México y Sudáfrica establecieron relaciones diplomáticas hace 25 años. Durante este tiempo, han construido lo que se conoce como diplomacia ubuntu. Esta palabra significa “ser humano” en lengua zulú, uno de los 11 idiomas oficiales en el país, hablado por nueve millones de personas. Se refiere a una filosofía ética cuyo objetivo es crear comunidad y construir alianzas. La ubuntu debe seguir inspirando a nuestros gobiernos y sociedades para convertirnos en verdaderos socios estratégicos y potencias emergentes constructivas.
Un poco más de 15 mil kilómetros separan a México y Sudáfrica. Suena a mucho o poco, según el prisma con que se mire. Pueden acercarse más si así lo deciden, sobre todo porque comparten posiciones en temas globales y visiones sobre los valores que deben prevalecer en el mundo.
México condenó abiertamente el apartheid e incluso presidió en 1980 el Comité del Consejo de Seguridad de la ONU para aprobar un embargo de armas a Sudáfrica. Apartheid significa en lengua afrikáans “segregación”. Este régimen se implantó en 1948 y se mantuvo hasta 1990 cuando los líderes blancos se percataron de que era indispensable negociar con los representantes de la mayoría de la población, lo que implicó la liberación de Nelson Mandela en febrero de 1990.
Agradecer y buscar apoyo para la democratización de Sudáfrica suponía viajar a algunos destinos, entre ellos México. Mandela nos visitó en julio de 1991, y en esas fechas yo ocupaba el puesto de directora para África en la Secretaría de Relaciones Exteriores. Mi pasión por ese continente, y en particular por Sudáfrica, era conocida para el embajador Andrés Rozental, entonces subsecretario, quien me comisionó para acompañar a Madiba, como cariñosamente se llama a Mandela, durante los cuatro días que estuvo en nuestro país. Fue todo un privilegio cumplir con la encomienda.
El 27 de octubre de 1993 establecimos relaciones diplomáticas con Sudáfrica y en esa misma fecha de 2018 el vínculo cumplió 25 años, coincidiendo con las celebraciones del centenario de Nelson Mandela.
PUENTES PARA CONVERTIRNOS EN POTENCIAS ALIADAS CONSTRUCTIVAS
México y Sudáfrica son líderes en sus respectivas regiones. Con poblaciones de 125 millones y 56 millones de habitantes, respectivamente, y territorios de 2 millones y 1.2 millones de km2, ambos países reconocen la capacidad de influencia y convocatoria que el otro ejerce en su región.
México y Sudáfrica han buscado ser actores relevantes en el mundo. Se han integrado al Grupo de los Veinte (G20) y participan en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México como país miembro y Sudáfrica como socio clave. Ambas son economías emergentes con capacidad para convertirse en potencias constructivas gracias al tamaño de sus economías y a sus posiciones estratégicas regionales. México pertenece al MICTA (México, Indonesia, Corea, Turquía y Australia) y Sudáfrica es parte de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica). Los dos son grupos de cooperación entre potencias medias, emergentes o regionales.
En el ámbito bilateral, contamos con un mecanismo que articula los temas políticos, económicos y de cooperación, la Comisión Binacional, cuya tercera edición se celebrará previsiblemente en el otoño de 2019. Esta comisión establece un plan que define y guía las acciones a ejecutar.
La defensa del multilateralismo une a ambos países. Las coincidencias en temas como cambio climático, derechos humanos e igualdad de género, desarrollo inclusivo y sostenible, desarme, paz y seguridad, son evidentes. Existe un amplio margen para lograr un mayor acercamiento bilateral y hacer de este un instrumento para defender posiciones comunes en la agenda global. Habrá que aprovecharlo ampliamente.
CRECIENTE COMERCIO BILATERAL, OPORTUNIDADES PARA AVANZAR
El producto interno bruto de Sudáfrica representa 20% del PIB del África Subsahariana. Es la economía más dinámica y sofisticada del continente y la segunda con mejores condiciones para hacer negocios en la región, superada únicamente por Mauricio. Además, ofrece una plataforma estratégica para incursionar en África Austral.
El comercio bilateral entre México y Sudáfrica ha aumentado 10 veces desde 1993, de 47 millones a más de 500 millones de dólares en 2017. Somos su tercer socio comercial en América Latina, después de Brasil y Argentina, y es nuestro principal socio comercial en África.
El maíz ha jugado un papel central en la relación bilateral. Por sequía, México debió importar más de un millón de toneladas de maíz blanco de Sudáfrica en 2011 y 2012. Entre 2015 y 2016, Sudáfrica experimentó su mayor sequía en 30 años. En 2016, México le exportó alrededor de 203 millones de dólares de maíz blanco y nueve millones en 2017, para ayudarlo a sortear la crisis.
Según cifras de la Secretaría de Economía, la inversión acumulada de Sudáfrica en México de 1999 a 2017 fue de 131.2 millones de dólares. Aspen, Old Mutual, Blue Label, Dimensión Data y SRK Consulting son las principales empresas sudafricanas con presencia en México. Su experiencia en nuestro mercado ha sido excepcional, según han compartido ellas mismas.
En el periodo 2013-2017, las inversiones mexicanas en Sudáfrica sumaron 37 millones de dólares, con dos proyectos básicamente, uno en 2011 por 16 millones (Katcon) y otro en 2016 por 21 millones de dólares (Imbera).
Además de estas dos empresas, las mexicanas FEMSA, Cosmocel, Metalsa, Binbit y, recientemente, Bimbo, tienen operaciones en Sudáfrica. A ello se suma la presencia de la franquicia de Kidzania, que inaugurará su primer parque a principios de 2019 y abrirá otros dos en Durban y Cape Town.
Como puede observarse, el comercio bilateral no es insignificante, pero sí está muy por debajo de su potencial, a juzgar por el peso de ambas economías en el mundo y sobre todo en sus respectivas regiones.
LA MAGIA DEL “PODER SUAVE”
Cerca de 15 mil mexicanos y mexicanas viajaron a Sudáfrica para asistir a la Copa Mundial de la FIFA 2010 y llevaron consigo un pedazo del país: su gastronomía, su cultura y tradiciones, olores y sabores. La comida “mexicana” se ha puesto de moda en Johannesburgo y Cape Town. El tequila es ya una bebida popular y el mezcal se está abriendo camino. Sudáfrica se ha convertido en el séptimo mercado más importante para el tequila. Esto permite explorar nuevas posibilidades de comercio de bebidas que contribuyan a la creación de empleos.
Asimismo, se abren amplias ventanas para la cooperación bilateral en áreas como el turismo. En 2017, el número de turistas mexicanos que visitó Sudáfrica se incrementó 19% (4 mil 675). Los turistas sudafricanos que viajaron a México representan un número similar. Sudáfrica tiene una cultura vinícola arraigada que ocupa más de 100 mil hectáreas de viñedos. Aproximadamente 3% del vino que se consume en el mundo proviene de sus frutos, lo que lo ubica entre los mayores productores. Esta bebida, además, impulsa la economía local y promueve el turismo enológico. México y Sudáfrica pueden colaborar en este ámbito, compartiendo buenas prácticas y experiencias, y aprovechando la creciente industria en el Valle de Guadalupe, por ejemplo.
COOPERACIÓN BILATERAL: UNA PUERTA ABIERTA A LA INNOVACIÓN CONJUNTA
Compartir buenas prácticas y experiencias en materias de recursos hídricos y mineros, veterinaria, conservación del patrimonio natural y cultural, mujeres en las pymes, astronomía y oceanografía, biodiversidad, educación y nuevos trabajos para el siglo XXI, es una prioridad. La agricultura, las telecomunicaciones y la estadística, particularmente la que tiene su base en la geografía, ofrecen también amplias oportunidades de cooperación bilateral.
Las universidades sudafricanas ofrecen un espacio idóneo para ello. Su diversidad y apertura facilitaron el camino para que la UNAM abriera su Centro de Estudios Mexicanos (CEM) en la Universidad de Witwatersrand, en Johannesburgo, el primero en el continente africano. El CEM se está convirtiendo en una magnífica plataforma para promover el español, la movilidad académica y de investigación y la gestión cultural.
RETOS Y OPORTUNIDADES
El hecho de que ambas naciones sean potencias medias, emergentes y constructivas por su territorio, población y liderazgo ofrece nichos estratégicos de vinculación entre México y Sudáfrica. En esta vinculación caben temas prioritarios que puedan articularse conjuntamente en el marco del G20. Es posible aprovechar también los espacios que ofrecen grupos de la sociedad civil como el Women 20 (W20) y el Think Tanks 20 (T20). Sin embargo, las limitaciones internas, las prioridades de cada país y la distancia geográfica han dificultado la materialización de estas ideas. Ello no implica desistir. Al contrario, nos exige mayor consistencia y tenacidad en la búsqueda de una asociación estratégica que defienda temas en común. Las posibilidades de concretarla son enormes.
En lo económico, una oportunidad de colaboración es la de identificar proyectos vanguardistas de economía creativa, incorporando a los sectores gubernamental, empresarial y académico bajo el esquema de triple hélice. Las prioridades: cooperación aduanera, promoción de la oferta mexicana de productos agroalimentarios exportables (lácteos, frutos rojos), insumos industriales y manufacturas, materiales y servicios para proyectos de construcción e infraestructura, productos farmacéuticos, equipo médico y productos de la industria creativa.
El turismo es sin duda un sector que ofrece enormes posibilidades. Contamos con el esquema de colaboración que ofrece el Memorándum de Entendimiento de Cooperación en la materia. Hay que darle contenido a través de la capacitación y el intercambio de buenas prácticas, entre otras acciones.
La visa que exigen ambos países impide una mayor movilidad humana y más intercambios comerciales. Hay que hacer el esfuerzo de eliminarla, considerando sobre todo el perfil de la población que viaja en ambos sentidos. Ello abriría las puertas a una ruta aérea directa entre México y Sudáfrica.
La conexión entre gobiernos locales resulta crucial para unir los países. Por ejemplo, propiciar el diálogo entre Nuevo León y Gauteng, provincias con objetivos y relevancia similares, es una meta.
El 25 aniversario del inicio de las relaciones diplomáticas es una magnífica plataforma para avanzar hacia una verdadera asociación estratégica que beneficie a las sociedades mexicana y sudafricana.
* Es embajadora de México en Sudáfrica. Miembro del Servicio Exterior desde 1993, en 2017 ascendió al grado de ministro. Entre los cargos que ha ocupado están los de jefa de Gabinete de la Embajada de México en Estados Unidos, directora general para América del Norte y directora general para África y Medio Oriente.