Urge retomar los planteamientos estratégicos que dibujen una relación distinta. Una relación que, además de su trayectoria política, social y cultural, retome el carácter comercial, económico y energético, y que promueva los lazos con una visión a futuro. Desde 2013 fue notorio que México era
uno de los principales socios de Cuba, después de Venezuela y Brasil. Contaba con un comercio bilateral que ese año fue de 386 mdd, mientras las inversiones de este país en la nación caribeña ascendían a 730 mdd.

Cabe mencionar que Cuba importó productos por 2 mil 980 mdd en 2013, un alza interanual de 28.6%, y México fue el séptimo destino de las exportaciones cubanas, con 37 mdd en ese mismo año, según cifras de la Organización Mundial del Comercio. Por otra parte, en el Diario Oficial de la Federación, la Secretaría de Economía (SE) dio a conocer el Tercer Protocolo Adicional al Acuerdo de Complementación Económica (ACE) 51, con el cual se otorgaron y profundizaron preferencias arancelarias en 3 mil 939 clasificaciones de productos. El ACE 51, que regula la relación comercial entre Cuba y México, entró en vigor en 2001. Desde entonces, México otorgaba a Cuba preferencias en 476 fracciones arancelarias, en tanto que Cuba las ofrecía en 152 clasificaciones de productos. De ahí que México exportó al mercado cubano productos por 373 mdd en 2013, un descenso interanual de 3.7%, de acuerdo con datos de la se.

Además, para relanzar las relaciones entre los dos Gobiernos, se adoptaron los siguientes instrumentos jurídicos:

Ampliación de línea de crédito para mayor comercio e inversión.

Carta de intención para la cooperación bilateral.

Tratado sobre extradición.

Tratado de asistencia jurídica mutua en materia penal.

Ampliación del Acuerdo de Complementación Económica 51.

Acuerdo de cooperación en materia turística.

Acuerdo sobre reconocimiento y revalidación mutuos de títulos, diplomas y estudios de educación superior.

Memorando de entendimiento en materia de medio ambiente y recursos naturales.

Por otra parte, dado que la relación comercial con Venezuela comenzó a deteriorarse debido a la situación interna del país sudamericano, el Gobierno cubano buscó ampliar sus relaciones para beneficiar su desarrollo. Desde diciembre de 2014, cuando comenzó el inesperado acercamiento entre los Gobiernos de Barack Obama y Raúl Castro —momento histórico para las relaciones internacionales—, México debió plantear una nueva formulación de su política exterior y en su política de comercio exterior. Debería dibujarse al menos en tres planos distintos:

a) bilateral con la Isla,
b) trilateral con Estados Unidos y Cuba,
c) multilateral con Cuba y en relación con el Caribe y Centroamérica.

El acercamiento entre Estados Unidos y Cuba cambió el escenario regional e internacional. De ahí que México no pueda mantener su histórica relación con la Isla. Hoy más que nunca debe plantearse una relación estratégica que nos sitúe en un plano en el que el acercamiento bilateral dé ventajas a ambos países frente a terceros, especialmente Estados Unidos. A pesar de los acercamientos, visitas y firma de diversos acuerdos bilaterales durante los tres primeros años del Gobierno de Peña Nieto, hace falta tomar decisiones y hacer otros planteamientos.

El escenario del Golfo de México representa la entrada por el Atlántico al hemisferio americano. Es el paso de bienes y personas que se movilizan en todas direcciones. Desde América Latina hacia el Norte pero también de Europa hacia las Américas. La manera en que México refuerce su relación con Cuba le dará una posición de fortaleza frente a todos los países. Hasta ahora el acercamiento de los cubanos con los estadounidenses ha sido más estrecho que con los mexicanos. A pesar del viaje de al menos 60 empresarios el año pasado para la feria del Puerto del Mariel, las ventajas que tienen los europeos —en especial los españoles—, los estadounidenses y los canadienses con sus inversiones cada vez mayores en la Isla, han dejado a los mexicanos a la zaga. La labor del embajador Juan José Bremer, la de Bancomext y la oficina de ProMéxico han buscado favorecer los resultados hacia una relación más dinámica, eficiente y competitiva pero todavía no tienen los resultados que estos otros países han alcanzado en su relación con los cubanos.

Como parte de las últimas medidas, el Gobierno de México aprobó tratados con Cuba en materia jurídica: los acuerdos aprobados son de extradición y de asistencia jurídica mutua en materia penal. Además de ofrecer mayor certidumbre y transparencia en las relaciones comerciales y económicas. Para esto último se aprobó el Cuarto Protocolo Adicional al Acuerdo de Complementación Económica 51 que contempla lo siguiente:

1. Aprovechar la apertura económica que Cuba tiene desde 2008.

2. Fortalecer los acuerdos que ya existen en materia comercial, de inversión, turismo, energía, pesca, transporte, industria aeronáutica, aduanas y minería.

 

Cabe destacar que la inversión de México en Cuba asciende a 730 mdd. Los documentos, publicados por la Secretaría de Relaciones Exteriores (sre) en el Diario Oficial de la Federación, fueron enviados por la Cámara de Senadores y expedidos por el presidente Enrique Peña Nieto el 19 de enero de 2015.

Ahora bien, es fundamental plantear las siguientes preguntas: ¿qué implicará para México “la nueva amistad” entre Estados Unidos y Cuba? ¿Cuál será el impacto para México? De inicio, en el acuerdo Cuba-EU hay un aspecto que involucra a México: un tema no resuelto sobre límites fronterizos en el Golfo de México. Estados Unidos, Cuba y México extendieron la plataforma continental en un área dentro del Golfo en donde los tres países no delimitan todavía frontera alguna. “Los tres países somos los dueños del Golfo de México, y lo importante es ponernos de acuerdo y establecer las reglas bajo las cuales podemos explotar este tipo de recursos de una manera sustentable”, mencionó Sergio Alcocer, el entonces subsecretario de la cancillería mexicana para América del Norte. Cabe señalar que las negociaciones sobre los límites marítimos tendrán implicaciones para el desarrollo de la industria del petróleo y el gas en aguas profundas. Esto no lo conoceremos sino hasta después de 2018, por lo que es momento de retomar y definir claramente la postura y propuesta de negociación de México al respecto.

En materia de turismo, es imprescindible actuar con rapidez. Hay que recordar que las playas mexicanas del Golfo se han visto beneficiadas por el flujo de turismo extranjero, particularmente en cruceros. Esto ha sido así, en buena medida, por los propios atractivos mexicanos pero también porque estos no podían llegar a la Isla debido a las restricciones del Gobierno cubano y, sobre todo, por la Ley Helms-Burton y el embargo económico del Gobierno de Estados Unidos. Ahora la situación es otra y cada vez más cruceros optarán por visitar la Isla, y no necesariamente las playas mexicanas, ya que se les abre una nueva opción de viaje con condiciones muy favorables, además de atractivas. México deberá también replantear su política de turismo en el Golfo de México.

Migración y narcotráfico son temas que se han negociado constantemente entre ambos Gobiernos. No obstante, con esta nueva situación cubana habrá también que replantear estos dos temas de la agenda bilateral. No solo con sus parámetros tradicionales sino igualmente considerando los beneficios comerciales que se obtendrán al regular, en especial, el tema de tráfico de drogas.

Ahora bien, nos encontramos en un momento en el que en la formulación de política exterior y política comercial de México hacia Cuba no se debe perder tiempo. Muchos son los actores privados, empresarios extranjeros y países que están ya en la Isla y que buscan un acercamiento sustancial con el Gobierno de la Habana. Uno que sin duda hará lo necesario para incrementar sus vínculos es China. Dada la nueva relación con los estadounidenses, los intereses chinos en la región tendrán que cambiar, sin embargo, el país asiático es un actor que no quiere dejar de estar presente debido al lugar estratégico de Cuba. México debe aprovechar más que otros países sus relaciones amistosas del pasado para construir su nueva política en los tres niveles mencionados: el bilateral, el trilateral y el multilateral. La participación de México en la región no solo beneficia al comercio exterior sino al posicionamiento del país en el mercado global.  

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1 El Economista, 4 de octubre de 2014.

2 Comunicado conjunto SRE-SHCP, viernes 1 de noviembre de 2013, México, D.F.

3 Notimex, 15 de mayo de 2014.

4 La Razón, 21 de enero de 2015.

5 Reuters, 18 de diciembre de 2014.