Para muestra, tres botones
Aunque menos cuantiosa que la de otras naciones, la migración alemana en México ha sido relevante tanto para quienes la han integrado como para nuestro país. Mujeres y hombres alemanes de los campos más diversos —empresarial, científico, académico, artístico y médico, entre muchos otros— han encontrado aquí una tierra fértil y abierta para su desarrollo profesional y personal, y México, por su parte, se ha beneficiado de los valores y las capacidades que traen consigo. Muestra de este rico intercambio son estos tres grandes botones.
Por: Gabriela Gándara

Trasplantarse a México

Thomas Karig

Llegué a México en los años ochenta con una oferta laboral de la empresa Volkswagen que significaba una gran reto personal y profesional, además de un incentivo económico. En aquella época, mi experiencia profesional había sido corta y, por tanto, era un salto importante integrarme a la planta de México con nuevas responsabilidades. Para mí no fue difícil tomar la decisión desde el punto de vista de la adaptación porque estaba vinculado desde mi niñez a Latinoamérica, ya que por circunstancias familiares viví 12 años de mi infancia y adolescencia en la región. Hablo el idioma, conozco las dos culturas y se puede decir que soy bicultural. Seguramente esto me ayudó en mi desarrollo profesional en México.

 

 

 

Udo Schneider

Yo llegue en 1990 para colaborar en un proyecto de Volkswagen de educación dual con sus trabajadores de la filial mexicana. Dicho proyecto consistía en capacitar trabajadores en la práctica y de manera simultánea formarlos tecnológicamente. Tres años después recibí una invitación de la Cámara Mexicano-Alemana de Comercio e Industria (Camexa) para apoyarlos en un proyecto de capacitación de trabajadores de Volkswagen y Mercedes-Benz. Así se dio mi incursión en el país, y aquí me quedé.

Durante los seis años que coordiné este proyecto binacional en formación dual, se sumaron también empresas mexicanas y, si bien al principio contamos con el apoyo de ambos gobiernos, en 2004 la colaboración oficial mexicana se suspendió debido a la crisis económica, lo que nos hizo enfrentar un reto y buscar mecanismos para ser autosustentables. Al paso del tiempo, la crisis se convirtió en un aprendizaje y en una virtud. Desde entonces no dependemos de recursos públicos.

 

Anette Kuhn

Llegué a México en 1986 y permanecí un año gracias a un intercambio académico en artes plásticas. Asistí a talleres de dibujo con Gilberto Aceves Navarro y en la Escuela Nacional de Artes Plásticas. Mi estancia en ese momento me marcó para siempre, ya que tuve la oportunidad de conocer otra antropología que me acompañaría en todo mi desarrollo como artista. Terminé mis estudios de arte en Alemania y regresé a México con una beca del Gobierno Alemán que se convirtió en una larga estancia de 19 años que he intercalado con temporadas en Berlín. En 1996, de manera paralela a mi trabajo artístico, empecé a dar clases de arte en el Colegio Alemán de la Ciudad de México, alternando con exposiciones individuales y colectivas.

 

 

Trayectoria en México

Thomas Karig

Siempre he trabajado en Volkswagen de México y he tenido oportunidad de conocer las diferentes áreas de la empresa; desde la de producción hasta la de recursos humanos y la comercial. Me vinculé a varios temas relacionados con proveedores e instituciones. Colaboré con dos importantes lanzamientos dentro de la empresa: el modelo New Beetle, que fue emblemático, y el modelo Jetta. Por un año fui el representante de Volkswagen de México en la casa matriz en Alemania.

Ahora, desde el área de Relaciones Institucionales, formamos parte de diferentes organismos, como la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA) y la Camexa, de la cual soy, además, presidente. Esto es interesante porque me permite incidir en algunas decisiones relevantes para la industria y también para el desarrollo industrial del país en otros sectores. Como presidente de Camexa también me vínculo con otros sectores y empresas alemanas con presencia en México y soy testigo de su crecimiento y desarrollo. Represento a vw en foros que son de interés también para México.

Otra buena experiencia fue que colaboré con la escuela Alexander von Humboldt en Puebla, donde tuve la oportunidad de estar en contacto con jóvenes y apoyar la educación. Trabajamos para mejorar no solo las instalaciones, sino también los programas de estudios y los intercambios. Fue una experiencia diferente pero muy enriquecedora.

 

Udo Schneider

Como parte de los proyectos, tengo que formar coordinadores mexicanos a los que llamamos multiplicadores. Normalmente perciben un salario, pero cuando dejamos de recibir el subsidio mexicano, aquellos que no tenían plaza se quedaron sin trabajo. En ese entonces éramos 40 personas que tuvimos que generar recursos rápido para que los proyectos continuaran. Aprendimos que todos los proyectos de educación dual tienen que ser esencialmente autosustentables, aunque a veces se complementen con fondos públicos. Por ello, en 2006 creamos una empresa que nos permite acceder a fondos en México.

No solo trabajamos con empresas grandes. En el sector automotriz suele ser así, pero también hemos trabajado con firmas pequeñas y medianas de otros sectores. Al principio nos cuestionaban si este modelo funcionaría con empresas no alemanas. Por ello, lo hicimos en Nuevo León con empresas mexicanas. Después, nos dijeron que el éxito se debía a la tipología de las empresas de Monterrey, así que lo replicamos en Chiapas, donde tuvo mucho éxito y nos dio credibilidad. Hoy el modelo se aplica en más de 15 ciudades y para todo tipo de empresas.

En 2012 nos pidieron hacer una fundación para poder entrar en programas públicos y acceder a fondos que no se dan a empresas. Con ello, hemos podido incluso adquirir máquinas caras para las prácticas de los estudiantes.

La mayoría de las empresas que han participado en este programa han permanecido en él. Hoy el financiamiento viene totalmente del sector industrial y estamos asesorando a diferentes gobiernos locales para la aplicación de la formación dual en sus estados.

 

 

Anette Kuhn

He tenido varias exposiciones. En 2012, por ejemplo, participé en una exposición colectiva en el Museo de Arte Moderno. En 2014, presenté una exposición individual en el Museo del Chopo, con más de 70 obras entre fotografías, dibujos y otras imágenes que conjugadas forman instalaciones de gran formato. Es una construcción donde las imágenes son el hilo conductor que teje una totalidad. La instalación central se llama Vendemos tu casa; son fotos superpuestas de la Ciudad de México, rejillas que se utilizan en los mercados ambulantes y otros objetos que en conjunto forman una estética de la vía pública.

Ahora estamos organizando una exposición conjunta, germano-mexicana, que se presentará en 2017 en los dos países y contará con obras de tres artistas mexicanos, tres alemanes y yo, como representante de ambos países. La exposición se llamará “El objeto masticado”, una metáfora de cuando comemos: al comer, dejamos pasar algo exterior a través de nuestro cuerpo y, al masticarlo, lo trituramos, lo convertimos, lo transformamos. A la hora de masticar añades algo que transforma la realidad y se convierte en algo tuyo; creas tu propia narrativa.

Como artista en México también he tenido apoyo de Conaculta para residencias artísticas en Canadá.

 

Lo que México les ha aportado

Thomas Karig

Mi vida la he hecho en México y aquí me quedaré. He podido presenciar un cambio radical en el país. Un desarrollo interesante, un proceso de industrialización, la presencia de nuevas empresas y el crecimiento de la capacidad productiva y competitiva. México ha cambiado mucho en estos años; todavía tiene retos que enfrentar, pero ha demostrado que aquí se puede trabajar, hacer negocios y progresar. También he podido verificar que los trabajadores mexicanos pueden tener un nivel competitivo internacional. México es parte de mi vida profesional y personal.

 

Udo Schneider

Hay maestros de planta alemanes con muchas experiencia, y también mexicanos, iniciados en la formación dual, que hoy son formadores que cuentan con la experiencia práctica.

En México encuentro jóvenes con las mismas potencialidades que en Alemania. Quizás al principio llegan con algunas deficiencias en matemáticas, pero como en el programa dual el conocimiento de las matemáticas es práctico, después están al nivel de los alemanes. Con los jóvenes mexicanos se puede hacer lo mismo y en el mismo tiempo que en Alemania. Por ello, hay que trabajar en el sistema, en las instituciones.

La última fase de mi vida profesional quiero dedicarla a que el esfuerzo se multiplique. Hay bastantes instituciones interesadas en adoptar la metodología, los procedimientos, los materiales didácticos e incluso a los profesores o el sistema de formación de profesores. Si dejamos que esto se replique, manteniendo la calidad, habremos dejado algo bueno, sembrado una pequeña semilla que empieza a germinar.

 

Anette Kuhn

México te ofrece una cantidad enorme de heterogeneidades. Simultáneamente existen varias realidades visibles. Puedes ver en un mismo día diferentes historias a nivel de antropologías y de tiempos. Junto a la construcción del segundo piso, te encuentras algo de la era preindustrial, y como individuo tienes que crear tu propia narrativa, lo que me impulsa a crear.

De los artistas mexicanos me gusta que están dispuestos a jugar. En México siempre se necesita el “plan B”. La flexibilidad es una actitud que se le facilita más a alguien que sabe jugar y que no se toma cada camino demasiado en serio. Esto se refleja en el trabajo de diversos artistas.