Miguel S. Wionczek llegó a México con su esposa Teresa y su hija Catalina el 3 de septiembre de 1953, en calidad de apátrida. Los recibió en el aeropuerto Ruth y Henrick Gall, dos amigos cercanos que desde años antes lo habían convencido de abandonar su cargo como subdirector de la Agencia Polaca de Noticias inserta en las Naciones Unidas, organismo que entonces era muy reciente. El régimen estalinista en el país donde nació en 1918 y el intolerante macartismo en Estados Unidos lo obligaron —después de vivir y trabajar ocho años en Nueva York— a tomar esta radical decisión que dio un vuelco a su vida.1
Dos figuras mexicanas le ayudaron en sus primeros pasos en el país. El respaldo de Plácido García Reynoso fue decisivo, pues de 1935 a 1958 ejerció un alto puesto en el Banco de México, y en los periodos presidenciales de Adolfo López Mateos y de Gustavo Díaz Ordaz se desempeñó como subsecretario de Industria y Comercio. Es de suponer que su cercano vínculo con Wionczek se originó en los corredores del edificio de Naciones Unidas, en particular durante las múltiples y nerviosas gestiones que precedieron al nacimiento de la CEPAL.2 El vigor y cercanía de esta relación se reflejan en las páginas del primer libro que Wionczek publicó en 1964.3
Vínculo no menos importante anudó con Francisco Alcalá Quintero quien, inserto desde temprana edad en el Banco Nacional de Comercio Exterior, asumió tareas gubernamentales en la Subsecretaría de Hacienda y Crédito Público en los años sesenta. Más tarde, se distinguió como investigador de El Colegio de México y embajador en España. Ambos funcionarios ayudaron a Wionczek a incorporarse al departamento de estudios industriales del Banco de México y, más tarde, respaldaron sus gestiones para obtener la ciudadanía mexicana. La conseguiría luego de diez años de residir en el país.
NACE COMERCIO EXTERIOR
Los vínculos personales y laborales referidos, le facilitaron el acceso a Comercio Exterior, revista que nació como tribuna del Bancomext en enero de 1951. En sus primeros pasos, esta publicación mensual puso acento en temas como las políticas y movimientos comerciales de México, sin excluir esbozos teóricos e historiográficos.4 Ciertamente, con el andar del tiempo se verificarán ajustes en el formato, en los contenidos y en la periodicidad de la publicación en constante dialéctica con nuevos temas y no pocos lectores.
EL APORTE DE MIGUEL S. WIONCZEK
El amplio abanico de temas y textos que MSW publicó en estas páginas —77 en total en el curso de 34 años de su vida en el país— puede ser ordenado conforme a criterios desiguales. Apuntaré con este propósito cinco áreas temáticas: 1) México y América Latina; 2) ciencia, tecnología y desarrollo; 3) el petróleo y temas afines; y 4) el entorno mundial con acento especial en el nexo geoeconómico de México con Estados Unidos.5 Sorprendente abanico producido por un hombre que recibió de Natura lo que Salamanca no pudo darle.6
Ciertamente, estos aportes exhiben enlaces eslabonados. La evolución y los dilemas de México constituyen al asunto dominante —anunciado o implícito— en todos ellos. Y el conjunto se desenvuelve sin rodeos y con filosa claridad, rasgos excepcionales en el escenario mexicano de los cincuenta, sobre todo cuando se presentan en un personaje nacido y formado en otro planeta.7
MIGUEL S. WIONCZEK EN SU OFICINA DE LA TORRE LATIONAMERICANA, CIUDAD DE MÉXICO.
MÉXICO Y AMÉRICA LATINA: EVOLUCIÓN, ESTRUCTURAS Y DILEMAS
Una de sus primeras colaboraciones (julio 1954) mantiene sorprendente actualidad. Se trata de un provocativo planteamiento sobre el desarrollo regional de México. En aquellos días visitaba el país Evsey Domar, economista de origen polaco que emigró a Estados Unidos en 1936 para completar sus estudios en Harvard y quien años más tarde, sería ampliamente reconocido por desarrollar el modelo Harrod-Domar, útil para sugerir y explicar medidas en favor del crecimiento económico. Por la cercanía en edad y origen, les fue dado dialogar sobre variados temas en su lenguaje materno. Sugiero que las ideas que MSW plantea en torno a las estructuras económicas regionales en el país —el Norte, las áreas fronterizas en Baja California y Yucatán, los estados en la meseta central, y el otrora Distrito Federal— guardan deuda con este vínculo que se prolongaría en el tiempo.
En el siguiente año publica diez artículos en las 12 entregas de Comercio Exterior, suma que da a entender su inserción estable y creativa en estas páginas. Ya no duda en señalar nuestra región y nuestras exportaciones cuando alude temas nacionales, acaso para sugerir un importante cambio en su personal identidad, al tiempo que se ajusta a las modalidades de la revista. Desde los sesenta y hasta su fallecimiento, en 1988, fue un asesor activo de la publicación institucional del Bancomext.
En sus textos, atiende en particular las transacciones comerciales de México y América Latina en general. Le preocupa el caprichoso movimiento de los precios internacionales de las materias primas, especialmente de café, algodón y derivados del petróleo. Identifica a Estados Unidos como el mayor comprador de productos latinoamericanos y recomienda auspiciar gestiones para ordenar este tipo de transacciones en favor de los intereses nacionales y regionales. Los planteamientos cepalinos tienen gran importancia en sus primeros textos, circunstancia que no le impide observar algunos rasgos singulares de México respecto a otros países, como su dilatada diversificación productiva, relativa estabilidad monetaria, autosuficiencia energética y petrolera, amén de altos flujos de turistas internacionales.
En los siguientes años, atenderá en particular los altibajos en las iniciativas encaminadas a acordar la integración de los mercados latinoamericanos. Su repetido peregrinar por América Latina; los encuentros con figuras políticas y académicas, y sus prolijas lecturas de múltiples documentos lo conducen a señalar una marcada distancia “entre la lírica integracionista y la realidad”. En su óptica, la integración latinoamericana es un proceso más complejo que el de Europa. Las apreciables diferencias en tamaño y estructura entre los países, el peso de cálculos y criterios más políticos que económicos en las negociaciones, la ausencia de infraestructuras regionalmente orientadas, la inestabilidad crónica de no pocos regímenes políticos, el dilatado desempleo abierto y disfrazado: variables que entorpecen el avance hacia la complementación productiva de los mercados. En un artículo que publica en diciembre 1966 apunta: “No estoy seguro si los acuerdos de la ALAC [Asociación Latinoamericana de Libre Comercio] son irreversibles… No cabe engañarnos…”, escepticismo que suscribió hasta el fin de sus días.
CIENCIA, TECNOLOGÍA Y EDUCACIÓN EN NUESTRO PAÍS
Sus repetidos viajes por países de desigual evolución y desarrollo —en particular Japón, India, Israel y Brasil— le revelaron la importancia cardinal de los avances científicos y tecnológicos en el progreso económico. En textos publicados en Comercio Exterior en mayo 1968 y septiembre 1971, por ejemplo, señala que los frecuentes altibajos de la economía mexicana y la ausencia de una expansión cualitativa emanan del rezago científico-tecnológico del país. Al contar con seis investigadores por 100 mil habitantes, está penosamente distanciado de Estados Unidos que suma 260; de la urss y Japón que disponen de más de 150, e incluso de India y Argentina. La inversión en este sector es de apenas el 0.13% del PIB, que contrasta con la de los países de la OCDE e Israel, donde se supera el 2 por ciento.8
En tres artículos publicados en 1973 apunta que esta flaqueza agrava —y también explica— la importación de tecnologías que mal se ajustan a la dotación de factores y a las necesidades del país. Sugiere medidas legislativas e institucionales que deben ponerse en marcha para atenuar estas distorsiones. Cabe suponer que estos reiterados planteamientos influyeron en las primeras acciones del presidente Echeverría —Wionczek fue uno de sus asesores— para dar nacimiento en diciembre 1970 al Conacyt. Años después, se incorporará a esta institución como director adjunto de planeación y programación sin abandonar múltiples tareas académicas en el país y en el extranjero.
En Comercio Exterior de noviembre 1976 presentó algunos resultados de las encuestas que promovió en este marco institucional. Transmiten una penosa realidad para cuyo arreglo, en alguna medida, es indispensable “una planeación indicativa, participativa, permanente y flexible”, además de elevar el gasto gubernamental hasta llegar a 1% del PIB en 1982.9 Wionczek abandonó el Conacyt al despuntar 1979 y, poco tiempo después, Víctor L. Urquidi le ofreció un cargo en El Colegio de México.10
EN XOCHIMILCO, MÉXICO, PRESUMIBLEMENTE A PRINCIPIOS DE LOS AÑOS CINCUENTA.
EL PETRÓLEO EN MÉXICO: ¿HACIA LA INDUSTRIALIZACIÓN INSTANTÁNEA?
Al incorporarse a El Colmex, Wionczek aspiraba satisfacer su honda curiosidad por el itinerario y múltiples aportaciones de Alexander von Humbolt (1769-1859) a los asuntos culturales y étnicos de países como México y Venezuela. El banco central de este último país había publicado 1977 un texto con el título El Humbolt venezolano con un prólogo de MSW y eruditas páginas de Jaime Labastida.11 Era su firme interés ampliar los conocimientos sobre la travesía intelectual del pensador y aventurero prusiano. Pero los bruscos vaivenes en los mercados petroleros y sus eventuales impactos negativos en la evolución del país lo orillaron a un cambio radical de planes. Ajustándose a la solicitud de Víctor Urquidi, arrancó entonces un ambicioso programa académico con el financiamiento de Pemex y el respaldo académico de El Colmex.12
Buena parte de sus resultados fueron difundidos a través de Comercio Exterior. Por ejemplo, en noviembre 1981 en un texto redactado por Miguel S. Wionczek y por Marcela Serrato se plantearon dos importantes preguntas: a) considerando la riqueza petrolera del país: ¿qué ritmo de exportaciones conviene sin poner en riesgo la estabilidad social y financiera?, y b) ¿cuál debe ser la actitud de México respecto a la naciente opep y con Estados Unidos, principal cliente de sus exportaciones? Interrogantes de las que msw se ocupará en los siguientes años, particularmente después de la severa crisis institucional y financiera que padeció el país en 1982. A la sombra de estos últimos eventos, presenta en la edición de noviembre de 1982 un amplio balance de los recursos petroleros del país, con particular atención en las tendencias desfavorables de los mercados y las actitudes ambiguas del gobierno mexicano respecto a la OPEP.
Retorna a estos temas en enero 1985 y octubre 1987. Tras una extensa gira por países productores del Golfo Pérsico, el Mar del Norte y Alaska, Wionczek llega a estas conclusiones: el declive mundial del consumo de petróleo continuará; Reino Unido y Noruega como países productores no se inclinarán a concertar un entendimiento con la opep; los precios del petróleo se reducirán considerablemente con efectos negativos para la economía mexicana. Con vertical convicción sintetiza: “tarde o temprano, nuestra economía se desgajará”.13
Una de las últimas indagaciones sobre el futuro de los mercados petroleros vio luz en la edición de diciembre 1988, seis meses después de su fallecimiento. Plantea aquí que nuevos hallazgos petroleros en Yemen, Siria, Gabón, Argentina y Colombia ahondan la competencia en los mercados y conllevan la reducción de precios. No revela optimismo alguno respecto a las perspectivas de México en este emergente entorno mundial.14
MÉXICO EN EL CONTEXTO NORTEAMERICANO E INTERNACIONAL
Sus tempranas actividades como periodista en Polonia y Estados Unidos, los repetidos y frecuentes viajes, ya fuera en calidad de asesor ministerial y presidencial, o invitado por múltiples instituciones —agencias de la onu, diferentes foros de la OCDE, y múltiples centros académicos, sin excluir al Movimiento Pugwash—15 le facilitaron un contacto íntimo con los principales problemas internacionales. Desde su primer artículo en Comercio Exterior dedicó no menos de 15 textos que aludieron al panorama norteamericano y mundial, y sus implicaciones directas u oblicuas para México.
Por ejemplo, al pasar revista a las inversiones extranjeras en América Latina (marzo 1955) se pregunta “si la tarea del desarrollo económico pertenece al capital privado internacional y si este capital puede resolver por sí mismo la mayor parte de los problemas de los países en desarrollo…”. Y cuando alude a la rápida recuperación de Japón y el renacimiento de India (julio 1956 y febrero 1971) señala que representan casos que América Latina debe considerar. La adición de una amplia lista bibliográfica seguramente enriqueció a la comunidad académica interesada en el tema.
UN FRUCTÍFERO LEGADO
Con acierto y justicia, la redacción de Comercio Exterior enhebró un dolido homenaje a Miguel S. Wionczek en la edición de diciembre 1988. Personas que le conocieron de cerca certificaron la pluralidad de sus actividades y aportes. Equilibradas evocaciones que remataron acertadamente en el listado de todos sus textos en esta entrega de la revista.
En suma, es Miguel S. Wionczek un fecundo sobreviviente de múltiples conflictos militares, ideológicos y profesionales. Dejó importantes y ramificados aportes que hoy tienen relieve en la trayectoria y los dilemas de México. Y está a la espera de un prolijo relato de su travesía y de su ramificado hacer. Esperemos que sea atendido.
REFERENCIAS
1 Para ampliar datos sobre sus tempranos años en Polonia y, en particular, sobre la ocupación nazi de Varsovia (1938-1944), véase J. Hodara, “La secreta travesía de Miguel
S. Wionczek”, Revista Ensayos de Economía, Universidad Nacional de Colombia, enero-junio 2018.
2 Los actores y las gestiones en los primeros pasos de esta organización se relatan en Joseph Hodara, Prebisch y la CEPAL, El Colegio de México, México 1987 y los artículos
de Héctor Santa Cruz y Celso Furtado publicados en Comercio Exterior, vol. 37, núm. 5, mayo de 1987, págs. 371-373 y 374-382, respectivamente.
3 Miguel S. Wionczek, Integración de América Latina-experiencias y perspectivas, FCE, México, 1964.
4 Sorprenden por su actualidad los aportes de Jesús Reyes Heroles y Pablo González Casanova, que vieron luz en las primeras entregas.
5 El conjunto de las colaboraciones de Wionczek en Comercio Exterior se publicó en las páginas de diciembre 1988 de la publicación.
6 Circunstancia que no le impidió a Víctor Urquidi elogiar sus prendas profesionales. Véase “Cuatro economistas singulares”, El Trimestre Económico, vol. LVI, enero-marzo, 1989.
7 Sobre la presunta hipersensibilidad mexicana respecto a figuras extranjeras que han estudiado temas cardinales del país véase Samuel Schmidt, México visto desde lejos,
Taurus, México, 2007.
8 El porcentaje de la inversión mexicana en ciencia y tecnología no ha cambiado hasta el presente. En contraste con el de Estados Unidos e Israel, que se aproxima al 4%.
Véase Vidal Ibarra Puig, “Ciencia y desarrollo sustentable”, Comercio Exterior, vol. 63, 6, noviembre-diciembre, 2013.
9 Amplía su preocupación por el tema en Miguel S. Wionczek, Comercio de tecnología es subdesarrollo económico, UNAM, Coordinación de Ciencias, México, 1973.
10 Como funcionario de la CEPAL, estuve presente en el desayuno que inesperada y bruscamente Edmundo Flores lo desalojó del cargo. Véase Joseph Hodara, Miguel S.
Wionczek y el Prointergemex, El Colegio de México, México, 2017.
11 El Humbolt venezolano, compilación y notas de Miguel S. Wionczek, Banco Central de Venezuela, Caracas, 1977.
12 Véase Joseph Hodara, op. cit., en particular la relación de Cuadernos de Prospectiva Energética 1980-1988 que allí se insertan en pp. 447-455.
13 Amplía el análisis y comentarios sobre el tema en “La Crisis de la de la deuda externa de América Latina”, Lecturas, 59, FCE, México, 1987.
14 Una selección de sus principales aportes al estudio de los energéticos aparece en Joseph Hodara, op. cit. pp.133-443.
15 Sobre su trayecto y aportes en este movimiento internacional en favor de la paz véase Rafael González Rubí, “El Movimiento Pugwash y los frutos de una labor fecunda”,
Comercio Exterior, diciembre de 1988.