Evocar a Francia nos lleva, casi instintivamente, a reproducir una imagen de su bellísima y majestuosa capital, a la que Enrique IV —rey de Francia de 1553 a 1610— le dedicara la famosa frase de “París bien vale una misa”.
Sin embargo, en este país de enorme riqueza y diversidad cultural, ocurre un fenómeno extraño y, sobre todo, incomprensible para el observador extranjero o no especializado, denominado french bashing. Cualquiera que sea el tema: clima, política, educación, transporte… nada parece funcionar correctamente para los ciudadanos de este país. Realidad o conducta de niño mimado, no lo sé. Y, si bien esta insatisfacción no es del todo infundada, debe, sin embargo, ser interpretada con precaución. Los hechos están ahí para contribuir a formarse un juicio más equilibrado y de la forma más objetiva posible. Es lo que pretende este artículo: ofrecer argumentos e información que permitan pasar revista tanto de las fortalezas como de las debilidades de este país.
Una historia agitada
Sin pretender hacer una abreviación grosera de su historia, baste con decir que se necesitó una larga sucesión de monarquías, intrigas, guerras intestinas europeas y conflictos religiosos —que se prolongaron durante más de 12 siglos—, un par de revoluciones y cinco repúblicas para construir la democracia que hoy en día ostenta Francia.
Este país vive actualmente, y desde 1958, su Quinta República, con la que a partir de 1962 se ha elegido presidente por sufragio universal directo para mandatos que duran cinco años. En su calidad de jefe de Estado nombra al primer ministro quien, a su vez, forma el Gobierno. Desde el 12 de mayo de 2012, François Hollande, presidente electo del Partido Socialista, es el vigesimocuarto presidente de la República Francesa.
Una economía poderosa y una industria en plena recomposición
Francia, según los datos de finales de 2014, dispone de un PIB de 2 mil 100 millones de euros. Ocupa el quinto rango económico a nivel mundial y el segundo en Europa. Esta posición se explica, en parte, por el éxito de algunas de sus industrias, lo que confirma la supremacía del país en ciertos segmentos del mercado mundial. De acuerdo a la publicación Fortune, que clasifica a las empresas según el volumen de sus negocios, 31 empresas francesas figuran entre la 500 mejores de esta clasificación, lo que sitúa a Francia justo detrás de Estados Unidos, China y Japón, pero antes de Alemania y Gran Bretaña.
En materia de competitividad, de acuerdo con la clasificación que realiza todos los años el Foro Económico Mundial (FEM) a partir del análisis de una serie de indicadores que miden la calidad de la infraestructura, el medio ambiente, las instituciones, el nivel de educación, el sistema de salud, así como los niveles de productividad e innovación, entre otros, Francia ha logrado mantener su rango y conserva la posición 23 en esta clasificación para el periodo 2014-2015. Según este análisis, Suiza ocupa el primer lugar en competitividad a nivel mundial por sexta vez consecutiva.
De acuerdo con los expertos del FEM, Francia está evaluando ciertas medidas favorables desde la perspectiva económica con las que podría aumentar su competitividad. Entre otras, la simplificación de los procesos administrativos para relanzar el crecimiento y reducir el desempleo que, a pesar de los esfuerzos realizados, sigue en un nivel muy elevado y con una tendencia a aumentar en los últimos años (la tasa de desempleo es actualmente superior a 10%, de acuerdo con la agencia oficial de estadística francesa, INSEE).
Un sector clave que representa una fortaleza para el país, aunque no está exento de controversias, es el de la energía nuclear. Francia tiene el segundo lugar a nivel mundial, detrás de Estados Unidos, en cantidad de energía nuclear. Électricité de France (EDF) es la compañía nacional de electricidad y el primer productor mundial de energía eléctrica de origen nuclear (86% del total de la electricidad generada en Francia), procedente de 19 centrales nucleares con un total de 58 reactores.
De acuerdo con información del Instituto Choiseul, el país está a la vanguardia en materia de calidad, disponibilidad y aprovisionamiento de electricidad, manteniendo unos precios relativamente bajos, lo que representa un importante capital. Según Eurostat, para el primer semestre de 2013, el precio promedio del kilovatio en la zona euro era de 0.213 euros, mientras que en Francia fue de 0.147.
No obstante, el país se ha dado seriamente a la tarea de buscar y fortalecer fuentes alternativas de energía, un ejemplo de ello es que el número de turbinas eólicas ha tenido un aumento importante, y la energía que producen, conectada a la red energética del país, superó los 7 mil 600 megavatios para fines de 2012.1 Se pretende que 23% de la energía que se consume en el mercado interior para 2020 sea de origen renovable; la energía eólica representaría más de 10% del consumo de electricidad en Francia para esta fecha.2
La industria aeroespacial a la vanguardia del sector de exportaciones
En Francia, algunos sectores de la economía son muy dinámicos, tanto a nivel nacional como internacional y, previsiblemente, continuarán siendo el motor del crecimiento económico de este país en los próximos años. Para citar solo algunos, en la industria aeroespacial uno de los líderes entre los grandes grupos internacionales es Airbus (antes la European Aeronautic Defence and Space Company). Este consorcio europeo, del cual Francia es uno de los principales accionistas, tiene una cartera de pedidos para el montaje de más de 8 mil aviones, con lo que por lo menos 10 años de producción y empleos están asegurados; Airbus Defence and Space ha firmado recientemente contratos para lanzar satélites para uso civil y económico; en el área de la industria de armamento, Dassault Aviation, después de un largo periodo a la baja, ha visto remontar progresivamente su cartera de pedidos en 2015 para su avión de combate Rafaél, entre otros.
En suma, de acuerdo con la información de France-Diplomatie, las empresas presentes en la industria aeroespacial y de defensa vieron aumentar su facturación en 16% durante 2012, alcanzando 42 mil 500 millones de euros, de los cuales 75% tiene su origen en el sector de exportación y ocupan más de 310 mil empleados, según los datos de gifas —la agrupación de industrias francesas aeronáuticas y espaciales.
Salud y nuevas tecnologías: dos áreas estratégicas
Francia ocupa el tercer lugar a nivel europeo y el quinto a nivel mundial en materia de infraestructura de salud para responder a las necesidades de su población. La investigación relacionada con el área de la economía digital y la genética se desarrolla también muy rápidamente en el área de las nano y biotecnologías, particularmente en las aplicaciones realizadas en el ámbito de la salud y en la industria farmacéutica. Este sector podría constituir el motor de una nueva revolución industrial en un futuro próximo.
Se pueden dar como ejemplos varios casos concretos. Bertin Nahum, dirigente de la empresa Medtech, fue calificado en 2012 por la revista canadiense Discovery Series como uno de los patrones tecnológicamente más revolucionarios. Su empresa ha concebido, creado y desarrollado una nueva generación de herramientas y tecnologías para su utilización en cirugía de alta precisión.
En el área de la salud, Sanofi, entre otros, es uno de los principales laboratorios mundiales (cifra de negocios alrededor de 50 billones de euros). En total, la potencia farmacéutica francesa representa 5% del mercado mundial.
Sistemas y redes de comunicación eficientes
Un aspecto importante para garantizar el desarrollo económico de un país es el de sus sistemas de transporte y redes de comunicación y, a decir verdad, Francia no pinta nada mal en este aspecto. Está en segunda posición a nivel europeo en materia de líneas ferroviarias de gran velocidad.3
En cuanto a su red de carreteras, puede jactarse de contar con la mayor red en Europa 4 y con la octava posición a nivel mundial con 1.02 millones de kilómetros, de los cuales más de 11 mil 400 son de autopistas, además de carreteras nacionales y locales.
De acuerdo con la ARCEP —la autoridad reguladora en materia de comunicaciones electrónicas—, el mercado de comunicaciones en el país galo está en pleno crecimiento.
Francia destaca también en el campo de la seguridad digital. Un buen ejemplo es Gemalto, líder mundial en materia de protección, verificación y gestión de identidades e interacciones digitales, que ofrece servicios móviles personales, seguridad en los pagos, protección de la identidad y la privacidad, entre otros. Emplea a más de 10 mil personas, de los cuales mil 500 son ingenieros en la rama de I+D.
Riqueza cultural y patrimonial: una reputación que funciona bien
Francia cuenta también con una impresionante riqueza cultural y literaria que trasciende sus fronteras. ¿Quién no dejó volar su imaginación en su infancia con la lectura de Viaje al centro de la Tierra, de Julio Verne, o la de Los tres mosqueteros y El conde de Montecristo, de Alexandre Dumas? ¿Quién no se deleitó más tarde con Molière quien, con su muy peculiar estilo, satirizó a la aristocracia y a la alta burguesía del siglo XVII con personajes como Tartufo o El Avaro? ¿Y quién no pasó alguna noche en vela con la lectura de Nuestra dama de París y Los miserables, de Víctor Hugo? La lista no es infinita, pero sí muy larga para pretender ser exhaustivo.
Francia ha sido, además, cuna de grandes historiadores y filósofos que constituyen un legado valioso para la humanidad. Las obras monumentales de Michel de Montaigne y de Étienne de La Boétie, dos gigantes del pensamiento posrenacentista, así como Descartes, quien en el siglo XVII abrió la puerta al pensamiento científico moderno con su Discurso del método. En el siglo XVIII, la herencia de los enciclopedistas y filósofos como Diderot, al igual que Rousseau y Voltaire, iluminó a las generaciones venideras con sus ideas universalistas de libertad, justicia e igualdad. Nolens volens, estos pensadores, o primeros intelectuales en el sentido moderno del término, contribuyeron a la propagación de los primeros gérmenes de la democracia moderna, como Alexis de Tocqueville, primero en teorizar a propósito de las ideas que son la base de los sistemas políticos modernos.
Sin remontar muy lejos, y de manera somera, en el dominio de las artes plásticas destaca un gran número de artistas, no todos necesariamente franceses pero que vivieron, estudiaron o encontraron su inspiración en esas tierras. Citemos, por comodidad, el movimiento que dio origen a los pintores impresionistas como Cézanne, Gauguin, Renoir, Monet y, por supuesto, Van Gogh. Entre los escultores más conocidos de esta misma generación destaca Rodin. Más recientemente, y la lista es demasiado larga para citarlos a todos, podemos mencionar a los pintores adoptados por Francia como Picasso, Chagall o el escultor Giacometti; algunos de ellos, si no es que la mayoría, ciudadanos de honor de la República de Montparnasse y del café La Coupole, lugar de reunión —aún hoy en día— de intelectuales y artistas de todas las tendencias y horizontes.
En otro orden de ideas, pero con raíces en la cultura en el sentido más amplio del término, su tradición gastronómica le ha valido a Francia —al igual que a la comida tradicional mexicana, dicho sea de paso— formar parte de la lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, creada en 2010 por el Comité Intergubernamental de la Unesco. Y como un buen plato generalmente es mejor acompañado de un buen vino, conviene subrayar que, de acuerdo con la información de la Organización Internacional de la Viña y el Vino, para 2014 Francia fue el productor de vinos número uno a nivel mundial (46.2 millones de hectolitros), y sigue siendo el líder del mercado de las exportaciones en términos de valor (alrededor de 7 mil 700 millones de euros).
Belleza paisajística y patrimonio histórico: polos de atracción para el turismo
Francia es el país más grande de Europa, con una superficie de 675 mil 417 km²; los paisajes extremadamente variados y repartidos a lo largo y ancho de sus distintas regiones son de una belleza excepcional, y esto, aunado a su patrimonio histórico, permite entender que muchos de sus bienes —39 para 2015— hayan sido reconocidos por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad; 35 de ellos entran en la clasificación de bienes culturales, como el Mont Saint-Michel y su bahía, el Palacio y los Parques de Versalles o las Orillas del Río en París; tres más son bienes naturales, el Golfo de Porto: Calanques de Piana, Golfo de Girolata y Reserva de Scandola en Córcega, y uno adicional que es mixto y compartido, por su ubicación a ambos lados de la frontera entre Francia y España, conocido como Pirineos-Monte Perdido.
Pero la riqueza y el patrimonio cultural francés van mucho más allá del reconocimiento otorgado por la Unesco, con más de 44 mil monumentos históricos, públicos o privados, que van desde castillos, sitios arqueológicos, iglesias, jardines, zonas de protección arquitectónica, urbana o paisajística. Por ello, no sorprende que este país sea el primer destino turístico en el mundo —83 millones de visitantes en 2012—, ni que esta industria genere alrededor de 1.1 millones de empleos directos, más 1 millón adicional de empleos indirectos y/o estacionales, además, el sector representa 7.4% del PIB. Sí, Francia “vale el viaje”, como etiquetan las guías turísticas Michelin a aquellos sitios especialmente recomendados.
Francia en el contexto de la Unión Europea
Sin duda alguna, el eje prioritario de la política exterior francesa continúa siendo su pertenencia a la Unión Europea (UE), lo cual se explica si recordamos que Francia ha participado activamente en todas las etapas de su construcción. Fueron, de hecho, dos franceses, Robert Schuman y Jean Monnet, quienes propusieron en mayo de 1950 la creación de una organización europea con el objeto, en aquel entonces, de juntar las producciones alemana y francesa de carbón y acero; poco después fue uno de los seis socios fundadores de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero en 1951 y, más adelante, de la Comunidad Económica Europea en 1957. Ha sido un apoyo decidido en la creación del sistema monetario europeo y el lanzamiento del euro así como del espacio Schengen, que funciona como una zona única para viajes internacionales y controles fronterizos para la que no hay controles de fronteras interiores.
Desde entonces, el binomio franco-alemán ha sido el motor fundamental de este proceso de construcción. Sin embargo, la relación entre ambas economías ha tenido sus momentos de tensión y en los últimos meses ha sido clara la falta de coincidencia entre los mandatarios de ambos países frente a la solución de la crisis de la deuda en la eurozona. Francia busca dar al tema del crecimiento económico europeo la misma relevancia que la canciller Angela Merkel da al tema de austeridad prioritaria, el cual había sido apoyado por Nicolas Sarkozy, antecesor de Hollande. No obstante, ambas naciones están conscientes de la necesidad de reforzar la construcción europea y consolidar a nivel político la unión económica y monetaria, y buscarán la forma de dirimir sus diferencias.
En todo caso, Francia desea preservar su estatus como potencia mundial y recuperar su liderazgo dentro de la UE, y su estrategia está orientada a una mayor intervención del Banco Central Europeo, con un calendario que respete el retorno al equilibrio presupuestal, el relanzamiento del crecimiento, la gobernabilidad económica, el equilibrio social y la armonización fiscal.
Francia logró el apoyo de España e Italia en relación a su iniciativa y logró también, pese a la resistencia de Alemania, obtener el consenso de sus socios europeos para adoptar en la Cumbre del Consejo Europeo —celebrada en Bruselas en junio de 2012— el Pacto Europeo a Favor del Crecimiento y del Empleo. A finales del año pasado expuso las medidas que adoptará en materia económica como socio europeo, que tienen que ver con el apoyo a empresas vía la reducción de impuestos (lo que les permitirá incrementar su competitividad); reducción del gasto presupuestario y la concreción de reformas estructurales. La UE espera un esfuerzo adicional por parte del país galo para la reducción de su déficit público, el cual se calcula de 4.3% en 2015.
La relación bilateral con México: retos y oportunidades
La relación bilateral entre México y Francia viene de muy lejos y se caracteriza por su solidez y fuertes lazos de amistad multiformes, que le ha permitido resistir a distintos traspiés y sobresaltos a lo largo de su historia, como el momento poco agradable relacionado con las “vicisitudes” del imperio de Maximiliano ya mencionadas en líneas anteriores, y otros de índole diplomática y política más recientes.
Sin lanzarnos a una generalización abusiva, México dispone de un capital de simpatía muy positivo en Francia, tanto por su historia y su hospitalidad legendaria, como por la calidad de su producción intelectual que ha dado grandes pintores al mundo (Diego Rivera, Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Frida Kahlo), escritores de talla internacional (como Carlos Fuentes, quien además fue embajador de México en Francia entre 1975 y 1977, el gran poeta Amado Nervo, Octavio Paz —premio Nobel de literatura en 1990—, entre otros).
La renegociación del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea es un punto pendiente en la agenda comercial de México que, de confirmarse, fortalecerá aún más los intercambios entre ambos países
Recientemente, desde su primera entrevista en octubre de 2012, los presidentes Peña Nieto y François Hollande subrayaron la intención de renovar e intensificar esta relación en todos los ámbitos, para lo cual han promovido diversas acciones. Entre otras, la creación del Consejo Estratégico Franco-Mexicano, instaurado en julio de 2013 y conformado por representantes de alto nivel de los sectores económico, político, educativo y cultural de ambos países; el nombramiento, por parte de Francia, de un Representante Especial para México; el fortalecimiento del intercambio bilateral (el comercio total México-Francia en 2014 fue de, aproximadamente, 5 mil 417 millones de dólares, según la Secretaría de Economía), y de las inversiones cruzadas (la IED de Francia en nuestro país sumó 155 millones de dólares en 2013, de acuerdo con ProMéxico), fijándose como objetivo duplicarlas para 2017.
La renegociación del Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea es un punto pendiente en la agenda comercial de México que, de confirmarse, fortalecerá aún más los intercambios entre ambos países.
En nuestro país existen, según datos de la Embajada de Francia, aproximadamente 400 empresas francesas repartidas en una amplia gama de sectores, entre los que destacan representantes de la industria aeroespacial, ampliamente mencionada (Airbus, Safran), industria terapéutica y farmacéutica (Sanofi), industria de transporte (Valeo, Renault-Nissan), química, perfumes y cosméticos (L’Oréal); equipamientos y materiales de construcción (Saint Gobain) y sector agroalimentario (Danone), entre otros. Por su parte, en Francia, la empresa mexicana con la inversión más representativa, aunque no la única, es Cemex.
El interés por fortalecer la relación fue refrendado por ambos países en ocasión de la visita del mandatario francés a México en abril de 2014. Es evidente que tanto Francia como México se verán beneficiados con el fortalecimiento de las relaciones y que ambos pueden sacar importantes ventajas en materia política, económica y diplomática.
En materia política es claro que, si el resultado de las elecciones en México es favorable al presidente Peña Nieto, su visita a Francia el próximo 14 de julio, a invitación del presidente Hollande, le abre una oportunidad para pasar un mensaje político desde la perspectiva de una joven democracia invitada a observar, compartir y reflexionar sobre la celebración de un momento crucial en la construcción de una de las democracias más antiguas.
Con el relanzamiento de la relación bilateral y las recientes reformas de Estado en México, detonadoras de un creciente clima de confianza, se abren nuevas oportunidades de inversión para el país galo en nuestro país, que ve en México a un importante socio en sí mismo, pero también como un puerto de entrada a los mercados de América Latina y de América del Norte, sobre todo en el sector aeroespacial, posicionando a nuestro país como plataforma productiva y proveedora de servicios para abastecer al mercado de la región.
En contrapartida, para México, el país galo representa la posibilidad de diversificar y ampliar sus exportaciones, explotando más ampliamente nichos existentes como el del sector agropecuario y acuícola, de los que nuestro país es un importante productor a nivel mundial. Adicionalmente, el fortalecimiento de su relación con Francia y la confianza que esta puede generar en el resto de los países de la Unión Europea puede ser también un puerta de entrada para incursionar más ampliamente en el mercado europeo en sectores más nuevos como el de comunicaciones, en el cual nuestro país tiene un enorme potencial, como es el caso de las ventas recientes de satélites mexicanos (Satmex).
Para ambos países, el fortalecimiento de su relación puede ser aprovechada positivamente en el campo de su política exterior y de la cooperación internacional en donde, frente a muchos temas capitales, manejan posiciones comunes y comparten principios similares que les permitiría plantearse estrategias para hacer avanzar las agendas en los foros respectivos, como la cobertura universal de la salud, prioritaria en la declaración final de la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas, celebrada en junio de 2012; la reforma del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, en la búsqueda de una mayor representatividad, eficiencia y transparencia; en relación al régimen de cambio climático y el compromiso de ambos países para unir esfuerzos que permitan lograr su fortalecimiento en perspectiva de la COP21, que se llevará a cabo en París a finales de año; en materia de desarrollo sustentable, en el que ambos países vienen trabajando de manera conjunta en el diseño e implementación de ciudades sustentables, reto de gran importancia en materia de políticas públicas.
Para concluir…
El recorrido ilustra y, si se tiene sensibilidad, impresiona. Francia es historia, cultura, industria y civilización en el más amplio sentido de la palabra. Entender su camino a lo largo de los siglos es tarea de historiadores, sin embargo, comprender su presente es compromiso de todos los que somos testigos de un país moderno y vigoroso. ¡Dicho esto, sin ánimo de ofuscar, a algunos de sus pesimistas ciudadanos!
__________
1 Global Wind Energy Council <http://www.gwec.net/>.
2 Service de presse Ubifrance <http://www.ubifrance.fr/espace-journalistes.html>.
3 Unión Internacional de Caminos Ferroviarios.
4 Eurostat.