Ponerse al día en una guerra tecnológica: el desafío de China en la inteligencia artificial
La inteligencia artificial desempeñará un papel cada vez más relevante en la producción y el comercio de bienes y servicios a escala mundial. ¿Qué desafíos enfrenta China para alcanzar la vanguardia en este rubro estratégico?
Por: Dieter Ernst, investigador senior en el Centre for International Governance Innovation e investigador asociado senior en el East-West Center

En julio de 2017, el Consejo de Estado de China dio a conocer el Plan de Desarrollo de Inteligencia Artificial de Nueva Generación (AIDP, por sus siglas en inglés), el cual constituye una auténtica hoja de ruta para fortalecer, mediante inteligencia artificial (IA), la competitividad internacional de las empresas manufactureras y de servicios de ese país. El Plan es uno de los más recientes esfuerzos de China para dotarse de un ecosistema propicio para el desarrollo de tecnología avanzada y reducir su exposición a las presiones externas en este ámbito.

Hay consenso entre las élites políticas de Estados Unidos del riesgo que representa el AIDP para el liderazgo que ostenta su país en ciencia y tecnología avanzadas. Tras años de preocupaciones en torno a la propiedad intelectual y a la transferencia tecnológica, el gobierno de Trump decidió restringir drásticamente el acceso de China a la tecnología estadounidense de vanguardia.

Con dicho propósito, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos impuso obstáculos, prácticamente infranqueables, a las inversiones chinas en empresas estadounidenses con tecnología “sensible”, en tanto que el Departamento de Comercio colocó a Huawei y a otras empresas emergentes (startups) de IA de China en la llamada “Lista de entidades”, donde aparecen las firmas que requieren la aprobación del gobierno para adquirir semiconductores avanzados y software de empresas estadounidenses. De acuerdo con las nuevas reglas, cualquier transferencia de información a una entidad extranjera puede considerarse una exportación y, por tanto, requerir la licencia respectiva. En un entorno como este, marcado por el bloqueo sistemático al intercambio de conocimientos entre países, la industria mundial de IA pierde dinamismo.

Más recientemente, en abril de 2020, el Departamento de Comercio anunció nuevas normativas que restringen el acceso a tecnología estadounidense a prácticamente todas las compañías chinas con vínculos “presumibles” con el ejército chino. Además, desde mayo pasado, la autoridad comercial de Estados Unidos exige licencias de exportación a todas las empresas extranjeras que le suministran chips a Huawei, en aquellos casos en los que estos dispositivos estén diseñados con software estadounidense o incorporen componentes de fabricados en este país. En lo que constituye una ampliación significativa del alcance extraterritorial de la ley estadounidense, las nuevas disposiciones pretenden evitar que la TSMC de Taiwán produzca chips avanzados para los teléfonos inteligentes 5G o para las estaciones base de Huawei.


SE HAN DESARROLLADO UN CORPUS DE NUEVAS COMPETENCIAS TECNOLÓGICAS

 

CHINA, VULNERABLE A LA INTERRUPCIÓN DE SUMINISTROS

Hasta hace poco tiempo, las aplicaciones de IA de empresas chinas se desarrollaban para operar con chips extranjeros, diseñados en su mayoría por un puñado de compañías estadounidenses y fabricados en Taiwán. A pesar de los importantes avances obtenidos recientemente, China se mantiene a la zaga en el diseño y, especialmente, en la fabricación de semiconductores avanzados. Los expertos en la industria estiman que a Semiconductor Manufacturing International Corporation (SMIC), el fabricante más grande de semiconductores de China, le tomará alrededor de una década situarse a un nivel equiparable al de la firma taiwanesa TSMC.

China es, por tanto, particularmente vulnerable a las interrupciones de suministros impuestas desde el exterior. Buena parte de esta vulnerabilidad radica en la dinámica innovadora de la industria china de IA y sus marcadas diferencias respecto a la que impera en Estados Unidos. La dinámica de innovación del modelo estadounidense de IA se caracteriza por un vibrante ir y venir de ideas entre la investigación académica, los emplazamientos de empresas emergentes en California y Massachusetts, y la extensa red de proyectos financiados por el Departamento de Defensa. Los vasos comunicantes de este ecosistema permiten a las empresas estadounidenses atraer a los mejores ingenieros y reclutar a los egresados más destacados de las universidades estadounidenses; muchos de ellos, de nacionalidad china.

La dinámica innovadora en la industria de IA en China es diferente. La investigación empezó tarde y se circunscribió a la “torre de marfil” de las universidades chinas y estadounidenses. Las empresas se abocaron al desarrollo de aplicaciones de IA para aprovechar el enorme mercado nacional y como componente clave de muchas de sus exportaciones. Lo hicieron explotando sus enormes bases de datos y su extensa fuerza laboral de egresados de bajo costo. En la medida en que las empresas chinas dispusieron de tecnología extranjera, lograron crecer y prosperar sin invertir apenas en investigación avanzada.

Mucho antes de que se materializaran las restricciones a la transferencia de tecnología impuestas por la administración de Trump, el gobierno chino tomó conciencia de la marcada exposición al suministro de la tecnología importada y del riesgo que esto suponía para el desarrollo futuro de su industria de IA. Aunque promovió diversos esfuerzos para aminorar esta exposición, al parecer no estaban suficientemente preparados para afrontar la repentina escalada del conflicto comercial con Estados Unidos.

Huawei, Alibaba y Baidu han dado muestras de su capacidad para diseñar chips de IA sofisticada y cuentan con un nutrido corpus de competencias tecnológicas y de gestión de vanguardia; algunas de ellas, inclusive, están al alcance de un pequeño grupo de empresas emergentes de IA. Sin embargo, estos esfuerzos requieren de tiempo para madurar y, en las circunstancias actuales, China tardaría años en volverse completamente independiente en el diseño y la fabricación de chips de IA de vanguardia.

 

NADIE GANA UNA GUERRA COMERCIAL

En la medida que se desatienden las reglas del comercio establecidas, la desconfianza mutua y la creciente incertidumbre empiezan a producir un “desacoplamiento” de las redes de comercio, inversión y de conocimientos entre Estados Unidos y China. Independientemente de los altibajos de las negociaciones comerciales oficiales entre Estados Unidos y China, la intensificación de la guerra tecnológica ha producido daños colaterales generalizados, con efectos negativos en todos los países del mundo; Estados Unidos, incluido.

Hasta ahora, pocas empresas estadounidenses de semiconductores han sacado sus filiales de China. Las empresas estadounidenses que dependen mucho de este extenso mercado, tienen demasiado en juego. Poderosos grupos de interés estadounidenses, tanto en la industria como en las universidades de investigación, representan voces importantes en la lucha contra la disociación. A partir de estos disensos, las restricciones estadounidenses a la exportación de tecnología podrían instrumentarse de manera incremental, y no de golpe, con consecuencias ampliamente destructivas. En otras palabras, aunque el desacoplamiento es real, sigue siendo permeable y sinuoso y, por lo tanto, deja espacios a contraestrategias pragmáticas.

Los países que tienen acceso a chips de IA de última generación se encuentran esencialmente en la vía rápida, donde la innovación es acelerada, continua y se refuerza con el progreso en otras tecnologías. Para cumplir con el potencial de China como líder mundial en una de las industrias más importantes del siglo XXI, el liderazgo chino debe superar rivalidades interinstitucionales profundamente arraigadas y las políticas fragmentadas que les caracterizan; fortalecer el intercambio de conocimientos entre la investigación académica y la industria, y desarrollar una estrategia unificada que combine políticas de comercio, innovación e industria.

Hoy en día, los líderes de ambos países deben reconsiderar la noción de que solo pueden ver avances en IA al seguir una competencia de suma cero. La obtención de conocimientos globales a través de la cooperación internacional sigue siendo fundamental para un desarrollo acelerado de las tecnologías de IA. De manera que el progreso se verá comprometido si persisten doctrinas como la de “America First” o los intentos de China de aislar su industria de la inteligencia artificial del mundo exterior.

 

1 Este artículo está basado en Competing in artificial intelligence chips: China’s challenge amid technology war (2020), de Dieter Ernst. Informe especial. Waterloo, Canadá: Centre for International Governance Innovation; se publicó el 16 de junio de 2020 y se puede encontrar en www.eastwestcenter.org. Agradecemos al East-West Center la autorización para traducir y reproducir este artículo.