Polos de altos vuelos
Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Querétaro tienen un común denominador: su vocación productiva en actividades de manufactura de alto valor, que los ha posicionado como los principales polos de inversión de la industria aeroespacial.
Por: Marisol García Fuentes

A lo largo de su historia, la industria aeroespacial ha estado ligada a un continuo proceso de innovación para hacer realidad el sueño del hombre: volar. Leonardo da Vinci, en el siglo XV, diseñó un sinnúmero de objetos voladores a partir del estudio de los pájaros, pero no fue sino hasta el siglo XIX cuando se dieron los mayores avances hacia la invención de las primeras máquinas voladoras.

A principios del siglo XX, en Estados Unidos, los hermanos Wright diseñaron y fabricaron el primer avión controlable, capaz de planear en un corto vuelo impulsado con ayuda de una catapulta externa. Este suceso tuvo lugar el 17 de diciembre de 1903.

La primera operación aérea en México se realizó siete años después, el 8 de enero de 1910 en los llanos de la hacienda de Balbuena, localizados en la Ciudad de México. Ahí, Alberto Braniff Ricard voló un biplano Voisin y colocó al país como el primero en Latinoamérica en volar con éxito una aeronave.

La proeza de Braniff alentó a otros a intentar la hazaña y fueron los hermanos Juan Pablo y Eduardo Aldasoro quienes, en 1912, lograron construir el primer motor de explosión para un avión en México. Posteriormente, en 1915, entraron en función los Talleres Nacionales de Construcciones Aeronáuticas, donde en cinco años se construyeron 58 aviones, motores Trébol, Aztlatl y SS México; y hélices Anáhuac de diferentes tipos.

A partir de ese momento, la industria aeroespacial mexicana ha estado ligada a la continua innovación y al desarrollo de nuevas tecnologías y materiales. ProMéxico destaca la alta especialización de técnicos e ingenieros mexicanos, quienes se han capacitado desde 1937.

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Actualmente, existen en el país 21 instituciones de educación que ofrecen 52 programas aeroespaciales. Estos van desde la instrucción básica y técnica hasta programas de licenciaturas y posgrados de alta especialización.

Durante las últimas dos décadas, México se ha convertido en uno de los principales receptores mundiales de inversión en el sector de la manufactura aeroespacial y uno de los más importantes en inversión en ingeniería, investigación y desarrollo.

Hoy, el país es el sexto proveedor de la industria aeroespacial para Estados Unidos. La Federación Mexicana de la Industria Aeroespacial (FEMIA) prevé que este año las exportaciones sean del orden de 7 mil 500 millones de dólares, 18% superiores a las que se registraron en 2014.

 

Integración regional

El incremento de empresas de la industria aeroespacial establecidas en el país es otro indicador del éxito del sector; en 2014 se contabilizaron 302, mientras que en 2005 apenas había 61. Este crecimiento se ha experimentado a través de clústeres regionales distribuidos a lo largo de 18 estados de la República, donde generan empleo para más de 34 mil personas.

La mayoría de estas unidades económicas están localizadas en cinco entidades federativas: Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Querétaro. En ellas, México ha forjado su vocación como un centro de manufactura, ingeniería y desarrollo con alto valor estratégico. Esto gracias al grado de sofisticación tecnológica de sus exportaciones, al talento existente en ingeniería, así como a la calidad y competitividad de su mano de obra.

De acuerdo con el reporte de la consultora KPMG Competitive Alternatives 2014, México se posiciona como la nación más competitiva del hemisferio en costos de manufactura aeroespacial. Otro factor que lo coloca en esa posición es el marco jurídico aplicable, que protege la propiedad industrial y garantiza el buen uso de los bienes producidos y exportados.

Durante las últimas dos décadas, México se ha convertido en uno de los principales receptores mundiales de inversión en el sector de la manufactura aeroespacial

La apuesta es convertir al país en un destino que atienda el ciclo completo de una aeronave: diseño e ingeniería; fabricación de piezas y partes; mantenimiento; ensamblaje del avión y reciclaje, y reconversión.

Para lograrlo, se estableció una estrategia regional que identifica e impulsa el desarrollo de vocaciones productivas a través de clústeres aeroespaciales. De lo que se trata es de detonar polos de competitividad, es decir, ecosistemas de innovación y articulación de alto nivel que eleven el desarrollo de las regiones y que conjunten armónicamente diferentes sectores, favorezcan la innovación, la colaboración y la competencia, explica el Plan Nacional de Vuelo 2014, publicado por ProMéxico.

Mediante el impulso de estos polos, las empresas que los conforman tendrán ventajas en términos de acceso a una base más extensa de proveedores, servicios especializados de soporte, fuentes de talento, acceso a conocimiento, tecnologías o mercados, entre otras. Todo esto con el propósito de que atraigan a más empresas similares y complementarias.

De acuerdo con ProMéxico, los principales clústeres del país son Baja California   (76 empresas), Chihuahua (42), Sonora (50), Querétaro (30) y Nuevo León (28). A continuación se presenta un panorama   de cada una de las regiones.

Baja California

Vestigios arqueológicos señalan que Baja California fue poblada en un principio por hombres que vinieron de Asia mediante el estrecho de Bering alrededor del año 10,000 a. C. Los historiadores señalan que en 1533 Fortún Jiménez, al servicio de Hernán Cortés, fue el primer europeo en pisar territorio peninsular.

Por mucho tiempo, la entidad permaneció aislada del territorio nacional y prácticamente deshabitada, salvo por algunas pequeñas poblaciones. En 1936 inició el verdadero periodo de integración con el resto del territorio nacional y no fue sino hasta 1952 cuando fue elevado a estado.

Baja California, Chihuahua, Nuevo León, Sonora y Querétaro, en estos estados México ha forjado su vocación como un centro de manufactura, ingeniería y desarrollo con alto valor estratégico

Baja California es una entidad con interesantes peculiaridades: tiene grandes ciudades y a la vez una multitud de pequeños poblados. Además, es una mezcla de lo moderno y lo nativo. Rasgos culturales de todo el país se mezclan aquí con los propios, provocando una interesante actividad cultural y artesanal.

La migración comenzó desde la década de 1950, cuando llegaron al territorio habitantes de todo el país y también de naciones como Alemania, Francia y China, entre otras, un proceso que no ha terminado y que hace del lugar una región pluricultural.

Daniel Sada, Rafael Saavedra, Heriberto Yépez y Federico Campbell son algunos de los escritores contemporáneos oriundos del estado. Destaca también la actriz Elsa Cárdenas y las cantantes Carla Morrison y Julieta Venegas.

Imagen: csp©123RF.com

Chihuahua

Como en la mayor parte del norte de México, los primeros pobladores de Chihuahua pertenecían a etnias nómadas y seminómadas que dejaron poco o ningún rastro de su existencia a la llegada de los conquistadores. Entre los grupos más importantes que han habitado la región destacan los tarahumaras, tepehuanes, tubas, jumiles, pimas, conchos, salineros, guarijios y chisos.

El sitio arqueológico de Paquimé y el de las Cuarenta Casas, son de los pocos vestigios que quedan de algunas de estas culturas y suponen el legado prehispánico más importante del norte del país.

Fue dentro de los límites de Chihuahua, en 1811, donde se fusilaron a algunos de los grandes caudillos de la Independencia: Miguel Hidalgo y Costilla, Ignacio Allende, Mariano Jiménez y Juan Aldama. En 1824, al territorio se le dio la categoría de estado.

Durante la Revolución mexicana, Chihuahua contribuyó a la causa del pueblo con dos de los grandes líderes revolucionarios: Francisco Villa y Pascual Orozco. El primer levantamiento armado por esta causa sucedió en la población de Cuchillo Parado, el 14 de noviembre de 1910.

Esta entidad dio a México uno de sus máximos exponentes del muralismo mexicano: David Alfaro Siqueiros (1896-1974). Destaca también Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo, mejor conocido como Tin Tan (1915-1973), uno de los cómicos mexicanos más importantes de la época dorada del cine nacional.

Carlos Montemayor (1947-2010), Jesús Gardea (1939-2000) y José Vicente Anaya (1947-) son algunos de los exponentes de la literatura contemporánea. Otro chihuahuense destacado fue Arturo Rosenblueth (1900-1970), investigador, médico y fisiólogo mexicano, considerado como uno de los pioneros de la cibernética.

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Sonora

Ha sido testigo de grandes cambios históricos del país y artífice de magnos eventos revolucionarios. En 1830, se constituyó como entidad federativa, pero en 1847 sufrió la pérdida de una importante parte de su territorio, cuando se declaró la guerra con Estados Unidos y se firmó el Tratado de La Mesilla.

En la época de la Reforma, la entidad sufrió la invasión del ejército francés en 1865 y libró la famosa Batalla de El Álamo. Años después, destacó como la cuna de la Revolución por ser el lugar donde se levantó el primer movimiento obrero con la huelga de Cananea en 1906, inspirando posteriormente la huelga de Río Blanco en el estado de Veracruz y luego la lucha armada de 1910, cuando inició la Revolución mexicana.

En 1929, los generales sonorenses Álvaro Obregón, Abelardo L. Rodríguez, Benjamín Hill y Plutarco Elías Calles, elaboraron el Plan de Agua Prieta, contra el presidente Venustiano Carranza. A partir de ese año, cuatro sonorenses ocuparon la presidencia de la República: Adolfo de la Huerta y Álvaro Obregón en 1920; Plutarco Elías Calles en 1924 y Abelardo L. Rodríguez en 1932.

La historia de Sonora está llena de capítulos que hablan de un pueblo rico en tradiciones, esfuerzo y la perseverancia para vencer los retos naturales. Esto ha servido de inspiración para muchos autores musicales.

De esta tierra es oriundo el cantante y actor Luis Aguilar (1918-1997), de los principales exponentes de la época de oro del cine nacional; el poeta romántico Manuel Acuña (1849-1873), y el poeta y dramaturgo Abigael Bohórquez (1936-1995).

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Querétaro

Es uno de los estados más pequeños del país, pero ha sido testigo de varios hitos históricos. En la Sierra Gorda se establecieron los primeros asentamientos prehispánicos dedicados a la minería, que dejaron huella en las construcciones en Ranas y Toluquilla. Hacia el año 1200, los Chichimecas ocuparon la región, para luego dar paso a los Purépechas.

Durante el Virreinato, Santiago de Querétaro fue la tercera ciudad más importante y eje de la Ruta de la Plata, por donde transitaban las caravanas cargadas de las riquezas que iban, desde las minas del norte, en los confines del reino, hasta la capital. Además, las haciendas ovejeras y la industria textil hicieron que la ciudad despuntara a causa de la buena calidad de sus mercancías. Los grandes capitales invertidos fueron los responsables del embellecimiento de la ciudad. Se levantaron fuentes, jardines, casonas y exuberantes templos barrocos con interiores de oro.

Esta entidad fue uno de los engranes más importantes del movimiento de Independencia. Fue semillero para las grandes ideas independentista de personajes como la corregidora Josefa Ortiz, su esposo Miguel Domínguez y Epigmenio González, entre otros. Fue aquí donde se detonó el grito de lucha y libertad que marcó el inicio de la guerra de Independencia.

Querétaro se constituyó como actor clave durante el Segundo Imperio y la guerra de Reforma. En el estado se firmó el Tratado Guadalupe Hidalgo, ocurrieron las batallas entre el ejército Republicano y el Imperial; y sucedió el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo. Fue en el Teatro de la República donde quedó plasmada para siempre la identidad nacional con la firma y promulgación de la Constitución de 1917.

Durante la segunda mitad del siglo XX, Querétaro continuó evolucionando a la par del resto del país, integrando los avances tecnológicos en transportes y comunicaciones a su vida diaria, y ampliando la diversidad de su población, así como de sus actividades económicas.

El crecimiento del estado ha sido particularmente excepcional en las últimas décadas, dando origen a nuevos centros productivos y turísticos, refrendando su lugar único en el escenario nacional.

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Nuevo León

El desarrollo manufacturero de Nuevo León surgió a mediados del siglo XIX, cuando se fundaron algunas de las productoras más importantes de textiles, cerveza y acero. Su rápida evolución las llevó a diversificarse en otros sectores como el vidrio, metalmecánico y cemento, dando pie al nacimiento de otras importantes compañías e instituciones educativas como la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), el Tecnológico de Monterrey (ITESM) y la Universidad de Monterrey (UDEM), que colocan a la entidad como uno de los principales líderes en la formación de profesionistas en estas áreas.

La cultura neoleonesa tiene importantes influencias judías, germanas y eslavas, además de la española y mexicana, que comparte con el resto de la nación. La ciudad conserva algunas tradiciones de sus primeros pobladores de origen judío, como los platillos tradicionales a base de cabrito, carne seca y los panes de semita.

Las celebraciones con más tradición en el estado son la Feria de Villaseca, que se realiza a finales de julio en el municipio de Linares, la Feria de la Manzana en el municipio de Santiago y la Exposición Ganadera de Guadalupe.