El Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés) es, sin lugar a dudas, un paso importante para el comercio exterior y el desarrollo de México. Sin embargo, es solo uno de los que el país ha dado en esa dirección cuando menos desde el establecimiento del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), al que siguieron varios establecidos con países y regiones de diversas partes del mundo.
Es en esa gran diversidad de acuerdos de libre comercio, que pocos países han conseguido, donde Luis de la Calle cifra la ventaja comparativa fundamental de nuestro país en el plano internacional.
Por supuesto, esto implica diferentes retos para los que, comenta De la Calle, en conversación con Comercio Exterior Bancomext, México tiene respuestas: “Ya lo hemos hecho antes con éxito, y esta vez también lo haremos pero nunca con una actitud de quedarnos de brazos cruzados”.
De la Calle es director general y socio fundador de la consultoría De la Calle, Madrazo y Mancera. Doctor en Economía por la Universidad de Virginia, Estados Unidos, fue subsecretario de Negociaciones Comerciales Internacionales en la Secretaría de Economía, y ministro para Asuntos Comerciales de la Embajada de México en Estados Unidos, entre otros cargos.
¿Cuál es la importancia del TPP para México?
Es la iniciativa comercial más importante del mundo, sobre todo ante la falta de éxito de la Ronda Doha de la Organización Mundial de Comercio. El Acuerdo implica una región comercial con cerca del 40% del pib del mundo y algunas de las economías más dinámicas; para México es muy importante participar en ese proceso e influirlo. Por eso estamos en él.
A este Acuerdo pertenecen 12 países. Respecto a ellos, ¿cuáles son las ventajas comparativas que posee nuestro país?
El TPP incluye no solamente a Estados Unidos (EU) y Canadá, que son nuestros principales socios comerciales en América del Norte, sino también a Perú y Chile en América del Sur, así como a Japón, con el que México ya tiene un tratado.
El TLCAN, que fue negociado hace más de 25 años, tenía como objetivo incrementar el comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Yo pienso que desde el punto de vista mexicano, el TPP debe ser una señal para los actores económicos de que México se convierta en la plataforma de exportación de América del Norte al mundo, pero empezando por Asia.
Esto nos permitirá la coproducción con EU y Canadá para la exportación, y también la incorporación de insumos de Perú y de Chile en los procesos de exportación mundiales a los que México aspira.
El Acuerdo implica una región comercial con cerca del 40% del PIB del mundo y algunas de las economías más dinámicas; para México es muy importante participar en ese proceso e influirlo
¿El TPP va a alentar la llegada de mayor inversión extranjera al país?
Sí, claro. Ese Acuerdo hay que verlo como un instrumento para que México empiece a tener una política comercial ofensiva respecto a Asia y nos convirtamos en exportadores importantes; esto vale no solamente para México sino también para EU y Canadá.
El TPP, ligado con la apreciación del dólar y con la disminución de los precios de la energía en América del Norte (que incluye a México con la reforma energética), hace altamente atractiva y competitiva a la industria mexicana para exportar al mundo.
Entonces vamos a ver un incremento en el número de empresas medianas de EU y de Canadá, que van a estar interesadas en establecerse en el país.
Ha habido una gran preocupación por la competencia que va a significar el Acuerdo para nuestras industrias. ¿Cuáles de ellas son las que están mejor preparadas para enfrentar los retos que vendrán?
México es altamente competitivo en manufactura; lo seguiremos siendo, y ahora más con energía barata. Es decir, seguiremos creciendo en automóviles, autopartes, la aviación, electrónicos y, sobre todo, tendremos un crecimiento importante en agroindustria.
México tiene la capacidad de convertirse en un proveedor importante de productos agroindustriales en Asia, y ese quizá sea el sector donde más crecimiento veamos.
El TPP, ligado con la apreciación del dólar y con la disminución de los precios de la energía en América del Norte hace altamente atractiva y competitiva a la industria mexicana para exportar al mundo
En el Acuerdo participan países muy diversos que van desde EU hasta, por ejemplo, Vietnam. ¿Cómo se va a competir con países con tantas asimetrías?
Lo que tiene que hacer México es aprovechar las ventajas que tenemos sobre los demás países; por ejemplo, a Australia, al que ya le vendemos automóviles, ahora le exportaremos libres de arancel. También, aunque poca gente lo sabe, Australia es el segundo mercado en el mundo para la cerveza mexicana, que entrará sin impuestos.
¿Qué le vamos a exportar a Vietnam? Principalmente, alimentos. Es un mercado muy grande, sobre todo para la industria del cerdo, de la carne de pollo. Hay que explorar esos mercados, tener canales de distribución, de transporte y de comercialización para poder participar en ellos. Y a EU le exportaremos productos manufacturados en México con insumos chilenos y peruanos; a Japón, mayormente, más productos agropecuarios.
Entonces la diversidad de países nos permite aprovechar la riqueza y la diversificación de las exportaciones de México.
Pero eso conlleva, obviamente, la generación de competencia; por ejemplo, Australia va a exportar lana, lo que implica cierta competencia para la lana mexicana, pero al mismo tiempo nos permitirá exportar trajes con lana australiana para el mercado de EU. Esto nos hará más competitivos en el sector confección. Y aunque habrá mayor competencia, también, a largo plazo, habrá una mayor competitividad para la industria de la lana en México.
Asimismo, esta apertura comercial supone retos para el país, y los vamos a vivir, sobre todo, en la manufactura ligera por la apertura de Vietnam; en materia textil y confección, calzado, así como un poco más de competencia en azúcar, en productos lácteos y cárnicos, que provendrán sobre todo de Australia y Nueva Zelanda.
Para todos estos retos que implica la apertura del TPP, México tiene respuestas; solo debemos prepararnos. Ya lo hemos hecho antes con éxito, y esta vez también lo haremos; nunca nos quedaremos de brazos cruzados, como si la competencia no existiera.
La competencia nos ha hecho mejores, y la que va a traer el TPP a México lo hará también; será mucho más que compensada por las posibilidades que le genera a México incorporarse a las cadenas globales de valor y convertirse en la plataforma de exportación de América del Norte al mundo.
El TPP también es un llamado de atención para recordarnos que tenemos que mejorar continuamente para seguir siendo competitivos. Si nos dormimos en nuestros laureles, en poco tiempo dejaremos de serlo
¿Actualmente tenemos las condiciones de competitividad, de productividad, de inversiones en ciencia y tecnología para enfrentar este reto?
No necesariamente, pero eso no quiere decir que no se puedan adquirir y desarrollar. Si, por ejemplo, pensamos que nos hubieran hecho la pregunta hace 15 años sobre las posibilidades de que México participara en la industria aeroespacial, mucha gente nos hubiera dicho “no hay ingenieros mexicanos para aeroespacial”. Pero hoy en día en Querétaro, Sonora y Coahuila tenemos miles de ingenieros mexicanos trabajando en esa industria, cuando hace 15 años no había ninguno.
Sí se puede; es un asunto de ponerse las metas en el trabajo del sector privado con el Gobierno para tener los suficientes programas de competitividad que hagan que se tenga éxito en esos aspectos.
No es fácil y el mundo está cambiando muy rápidamente. La producción en las líneas de ensamble hoy en día es completamente distinta a como era hace algunos años, y va a seguir cambiando. En ese sentido el TPP también es un llamado de atención para recordarnos que tenemos que mejorar continuamente para seguir siendo competitivos. Si nos dormimos en nuestros laureles, en poco tiempo dejaremos de serlo.
En esa dirección, ¿cuáles son las áreas que más tiene que atender el país para enfrentar esos desafíos? ¿Cuáles desventajas se tienen que remontar?
Lo primero es la logística; en la medida en que no la tengamos no podremos participar. Necesitamos mejorar nuestros puertos, aeropuertos y el cruce fronterizo con EU para ser realmente competitivos.
Eso es, quizá, lo más importante, pero no es lo único. Se requiere también la disponibilidad de energía, el tendido de la red de gasoductos en todo el país, sobre todo en el Oeste, que va a desarrollar industrias que hoy todavía no hemos vislumbrado.
La combinación de la estabilidad económica que hemos ganado con las reformas y la apertura comercial pueden convertirse en un aspecto clave para el crecimiento de muchos estados
El tercero es la educación: tener ingenieros preparados para este tipo de retos.
Y lo último, que también es muy importante, es establecer un Estado de derecho que nos haga realmente competitivos.
¿Usted observa que en estas áreas que destaca ya se estén implementando políticas públicas?
En algunas más que otras, y en algunos estados más que en otros, ya no todos son igualmente exitosos. Lo que necesitamos hacer es que los menos exitosos aprendan las lecciones de los que sí lo han sido para poder crecer. Se ha avanzado, pero hay mucho por hacer. El potencial es muy grande, y México, bien posicionado, puede realmente hacerlo.
Como proveedor, en muy poco tiempo vamos a superar a Canadá, y México se convertirá, antes de que termine el año, en el segundo más importante de Estados Unidos. El reto ahora es consolidar esa parte, incorporar más valor agregado por unidad exportada y luego transformarnos en plataforma de exportación al mundo.
Durante la primera parte del Gobierno de Enrique Peña Nieto se habló mucho de las reformas estructurales. ¿Qué tanto nos sirven hoy para enfrentar el TPP?
Son reformas de largo plazo. Hay una diferencia interesante entre el TLCAN y el TPP: cuando se estableció el primero —que fue revolucionario y tuvo un enorme impacto en una parte muy importante de la economía mexicana y en muchos estados del país— se hizo sin reformas estructurales. Ahora que estamos con el TPP sí hay reformas que lo acompañan, lo que permitirá profundizar la competitividad, además de llevar a otras regiones del país y a otros sectores los beneficios del comercio exterior que quizá no habían llegado antes, sobre todo por la disponibilidad de gas natural en todo el territorio nacional (los mismo ocurre con las telecomunicaciones, por cierto).
Cuando se negoció el TLCAN, la telefonía celular en México era muy incipiente, la gente se comunicaba todavía por fax; hoy, si tenemos éxito en telecomunicaciones, la incorporación de más mexicanos a la economía moderna se puede acelerar de una manera importante, y el TPP puede ser el catalizador de eso. Por lo tanto, la combinación de la estabilidad económica que hemos ganado —y que no hay que perder— con las reformas y la apertura comercial pueden convertirse en un aspecto clave para el crecimiento de muchos estados.
Esta es una plataforma de libre comercio. En este escenario ¿cuál es el papel de la banca de desarrollo, especialmente del Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext) para impulsar las exportaciones mexicanas?
El Banco puede desempeñar un papel no solamente de financiar a las empresas que participan en el sector, sino también apuntalar los sectores que hacen que el de exportación sea más competitivo. México va a tener que realizar inversiones importantes en materia de logística, de cruce fronterizo, y en ese ámbito es muy importante que participe la banca de desarrollo.
Otro sector importante que puede tener un impulso importante con Asia es el turismo médico. Podríamos imaginarnos, en algunos años, algún puerto en el Pacífico que se convierta en un importante destino para traer pacientes de Asia a México —y a EU y Canadá también.
Otro anuncio que se hizo hace poco tiempo —al que se le ha puesto poca atención pero es muy importante— es el acuerdo que México firmó con EU para el despacho preaduanero que va a permitir operaciones de aduanas de estadounidenses en nuestro país y viceversa, lo que va a ser un potencial polo de crecimiento importante en algunas partes del país. Y el Banco puede apoyar en ellas.
¿Cuál puede ser el efecto del Acuerdo sobre las cadenas productivas del país, hacia adentro y hacia afuera?
Como una de sus tres prioridades, México debe tratar de incorporar más valor agregado por unidad exportada. Esto no se puede hacer en automático ni por decreto: se requiere tener proveedores que sean lo suficientemente competitivos para que puedan participar.
Una de las razones que ha hecho que en México la proveeduría sea menor a lo que uno quisiera es la falta de gas natural barato. Todos los productos son intensivos en gas natural: el acero, el aluminio, las fibras sintéticas, los productos derivados de la petroquímica y del vidrio (todas las fibras de vidrio que van adentro de los celulares, de las tabletas y las pantallas, por ejemplo), y también los materiales de construcción. Con gas natural competitivo y abundante en todo el país, podremos desarrollar localmente muchos de los insumos que terminan en productos de exportación.
Ahora el reto es no solamente tener un crecimiento de las exportaciones sino tener un crecimiento en el contenido nacional por unidad exportada porque de esa manera vamos a multiplicar el impacto que tengan las exportaciones en el bienestar del país.
¿Qué implicaciones puede tener el TPP en el ámbito laboral?
Se prevé un capítulo laboral, y México cumple con todos o casi todos los requisitos. No debemos tener mayor problema; lo que debemos hacer es traducir este Acuerdo en posibilidades de un mayor empleo para muchas regiones de México.
El Acuerdo no es solamente económico o comercial: también tiene un significado geopolítico. ¿Qué papel puede desempeñar México en este sentido?
Hay que verlo de la siguiente manera (y este es quizás el punto más importante del TPP, del que casi nadie se ha dado cuenta): de los países emergentes grandes (Brasil, Rusia, Indonesia, África del Sur, Turquía, Corea del Sur, China, India), México es el único de ellos que puede tener acuerdos en América del Norte (que ya tenemos), en América del Sur —sobre todo la Alianza del Pacífico—, uno transa-tlántico —que ya tenemos con Europa y que ahora estamos en el proceso de actualizar— y uno transpacífico.
Todos los demás países no pueden tenerlo; México, al pertenecer al TPP, está explotando su ventaja comparativa fundamental, que es ser el único país emergente grande con acceso a red de acuerdos a los dos lados de los océanos, así como en el norte y en el sur del continente americano: México cometería un error si no aprovechara la ventaja comparativa geopolítica que tiene.