Puentes posibles con el mundo Árabe 
Pese a tener una balanza comercial muy favorable e intercambios cada vez mayores con los 22 países integrantes de la Liga Árabe (LA), además de compartir con varios un importante papel como productores de petróleo, México había mantenido con ellos escasas relaciones. Esto ha empezado a revertirse con las visitas que el presidente Enrique Peña Nieto realizó en enero pasado a Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Kuwait y Qatar, en las que estableció 46 instrumentos de cooperación bilateral. Sobre la relación de nuestro país con las naciones árabes, Comercio Exterior conversó con Emilio Mahuad Gantús, vicepresidente de la Cámara Árabe Mexicana de Industria y Comercio (CAMIC). Licenciado en Administración de Empresas por la Universidad Iberoamericana, Mahuad ha laborado tanto en el sector público como en el privado, donde ha tenido importantes cargos en empresas como Herdez. También es presidente y director general del Buró del Alimento. ARM
Por: Ariel Ruiz Mondragón

¿Por qué surgió en 1997 la CAMIC?

Desde 1994 empezó a sentirse la necesidad de que hubiera algún órgano promotor y vigilante de las relaciones entre México y la LA, que está conformada por 22 países con 325 millones de habitantes. En aquel entonces los embajadores de los países árabes, que eran seis, empezaron a manifestar su inquietud de formar ese órgano para apoyarse en él. La CAMIC es fundada por iniciativa de los países árabes que estaban acreditados diplomáticamente en México, a través de la LA, representada en ese entonces en el país.

Yo soy vicepresidente de la CAMIC casi desde su fundación, y he visto cómo ha evolucionado, porque tiene ciertos objetivos de apoyo a los empresarios para facilitar que hagan viables sus exportaciones. Ha servido, por ejemplo, tanto para traducir etiquetas que tienen que ir en árabe y deben cumplir con la norma del etiquetado de cada país, como para certificar los documentos de exportación, que tienen que ir con el sello de la CAMIC y debidamente cumplimentados. Vigilamos que cumplan con la ley mexicana y que vayan encaminados a cumplir con las leyes del país de destino.

Puedo mencionar un dato que me parece muy interesante y, sobre todo, relevante, que es que la representación de los países árabes en México, cuando se creó la CAMIC, era de seis países; hoy estamos hablando de cerca de 13. ¿Cuándo nos íbamos a imaginar que Jordania, Qatar, Kuwait o los Emiratos Árabes iban a tener una embajada aquí? Siempre hemos tenido a Marruecos, Argelia, Arabia Saudita, Líbano, pero hoy en día tenemos representados en México a más de la mitad de los países árabes, y eso es digno de reconocerse y más digno de aprovecharse.

 

¿Cuál es la situación general del intercambio comercial entre nuestro país y los países de la LA?

La relación multilateral es importante para México porque en 2015 exportamos mil 275 millones de dólares, mientras que en 2010, 752 millones. Estamos hablando de un incremento de cerca del 59% de las exportaciones mexicanas hacia los países árabes.

A contrario sensu, las importaciones de México procedentes de estos países van al revés: en 2010 importábamos cerca de mil 100 millones de dólares, mientras que en 2015 cerramos con solo 685 millones de dólares. Esto quiere decir que la balanza comercial para México es superavitaria en su relación con los países árabes.

A grandes rasgos, esto nos muestra lo que ha sucedido a partir de que fomentamos, desde 1994 y formalmente a partir de 1997, las relaciones de México con los países árabes.

 

¿Cuáles son los principales productos e industrias que participan en este intercambio?

Básicamente, el sector energético tiene un papel muy importante, porque tanto los países árabes como México son productores de petróleo y sus derivados, aunque ellos tienen mucho más desarrollados los derivados; de ellos estamos importando derivados del petróleo como el polietileno, el propileno, tubos laminados e incluso aleaciones, productos que son parte de las necesidades que México tiene para satisfacer su consumo interno.

Los últimos años han reflejado un interés muy particular en otros sectores porque los países árabes, para hacerse menos dependientes del petróleo, han querido diversificarse, y a México le interesa que vengan a invertir.

Nosotros tenemos una gran capacidad exportadora, por ejemplo, en la industria alimenticia, que es uno de los sectores que más potencial tienen para México. Yo mismo he exportado miel y garbanzo a los países árabes. Tenemos muy buena miel, de calidad internacional, y ellos son de los principales importadores y consumidores del mundo.

Ese es un ejemplo, pero podríamos abundar en otros productos, como las unidades automotrices, que es una industria muy importante. La gama de posibilidades que tenemos para ir a todos esos países es un potencial bárbaro de explotación.

 

Algo en lo que coincide México con varios países árabes es la producción de petróleo, que ahora tiene precios muy bajos. ¿Pueden llegar a acuerdos para intentar subirlos?

Nos faltan muchos temas previos como, por ejemplo, un marco jurídico de relación con cada país árabe. No podemos hacer un tratado de libre comercio con la LA porque no existe ese mecanismo, aunque entre ellos sí. Lo que podemos hacer es ir firmando acuerdos comerciales y crecer poco a poco para que así haya un canal de negociación y comunicación con esos países. Estamos a punto de firmar el primer tratado de libre comercio con un país árabe, en este caso Jordania, lo que creo que ocurrirá en el segundo semestre de este año.

Jordania es un país política y socialmente estable, que tiene una autoridad moral dentro del mundo árabe muy importante y cuya voz es muy escuchada. Cuando firmemos ese convenio, vamos a tener entrada hacia otros países.

 

¿Qué resultados tuvo la gira del presidente de México por esa región?

Básicamente, su visita buscó, primero, mostrar el interés de México por la región, y sobre todo por los países del Golfo, que son los que visitó; segundo, empezar a manifestar interés por sentar las bases para que haya convenios comerciales, de intercambio científico, tecnológico y cultural que permitan abrir el espectro para tratar de lograr acuerdos comerciales.

En esta ocasión no hubo, desde mi punto de vista, un acuerdo concreto; hubo memorandos de entendimiento que van a permitir poner el primer eslabón de la cadena que se requiere para llegar a concluir un tratado de libre comercio. Hubo una muestra de voluntad política, que es lo primero que tienen que demostrar los gobiernos para seguir relacionándose.

Los países árabes son, desde hace siglos, importadores de bienes y servicios. Hoy se están abriendo mucho en diversos sectores de la economía para establecer empresas y tener la experiencia de otros países que son líderes. Nosotros debimos haber actuado mucho antes, pero siempre vemos al norte y no vemos para otros lados.

Pero allí están los países árabes, y no solamente los del Golfo sino también los del Magreb: tenemos tratos comerciales muy interesantes con Marruecos y Argelia. Nuestro intercambio con otros países pudiera acrecentarse enormemente, y no lo hemos hecho porque nunca tuvimos ese interés prioritario. Pienso que el presidente debe organizar un viaje e ir, acompañado tanto de autoridades como de empresarios, a los países del Magreb, al norte de África. Estos tienen un comercio impresionante con Europa.

Hoy no solo los árabes se están queriendo diversificar; nosotros también debemos hacerlo, y no nada más ver al norte. Entiendo que el 85% de nuestras exportaciones vaya para allá pero, por ejemplo, el tratado de libre comercio con la Unión Europea no se ha aprovechado como debiera ser. Ahora que vamos a empezar a tener tratados con los países árabes, debemos no solo tener instrumentos legales para intercambiar, sino también fomentar todas las actividades comerciales e industriales.

 

¿Cuáles son los principales atractivos que México tiene para los inversionistas árabes?

Los países árabes están viendo que México es un país que atrae mucha inversión extranjera porque le da seguridad. Si particularizamos, podríamos hablar del mismo sector automotriz, que es el primer producto de exportación mexicano, pero el país tiene mucho que ofrecer en diversos sectores de la economía, y eso es lo que están viendo los árabes. Para ellos no solamente Estados Unidos y Europa significan un polo de atracción, sino también México, por su marco jurídico.

Podrían invertir en cualquier campo de la economía mexicana, no solamente en el sector automotriz, sino también en alimentos, por ejemplo. Yo a esto me dedico: fabrico conservas alimenticias, y en este sector México está muy avanzado, con productos que son muy demandados en los países árabes.

También hay que decir que lo que atrae a los países árabes de México es su alto desarrollo tecnológico y científico, pero sobre todo su seguridad para la inversión extranjera. Sabemos protegerla: acabamos de romper el récord de inversión extranjera en México en 2015.

 

¿Cuáles son los principales problemas y retos a superar para acrecentar y profundizar en las relaciones entre la LA y México?

Los obstáculos son los que cada país tiene para proteger su industria y comercio: los aranceles y las barreras no arancelarias. Me atrevería a decir que el acercamiento que tuvo el presidente para conocer la cultura árabe del negocio es muy importante para desarrollar la relación. Conocemos la cultura de los estadounidenses, de los centro y sudamericanos, parte de los europeos, pero no de los árabes.

Mi visión personal es que tenemos que aprender a conocer cómo le gusta negociar a los árabes, mientras que ellos tienen que saber cómo comercian los mexicanos. El obstáculo que yo veo como sustantivo es que, cuando nuestros productos llegan allá, lo hacen con un costo de flete muy alto, que es uno de los grandes impedimentos que tenemos. Llegan y pagan tarifas arancelarias que encarecen el costo del producto, con lo cual nos sacan de la competencia. Son mercados tan atractivos que tienen proveedores de todo el mundo, y más cerca, geográficamente hablando, que México; además, probablemente tengan acuerdos comerciales con los países árabes, lo que nos pone en desventaja.

La parte sanitaria también es importante: los países árabes tienen un certificado alimenticio, y hay que cumplir con toda esa normatividad. Tenemos que estar preparados y saber que nos van a certificar desde el punto de vista de una costumbre gastronómica que existe desde el siglo VI.

En diversos foros en los que he participado, he escuchado mucho la duda de si el lenguaje y los horarios pudieran ser un obstáculo para hacer más fáciles las negociaciones comerciales. Yo les diría que no: si tenemos ya un importante intercambio comercial con China, donde hablan mandarín y tienen 13 horas de diferencia con nuestro país, podemos tenerlo con los países árabes. En ellos se habla inglés y hasta español. Para los horarios tenemos las computadoras, Twitter, WhatsApp, intercambios electrónicos que nos facilitan mucho el comercio.

Es amplio el tema, pero yo lo resumiría en esos tres aspectos: conocer la cultura del negocio, ver de qué manera podemos abatir los costos logísticos y —a través de los marcos jurídicos, acuerdos comerciales y tratados de libre comercio— bajar las tarifas arancelarias hasta llegar gradualmente a cero, para así ser competitivos.

 

En el intercambio comercial entre México y los países de la LA, ¿qué papel ha tenido y puede tener Bancomext?

Creo que Bancomext ya se convirtió en lo que es y debió ser desde un principio: una institución facilitadora de los créditos para la exportación. Hoy ProMéxico es el que está realizando la promoción del comercio exterior a través de sus delegados en diversos países. Ahora ya ha enviado representantes a los países del Golfo, y gracias a este intercambio de visitas se han firmado acuerdos de entendimiento con Bancomext, ProMéxico y el Comce (Consejo Empresarial Mexicano de Comercio Exterior, Inversión y Tecnología), que es un organismo al cual yo pertenezco y que también ha tenido una participación importante.